capítulo cincuenta

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_ ¿Tú y esa chica estáis juntos?
Me miró como si no entendiese a que venía aquella pregunta.
_ Tu teléfono se perdió en su habitación, supongo que eso lo explica todo, lo siento, no es asunto mío, tú y yo no tenemos nada, puedes hacer con tu vida lo que sé te dé la gana.
Antes de que me pudiese responder la puerta del ascensor empezó a abrirse y yo salí rápidamente de él, me sorprendió ver a lo largo de la puerta un cordón policial.
_ ¿Qué ha pasado aquí, porque ha estado en este apartamento la policía?
_ No tengo ni idea, yo no la he llamado, ni siquiera pude coger el teléfono para avisarles antes de que tus amigos me secuestrasen.
_ Para empezar no son mis amigos, yo elijo quién quiero que forme parte de mi vida o de mi entorno, solo trabajo con ellos y ahora no estoy muy seguro ni siquiera de eso.
_ ¿Cómo vamos a entrar, no tengo las llaves?
_ Me subestimas cariño.
Quería decirle que yo no era su cariño, que tal vez fuese la pelirroja que estaba esperándonos en el coche pero al final me mordí la lengua, no quería que pensase que estaba loca de celos aunque fuese cierto. Después de que Declan hubiese abierto la puerta con una facilidad admirable entramos en el salón, no me acordaba de lo desastroso que había quedado el apartamento, había muebles rotos o fuera de su sitio, cristales por el suelo junto con algunos objetos de decoración, parecía que había pasado por él un vendaval arrasando con todo, las otras habitaciones estaban igual de desastrosas. Me fui a la que era mi habitación y cogí una camiseta y un pantalón que había tirado en el suelo, ya que en el armario y la cómoda ya no quedaba ninguna prenda en su sitio, también cogí ropa interior y me fui al baño, Declan desde otra de las habitaciones me gritaba que me diese prisa porque puede que la policía no tardase en llegar, demasiados vecinos chismosos. Luego de sentirme limpia me fui hasta el salón, Declan no estaba allí, cogí la llave de la taquilla de la universidad que tenía escondida y aún seguía allí y luego me fijé en el suelo donde había un marco roto con los cristales esparcidos y la foto de Eduardo sonriendo a mi lado el día que nos fuimos al pinball, la cogí con cuidado y la observé, recordaba aquel día, lo habíamos pasado muy bien, él siempre me hacía olvidar los malos momentos.
_ ¿Estás lista?
_ Sí pero tal vez debería llamar a mi madre y a mis amigos, puede que estén preocupados por mí.
Me giré y vi como observaba la foto que tenía en mi mano, la metí en la mochila que había cogido junto con alguna ropa y cosas que podía necesitar y salimos hacia el ascensor. Cuando llegamos al coche Declan seguía sin hablar, pensé que me preguntaría por la foto y porque quería llevarla conmigo pero no fue así, recorrimos la distancia que nos faltaba para llegar a la universidad traspasando los límites de velocidad, esperaba que ningún policía nos detuviese. Eran las siete y diez cuando aparcamos delante de mi facultad, a esas horas pocos estudiantes se encontraban por los pasillos, así que esperaba pasar desapercibida. Decidimos que iría sola, allí no correría ningún peligro además no llamaríamos tanto la atención, porque ellos verdaderamente llamaban la atención. Caminé por el pasillo todo lo deprisa que podía pero antes de llegar a las taquillas miré a través de la puerta de la sala de matemáticas que estaba entreabierta porque algo extraño estaba ocurriendo allí, tres chicos estaban en cuclillas golpeando a otro que se encontraba encorvado en el suelo. Sentí curiosidad hacia uno de ellos porque un ser etéreo rodeaba su cuerpo, sabía lo que significaba aquello. Los manuscritos tenían que esperar, entré aparentando tranquilidad y me paré a unos metros de ellos.
_ ¿Qué ocurre aquí, que os ha hecho ese tío?
El chaval que llevaba al ente en su interior se levantó y me miró unos instantes, antes de pegarle un par de patadas al chico que estaba en el suelo.
-- ¿Y a ti que te importa?, lárgate de aquí y cierra la puerta.
_ Pues va a ser que no.
El mismo chico paró de golpear al otro y los demás lo siguieron aunque seguían agarrándolo contra el suelo.
-- ¿Qué pasa, quién eres tú, su novia o algo así?
_ No, yo la conozco, la he visto con el chico que se suicidó, incluso he ido a su entierro.
-- ¿Y qué coño haces aquí, quieres ocupar su lugar?, parece que ya te han dado de lo lindo a juzgar por los golpes en tu cara, aunque podemos llegar a un acuerdo.
De nuevo volvió a hablar el chico del ente, me miró de arriba abajo.
-- ¿Qué, te apetece negociar?, puedo dejarlo en paz si me haces a mí y a mis amigos unas cosillas.
Los tres sonrieron, los miré con cara de asco antes de volver a hablar.
_ Soltarlo ya, ¿no os parece de cobardes luchar tres contra uno?
El chico que hacía de líder se fue acercando a mí, vi como su ente se escapaba de su cuerpo y se abalanzaba contra el mío aunque en el mismo instante que me rozó su forma etérea fue impulsada hacia atrás, el chico se había quedado parado sin saber que hacer hasta que de nuevo recuperó a su intruso y uno de sus puños intentó golpearme, los otros dos chicos lo miraban sorprendidos, yo pude esquivar el primer golpe, pero cuando iba a lanzarme otro la puerta se abrió y apareció Declan furioso, los dos chicos se levantaron rápidamente del suelo y el que estaba mi lado lo miró primero sorprendido y luego con miedo, Declan nos observó a todos. Habló primero con el chico que estaba en el suelo, tenía la puerta cerrada y bloqueaba la entrada.
_ ¡Tú, lárgate de aquí!
El chico no se lo pensó dos veces, se levantó y salió corriendo por el pasillo cuando el rastreador se hizo a un lado para que pudiese abrir la puerta, los otros dos junto con el que hacía de líder se abalanzaron hacia él pero los pudo reducir en cuestión de minutos, uno de ellos estaba en el suelo con una mueca de dolor en su rostro, el otro después de golpearlo un par de veces y ver que no tenían posibilidad de ganarle salió de la habitación a la velocidad del rayo y al que llevaba el ente en el cuerpo lo tenía agarrado por el cuello de la camisa.
_ ¡Vete, yo me ocupo de él!
_ ¿Qué vas a hacerle?
A mi mente vinieron las imágenes de Eduardo de nuevo, a pesar de lo imbécil que era no quería que terminase con su vida.
­_ Nos vemos en el coche, ¡ahora vete a buscar esos malditos escritos!, ya hemos llamado demasiado la atención, ¿no crees?
Salí de allí echando un último vistazo a la sala y luego corrí hacia las taquillas, una vez que recogí la carpeta con toda la información sobre aquellos seres etéreos salí al exterior en dirección al coche. Me estaban esperando con el motor en marcha y una vez dentro de él salimos de allí a toda pastilla, Fabián se había sentado detrás al lado de Kiara dejándole su asiento de copiloto a Declan, el primero me sonreía mientras me hablaba.
_ Así que has vuelto a meterte en problemas, ¿por qué no me sorprende? Parece que Declan te conoce muy bien porque presentía que algo te había ocurrido para tardar tanto, así que tu caballero de brillante armadura fue en tu busca y por el regalito que nos ha traído parece que estaba en lo cierto.
_ ¿Dónde está el chico?
Miré por el retrovisor los ojos de Declan, el me miró unos segundos antes de fijar la vista de nuevo al frente, volví a preguntarle de nuevo ya que me estaba ignorando a propósito. Escuché una especie de murmullo que venía del maletero, fue Fabián el que habló de nuevo.
_ ¿Eso responde a tu pregunta?
_ ¿Lo habéis secuestrado, que pensáis hacer con él?
_ ¿Qué, sigues pensando que somos unos asesinos? , porque por tu cara de antes es lo que parecía, te pedí solo una cosa, algo tan sencillo como recoger unos papeles y salir de la universidad sin provocar ningún altercado y ni siquiera de eso eres capaz, ¿y ahora pretendes juzgarnos a nosotros?
Me había sorprendido la furiosa voz de Declan, pero no pensaba acobardarme ante sus palabras.
_ ¡Yo no he pedido tu ayuda!, ¡puedo valerme por mí sola!
_ Claro por eso estamos ahora mis amigos y yo en este coche huyendo de la orden y protegiéndote de tus imprudencias, ¿ porque no puedes por una maldita vez seguir las normas y dejar de ponernos a todos en peligro?
_ ¡No necesito tu protección, imbécil!
_ ¡Vale, ya está bien, vamos a calmarnos todos!
Sandro había girado a la izquierda para meterse por un camino estrecho y luego conducir por un sendero de tierra hasta que dimos con una pequeña cala, desierta de bañista o de gente paseando por la playa.
_ Ahora vamos salir al exterior y relajarnos todos, Declan y yo nos ocuparemos del chico, Kiara, ¿puedes ayudarnos?, Fabián y Beel estarán atentos por si aparece alguien, ¿estamos?, sacaron al chico y se fueron con él hasta unas pocas rocas que quedaban ocultas detrás de la pequeña playa. Nosotros dos permanecimos en alerta buscando cualquier signo de vida que perturbase la tranquilidad del lugar, después de unos minutos sin hablarnos me acerqué a él.
_ ¿Fabián tienes teléfono?
_ No, Declan nos obligó a deshacernos de ellos por si los tenían hackeados, pero compraremos unos cuando lleguemos a la ciudad.
_ ¿A dónde vamos?
Dudó unos instantes antes de que yo volviese a hablar.
_ ¿Es que no confías en mí?
_ ¿En ti?, tú tienes ciertas inseguridades hacia nosotros, ¿por qué debería confiar en ti?
_ ¡Joder!, por qué he puesto mi vida en peligro para que obtuvierais esos informes sobre los entes.
_ No te equivoques Beel, aún no sé si me caes bien o mal pero tú no has hecho esto por nosotros, puede que tal vez por ti misma, o por esa escritora de la que hablas o probablemente por tu amigo muerto, puede ser por un sinfín de cosas, pero no por nosotros.
Cuando estaba a punto de contestarle, Kiara apareció en nuestro campo de visión y traía con él al chico aunque parecía un poco perdido y azorado.
_ Vamos Fabián, llevemos a este chico hasta la parada más próxima de autobús, sube Beel.
_ ¿Y los demás?
_ Luego vendremos a por ellos, ahora están charlando.
Fabián condujo durante casi media hora mientras los que nos encontrábamos en el coche permanecíamos en silencio. Después de ver como aquel chico cogía el autobús sin habernos dirigido ni una palabra y tampoco ninguna mirada regresamos en busca de Declan y de Sandro.
_ ¿Qué le pasaba al chico, está bien?
_ Se pondrá bien, tú como portadora de un ente deberías saberlo, por un tiempo se sentirá raro, perdido, es consciente de lo que ha hecho y quién le ha obligado a hacerlo, ahora se siente libre, tiene miedo pero tendrá que afrontar el pasado y salir de las situaciones que ha ido generando como buenamente pueda. No tenemos personal para ayudarlos a salir de este tipo de situación, para nosotros también es nueva esta particularidad, antes simplemente le ayudamos con lo que nos pedían, que era morir dignamente porque la situación era irreparable. Sé que estás en contra de lo que le hicimos a la gente pero aunque no estamos orgullosos con nuestro procedimiento créeme cuando te digo que en la mayoría de los casos fue lo mejor, hemos visto como destruían, humillaban y les hacían hacer cosas a las personas que poseían en contra de sus creencias, de su voluntad, hemos visto como llegaban al límite, como sufrían, como suplicaban que aquella tortura llegara a su fin, tú no sabes nada de nosotros, puede que nos veas como sociópatas, personas sin escrúpulos o sentimientos pero estás equivocada, hemos tenido nuestras pesadillas, nuestros momentos bajos, incluso Declan, pero teníamos que ser fuertes para acabar con los entes antes que ocuparan a más humanos. Y ahora resulta que podíamos haber salvado a la mayoría de aquella gente gracias a la información obtenida de ese ente y que todo por lo que luchábamos se ha desmoronado, ahora hay incertidumbre a nuestro alrededor y ya no sabemos en quién confiar. ¿Cómo crees que nos sentimos nosotros?

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora