Vimos una furgoneta con el logotipo del motel y le preguntamos al dueño si nos la prestaría, al principio se negó pero luego de hacerle una oferta tentadora nos dio las llaves. Le hablé un poco de la madre de Eduardo y de la promesa que le había hecho y luego le di la dirección de la residencia, él suspiró.
_ Esperemos que podamos llegar antes de que los demás aparezcan, por cierto, nada de meterse en problemas, diez minutos te llegan para despedirte de ella y darle la maldita pulsera, ¿estamos?, yo asentí con la cabeza. Cuando aparcamos salí del coche a toda prisa, Fabián me seguía, me paré y lo miré.
_ ¿Qué haces?, ¡no puedes venir conmigo!
_ Claro que puedo, no pienso apartarme de tu lado hasta que seas problema de otro.
_ ¡Oye, no me trates como si fuese una niña pequeña!
_ Pues deja de comportarte como tal.
_ Está bien puede venir conmigo pero cuando lleguemos necesito espacio para hablar con ella.
Una vez en el mostrador me identifiqué, les pedí perdón por no venir en horario de visita pero que me iba por un tiempo y no sabía cuándo regresaría, quería despedirme de ella. Al poco rato apareció la misma mujer que me atendió la última vez que estuve allí, me miró primero a mí y luego a mi acompañante, me dijo que Clara estaba en su habitación, había actuado de forma extraña desde la mañana muy temprano, no sabían cómo pudo conseguir un rotulador de tinta permanente pero cuando la llevaron a la sala empezó a dibujar símbolos extraños en los libros, estaba como poseída, a pesar de ser delgada y de no tener mucha fuerza necesitaron de tres hombres para poder sujetarla, la dejaron en su habitación y le dieron unos calmantes, creyeron que se había dormido pero cuando le llevaron la comida, no saben cómo pudo levantarse y colocarse ella sola en la silla, se hizo un corte en el brazo con una astilla que sobresalía de uno de los muebles y con la sangre pintó la pared con más símbolos y debajo mi nombre, la encontraron en el suelo desmayada al pie de la silla, Me llamaron pero mi teléfono decía que no estaba operativo, iba a darle el nuevo número pero Fabián se dio cuenta de mis intenciones porque me agarró un brazo y cuando lo miré negó con la cabeza. Me mantuve callada hasta que llegamos a la sala, me enseñó los libros, en varias páginas había dibujado un mismo símbolo una y otra vez, mi acompañante le pidió permiso para sacar una foto con su móvil, luego nos llevó hasta su habitación, Clara estaba en la cama, parecía relajada y tranquila, en una de las paredes se encontraba el dibujo de otro símbolo y mi nombre escrito varias veces debajo de él, ¿qué significaba aquello?, la observé, en uno de sus brazos le habían puesto un vendaje, tenía miedo que una neblina se moviese alrededor de ella pero no veía ningún ser etéreo rondarle, les pedí que me dejasen unos minutos a solas con ella, me dijeron que estarían al otro lado de la puerta. Me acerqué a ella, su rostro había vuelto a envejecer un poco más desde mi última visita, no sabía lo que le había ocurrido pero le prometí que yo cuidaría de ella, no dejaría que ningún ente ocupase su cuerpo como lo habían hecho con su hijo, cogí su mano y me dispuse a colocarle la pulsera. De pronto abrió los ojos y yo me asusté, echando mi cuerpo para atrás, aquellos ojos no eran los de la madre de Eduardo, una sonrisa se dibujó en su rostro.
---- Hola Beel, cuánto tiempo, creía que sería más fácil dar contigo pero me lo has puesto muy complicado, tenía que haberte matado en aquella azotea junto con tu amigo, si no fuese por el rastreador lo hubiese conseguido.
Me había agarrado mi muñeca fuertemente, a pesar de que aquella mujer se veía débil, el ente había conseguido que su agarre fuese doloroso, conseguí deshacerme de su amarre y di un paso atrás.
_ ¿Qué has hecho con el cuerpo de Fernando?
---- Ese no es tu mayor problema, quiero que me entregues los manuscritos de la zorra de la escritora, quiero que los lleves al monasterio y que tú y los amigos que te han ayudado a escapar regresen para presentarse ante los líderes.
_ ¿Líderes?, y una mierda, no vamos a regresar pero sí que vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para librarnos de todos vosotros.
---- ¿De verdad?, ¿osas desobedecerme?, entonces será tu familia y tus amigos los que pagarán por ello.
_ ¡No te acerques a ellos!
Había gritado demasiado fuerte aquellas palabras, la puerta se abrió segundos después, yo estaba de pie a un par de metros de Clara, ella tenía medio cuerpo levantado y me sonreía.
_ ¡Aléjate de Clara!
Fabián se acercó a mí, yo sentía que estaba alterada.
_ ¿Qué ocurre Beel, hay uno de ellos aquí?
_ Sí pero no consigo verlo.
_ ¿Cómo que no consigues verlo?
La doctora y una cuidadora nos miraba como si estuviésemos locos, el cuerpo de Clara cayó de nuevo en la cama, sus ojos estaban abiertos pero ya no era la misma mirada de antes, yo me acerqué a ella y le puse la pulsera con rapidez, luego observé toda la habitación en busca del ente, no lograba verlo, ni siquiera podía notar su presencia.
_ ¿Qué está pasando aquí, y qué es eso que le has puesto?
La doctora se acercó a Clara y empezó a hacerle un pequeño reconocimiento, luego miró la pulsera.
_ Es un recuerdo de su hijo, la última vez no pude traérsela, Eduardo me dijo que es como si estuviese con ella, protegiéndola.
_ Está bien pero ahora deben irse, necesita descansar, ha tenido un día de lo más extraño.
Antes de salir de allí les di las gracias por cuidarla y les dije que las llamaría para saber por la salud de Clara. Una vez en el coche me quedé pensativa y luego llamé a Adam, no me cogió el móvil y empecé a ponerme nerviosa, luego llamé a mi madre y tampoco lo cogió, intenté llamar a Olga pero mi teléfono se apagó. Esa mañana con las prisas para hablar con Adam me había olvidado de cargar la batería.
_ Mierda, necesito tu teléfono Fabián.
_ Tranquilízate y dime qué mierda te pasa.
_ ¡Había un ente gris en el cuerpo de Clara, el mismo que intentó matarme junto con mi amigo en aquella azotea!, me ha amenazado, si no regresamos a la sede y le llevamos la información que tenemos sobre ellos, mi familia y mis amigos lo pagarán, ¡tengo que llamarlos!
_ ¡Joder, mierda!, ¿cómo es posible que no te dieses cuenta de que esa mujer estaba poseída por uno de ellos?
_ ¡No lo sé!, creo que el tatuaje empieza a fallar o simplemente era una pequeña ayuda a corto plazo, pero ese no es mi mayor problema ahora, ¡necesito tu teléfono, necesito saber que mi familia está bien!
Fabián me entregó su móvil muy a su pesar y me dijo que no me extendiese mucho, llamé a mi madre pero no me cogió su teléfono, estaba fuera de cobertura, llamé a Olga y luego de varios tonos su voz se escuchó al otro lado. Le pregunté si estaban bien ella y mi hermana y si llevaban puesto los regalos que le había dado, me respondió que sí y que era lo que me pasaba que se me notaba alterada.
_ Necesito que no me hagas preguntas, te prometo que te hablaré de ello más adelante pero ahora quiero que cojas una semana o quince días de vacaciones y te vayas con algún familiar o amigo lejos de la ciudad y que no le digas a nadie tu destino, no puedo explicarte por qué pero puede que estéis en peligro, necesito asegurarme que estaréis a salvo. No por favor no quiero que te asustes, yo estoy bien pero simplemente es por precaución, por favor hazlo y cuando tengáis todo listo llámame a este número.
Sonaba un poco loca pero no sabía que más hacer para alejarlas de los entes, sabía lo malvados que podían a llegar a ser, aunque era una locura solo a uno de ellos lo echaba de menos, a mi intruso, tal vez si él estuviese aquí conmigo podría decirme que paso dar a continuación. Intenté de nuevo llamar a mi madre pero su teléfono seguía sin estar operativo, empezaba a ponerme nerviosa, llamé a Adam, Fabián me miraba con cara de reproche. Él tampoco cogía el teléfono, ¡mierda!, cuando iba a marcar de nuevo el sonido de una llamada me sorprendió, miré a Fabián, solo tres personas podían llamar y me asustaba contestar porque seguramente estarían cabreadísimos.
_ ¡Vamos Beel responde!
Yo negué con la cabeza, cuando se cortó la llamada intenté de nuevo hablar con Adam o con alguna de mis compañeras pero ninguna había cogido el teléfono, eso no era bueno.
_ Tenemos que ir a verlos Fabián, necesito saber que están bien, si algo les sucede no podría perdonármelo jamás.
_ ¿Tú estás loca, quieres que me mate Declan o los demás?
_ Tú puedes quedarte aquí, llámalos para que te recojan, yo puedo ir sola, no pienso abandonarlos, he perdido ya a un amigo, no pienso perder a nadie más, sabes que no me podéis retener contra mi voluntad, y si llego tarde para ayudar a mis amigos jamás os lo perdonaré.
_ ¡Joder Beel, si no acabamos muertos por los entes nos matará nuestros amigos!, recuérdame que no me preste para hacer grupo contigo, estar contigo es peligroso.
Aquellas palabras me dolieron porque era cierto, la gente que me rodeaba había acabado mal, amenazadas, golpeadas e incluso muertas.
_ Perdona no debí decirte eso.
El teléfono volvió a sonar, dejamos que saltase el buzón de voz.
_ No, tienes toda la razón.
_ Beel tú no eres la culpable de lo que ocurre a tu alrededor, los entes son los verdaderos problemas y puede que gracias a ti acabemos con ellos muy pronto, ahora dime la dirección y pongámonos en marcha.
Paramos en una gasolinera, mientras llenaba el depósito se alejó unos metros y habló por teléfono, por las caras que ponía sabía que estaba hablando con alguno de sus amigos, puede que incluso fuese Declan, no tenía ni idea de cómo les iba a explicar esto pero ahora lo único importante es que todos estuviesen a salvo. Cuando entró de nuevo en el auto le pregunté si había hablado con ellos, me lo confirmó y que le había dado la dirección, ahora iban hacía allá, por lo menos le llevábamos ventaja así que no iban a detenerme. Volví a llamar a mi madre pero seguía sin contestar, el pitido del teléfono me decía que le quedaba muy poca batería.
_ ¿Qué le pasa a este grupo?, ¿nadie sabe cargar un puto teléfono?
_ ¡Eh, no me mires así!, nos lo han dado aún hoy, además tú no lo has hecho mejor.
Llamé de nuevo a Adam, esta vez sí contestó, le dije que llevaba un montón de tiempo intentando ponerme en contacto con él y que me esperase en el bar que iba en camino, necesitaba hablarle de algo importante. No dejé que me respondiese, necesitaba la poca batería que le quedaba al móvil para intentar contactar con mi madre. Después de varios intentos fallidos y de que al final el teléfono se apagó lo tiré en el asiento de atrás y agarré mi cabeza con mis manos, empezaba a dolerme, suspiré varias veces, necesitaba tranquilizarme, unos minutos después llegamos a la casa de mi madre, llamé varias veces pero no contestó nadie, su coche tampoco estaba, ¡mierda!, fuimos entonces a mi antiguo trabajo. En cuanto aparcó salí a toda prisa de la furgoneta y entré en el bar, Adam estaba en la barra junto con mi ex jefe y un camarero nuevo servía mesas, mi amigo al verme llegar le susurró algo a Marcos antes de venir en mi dirección, cuando salíamos del local Fabián llegaba a mi lado. Adam lo miró un poco sorprendido y luego me preguntó quién era él, le contesté rápidamente que un amigo pero que estaba ahí para hablar de algo importante y no tenía tiempo de responder a sus preguntas.
_ Tienes una gran facilidad para buscarte amigos que no te convienen.
_ ¿Oye tío pero tú que mierda te crees que eres?, no me conoces en absoluto para juzgarme así.
Fabián se había acercado a él y tenía puesto un dedo en su pecho como queriéndolo intimidar.
_ No me hace falta conocerte, a juzgar por tu ropa puedo imaginármelo.
Sabía que Adam estaba cabreado por mi desaparición pero tomarla con Fabián para calmar su enfado no era buen asunto, mi amigo apretaba más fuerte los puños y su rostro solo estaba a unos centímetros del de Fabián, una simple provocación haría que los dos iniciasen una pelea.
_ Así que tú eres el responsable de la desaparición de Beel.
_ ¡Eh vale calma!
Cogí a Adam por la cintura y lo arrastré conmigo unos metros lejos de Fabián.
_ ¡Adam, mírame, ahora!
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormalBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.