capítulo sesenta y seis

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_ ¡Dios mío no puedes morirte!, ¡no puedo cargar con otra muerte a mis espaldas!
---- Tranquila no es tu culpa, además a este chico no le quedaba mucha vida, su salud estaba demasiado deteriorada.
_ ¡Eso no es razón para que tú decidas cuando debe morir!, ¿además que haces aquí?, se suponía que no debías dejarte ver.
Ahora hablaba con esfuerzo ya que la vida de aquel chico estaba a punto de llegar a su fin.
---- Ya pero todo se fue a la mierda en cuanto los planes cambiaron, además había prometido protegerte y lo he cumplido, no me arrepiento de estar aquí.
El reloj que llevaba puesto empezó a emitir una señal y aquel chico cogió débilmente mi mano.
---- Beel, ahora necesito que tú me hagas un favor, levanta el mantel de la mesa camarera o carrito de aperitivos, me da igual como se llame y aprieta el botón rojo, luego solo tendréis ocho minutos para llegar todos a la habitación y protegeros, los demás están esperando detrás de esa puerta.
_ ¿Y tú que harás?
No hubo respuesta, una fuerza invisible lo empujó fuera del cuerpo de aquel chico, pulsé el botón rojo y luego busqué a mi madre entre toda aquella multitud, algunos de aquellos entes empezaban a ser expulsados de los cuerpos que habían ocupado , corrí hacia mi madre, la llamé y la zarandeé un poco, estaba en estado de shock como muchos otros, Sandro abrió la puerta y las primeras personas empezaron a salir de allí, uno de los entes que aun ocupaba un cuerpo pero que se le hacía difícil permanecer en él tiró el mantel que escondía la bomba antes de acabar expulsado fuera del cuerpo definitivamente. Ahora los entes estaban al corriente de nuestro plan, sabían que ya conocíamos la existencia de las bombas N y que aquello era el fin de sus días. Habían rodeado a uno de los entes, no tenía ni idea que le estaba ocurriendo y si le estaban haciendo daño pero tenía la certeza que aquel ente al que habían rodeado era el que yo conocía muy bien, el que me había usado y manipulado, el que había odiado y echado de menos, con el que había compartido mi cuerpo y puede que también mi alma, y el que me había también protegido. Ahora se encontraba en peligro y yo no sabía cómo ayudarlo, le grité que podía usar mi cuerpo que yo se lo ofrecía voluntariamente, que teníamos que salir de allí, a pesar que todos eran iguales reconocí sus ojos, me miraron unos segundos antes de volver a ser rodeado por los otros entes. Algunos de aquellos entes se habían lanzado hacia mí con la intención de penetrar en mi cuerpo pero rebotaban y acababan flotando a unos metros de distancia. Alguien me cogió por el brazo empujándome hacia fuera.
_ Vamos, debemos darnos prisa, ya no queda mucho tiempo.
Era Raquel que me llevaba fuera de aquella habitación, eché un último vistazo, apenas quedaban unas tres personas, podía ver el cuerpo inerte de aquel chico y los entes que se movían imparables de un lado a otro, intentando traspasar la paredes, la ventana e incluso salir por la puerta abierta pero acababan rebotando y girando sobre sí mismo hasta el centro de la habitación.
_ ¡Y mi madre!, ¿dónde está mi madre?
_ Tranquila, está bien, solo tiene un corte en un brazo pero es superficial, la están llevando para la sala de protección al igual que los demás, ahora debemos irnos
Eché un último vistazo a mi protector amigo que seguía enjaulado en aquella habitación, me despedí de él y corrimos hacia el túnel donde una habitación repleta de gente nos estaba esperando. Nos sentamos en uno de los lugares que quedaban libres y luego de entrar la última persona cerraron la puerta, no me di cuenta de que había derramado algunas lágrimas hasta que Raquel puso su mano en mi hombro y me dijo que lo sentía, le sonreí y asentí con la cabeza, luego me limpié las lágrimas. Miré a mi alrededor, algunas personas estaban heridas, Declan estaba curando a su hermana de una herida en el lateral derecho de su cuerpo, a unos pocos centímetros del ombligo, me acerqué a mi madre para preguntarle si estaba bien, le miré la herida, Raquel tenía razón era poco profunda, le ayudé a desinfectarla, y luego le puse un vendaje, la dejé sentada en un lado de la habitación y le dije que luego hablaríamos de todo lo ocurrido pero ahora debía ayudar a la gente que estaba herida de gravedad. Me acerqué a Declan y le pregunté cómo se encontraba su hermana, se había calmado y ahora estaba durmiendo pero en cuanto saliésemos de esta habitación tendría que llevarla al hospital. Junto con Raquel y otras personas ayudamos en la medida de lo posible a curar las heridas pero algunas eran demasiado profundas y graves, si no salíamos pronto del lugar puede que no tuviesen oportunidad de sobrevivir. No sé cuánto tiempo llevábamos encerrados en aquella habitación porque había demasiados heridos que ayudar y cuidar, le servimos comida y bebida e hicimos todo lo posible para que estuviesen cómodos y sufriesen lo menos posible pero apenas nos quedaban analgésicos e incluso tuvimos que coser las heridas a un par de personas. Regresé al lado de Declan, su hermana se había vuelto a dormir pero empezaba a tener fiebre.
_ ¿Cómo está?
_ Empeorando, temo que si no salimos de aquí pronto no vivirá.
_ Ten fe, estoy segura de que saldrá de ésta, ¿necesitas algo?, ¿quieres que me quede con tu hermana un rato?
_ Gracias pero prefiero hacerlo yo.
Después de darle ánimos me senté de nuevo al lado de mi madre, seguía callada y observando a la mayoría de los que estaban en la habitación.
_ Mamá, ¿cómo estás?
_ Como si estuviese despertando de una pesadilla, tengo un terrible dolor de cabeza.
_ Espera voy a traerte paracetamol.
_ No, déjalo esa gente lo necesita más que yo.
Uno de los rastreadores se levantó y habló en voz alta para que todos pudiésemos oírlo.
_ Ya han pasado varias horas, deberíamos comprobar cómo se encuentra el edificio, ¿algún voluntario?
Algunos de los rastreadores seguían cuidando de sus familiares y otros estaban proporcionándoles ayuda por eso me levanté y me ofrecí voluntaria para inspeccionar el edificio, aunque antes debían explicarme cómo usar aquel aparato para medir el nivel de radiación, también quería averiguar qué había ocurrido con los entes y sobre todo con Kásper.
_ Gracias Beel pero tú no tienes la fuerza suficiente para llevar este traje, recuerda que está recubierto de plomo, lo haré yo.
El que habló era Renato, la verdad era que su cuerpo y su fuerza no eran comparables con la mía y me sentía muy pequeñita a su lado. Después de colocar el traje con cierta dificultad y comprobar el funcionamiento del aparato que nos diría si el ambiente afuera era el adecuado para poder irnos, salió de la habitación. Caminaba lento y si no fuese por el color se parecería bastante a un astronauta, después de que se fuese volví a sentarme con mi madre.
_ ¿Cómo va ese dolor de cabeza?
_ Con unos días de descanso y medicación me encontraré bien, dime, ¿tú me puedes explicar cómo he llegado aquí y que es lo que está pasando?
_ Te prometo que te lo contaré luego pero ahora no es el momento, ¿qué es lo que recuerdas?
_ No sé, me siento como si estuviese bajo los efectos de las drogas, me siento extraña, cansada e incapaz de reconocer a mi propio cuerpo, cómo si no fuese yo la que moviese mi cuerpo, como si fuese una marioneta y otra persona se hubiese hecho con el control de mi mente y de mi vida, era una sensación muy rara, como si ya no fuese dueña de mí misma y mis facultades mentales y físicas se viesen incapacitadas y alguien mucho más fuerte y poderosa que yo tomase el control, me sentía como si fuese una simple espectadora de mi propio cuerpo y de las decisiones que tomaba y te aseguro que esa sensación era horrible. No estoy muy segura de lo que ocurrió en la otra habitación ni porque te encuentras en este lugar, espero equivocarme y que esto no sea una secta o algo similar pero cuando salgamos de aquí tú y yo nos iremos a casa, tenemos mucho de qué hablar.
El rastreador regresó y después de despojarse de todo y beber un poco de agua nos enseñó el nivel de radiación, aún seguía con niveles altos y tendríamos que esperar al menos un par de horas más. La gente empezaba a impacientarse y hubo algunos murmullos, seguidos de enfados y gritos.
_ ¡Yo no puedo esperar más, mi padre se está muriendo si no lo llevo a un hospital así que me da igual lo que digáis pero me largo de aquí, esto es una locura.
Después de insistirle mucho de que salir de allí sin protección era peligroso dejó de escucharnos y junto con dos amigos más y sus familiares salieron de la habitación, no sé qué ocurriría con ellos pero ya no estaba en nuestras manos ayudarles, nosotros no podíamos retenerlos en esta habitación si ellos no querían estar aquí. Por lo menos Declan no se había ido con ellos aunque su rostro mostraba preocupación, su hermana seguía dormida pero de vez en cuando emitía algún quejido. Cuando volvimos a comprobar el nivel del aire y nos dijeron que ya no había peligro para salir del edificio, nos movimos rápidamente para ayudar a los que estaban más graves y que se los llevasen al hospital. Me había ofrecido para acompañara a Declan y a su hermana pero rechazó mi ofrecimiento, no niego que aquello me dolió pero también sabía que estaba pasando por malos momentos así que no insistí. Fabián me dijo que fuese con mi madre y descansara, que ellos se ocuparían de todo, en cuanto llegasen más heridos al hospital y supiesen de donde habían salido tendrían que hablar con la policía así que cuanto menos gente hubiese en el lugar mejor, algunos de los rastreadores se ocuparían del resto de los familiares y hablarían con ellos, ahora lo importante era permanecer lo más discretos posibles. Mi madre y yo nos fuimos junto con otras personas en las furgonetas que habían traído los entes, nos dejaron en la estación más cercana y después de varias horas llegamos a casa. Después de darme una ducha y comprobar que mi madre estaba bien y descansando llamé a Declan, salió su contestador automático, lo intenté varias veces durante el resto del día pero seguía inactivo, lo mismo ocurrió con el teléfono de Fabián o Sandro, supongo que querían descansar de todo lo que había ocurrido. Pasaron varios días y mi madre y yo pudimos hablar de lo que le había pasado, no podía contarle lo de los entes, aunque podía convencerla de su existencia después de lo que vivió no quería que su vida cambiase como me cambió la vida cuando supe de ellos así que la dejé creer que sí la habían drogado por días, por eso aquellas sensaciones y alucinaciones y también que quién los secuestró era una secta y que todo estaba en manos de la policía. Sé que no me creyó del todo pero le pedí que por favor que lo dejara estar, que no indagada en nada más, que era mejor así, me lo prometió a cambio de que yo no me implicara en cosas peligrosas, que ya había perdido a mi padre y no quería también perderme a mí, sé que después de nuestra conversación las cosas empezaron a ir mejor, nuestra relación había mejorado y avanzado. Llamé varias veces a Declan durante los siguientes días después de su despedida en el monasterio pero su teléfono seguía apagado.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora