---- No digas estupideces, no te tomaba por boba.
_ ¡Eh!
---- ¿Con que nombre quieres que califique a la mujer que se deja embaucar por el hombre que quiere acabar con su vida?
_ ¿Es que aun no lo entiendes?, ¡no quiere acabar conmigo, sino contigo!
---- ¿De verdad eres tan ilusa?, ¿debo recordarte que los dos vamos en el mismo paquete? Esa persona ha matado gente antes, ¿crees que para él tú eres distinta?, lleva entrenando para cazar entes toda su vida, ¿piensas que lo va dejar pasar ahora?, pobre niña tonta.
Cuando iba a decir algo la puerta del baño se abrió, escuché voces en el exterior, me levanté despacio, abrí la puerta y después de lavarme las manos y la cara salí de aquel lugar, ni siquiera me presenté a las siguientes clases. Al llegar al apartamento me encerré en mi habitación, pensé en mis opciones y después de analizarlas bien empecé a empaquetar todas mis cosas, era hora de irse. Escuché el sonido de mi teléfono varias veces pero lo ignoré, tendría que darme prisa para salir de aquí. Una hora después el timbre de la puerta sonó repetidas veces, miré a través de la mirilla quien era la persona que estaba al otro lado para luego abrir con cara de enfado.
_ ¡Por fin!, estaba preocupada por ti, ¿qué te ha pasado?
_ ¿Qué me ha pasado?, ¿a mí?, me habías prometido esperarme en la entrada del campus, ¿dónde estabas tú?
_ Yo, yo, me ha surgido un imprevisto y no pude esperarte.
_ ¿No podías decírmelo por teléfono?, me hubieses ahorrado muchos problemas.
_ ¿Qué hacías con el tío con el que estabas?
_ ¿Quéee?, me has visto, ¿cuándo?
_ Por la ventana de la biblioteca, parecía que lo conocías, ¿es tu amigo o algo así?
_ ¿Me has visto con él y no te acercaste?, tal vez necesitaba tu ayuda, ¿no lo has pensado?
_ Por lo que yo he visto no parecía que necesitases de mí, a no ser que quisieses montar un trío.
Me puse roja como un tomate, le di la espalda y caminé hacia mi habitación, tenía que terminar de guardar todas mis pertenencias.
_ ¿Qué estás haciendo?, ¿te vas a alguna parte?
_ Sí, tengo que irme de aquí.
_ ¿Y a dónde piensas ir?, ¿pensabas contármelo?
_ Eduardo no tengo tiempo de discutir contigo, necesito acabar con esto.
Vi a mi amigo inquieto, caminar de un lado para otro, sus manos se posaron en su cabeza y luego las volvió a bajar.
_ ¿Tu huida tiene que ver con ese tío?
_ ¿Y eso que más da ya?, solo sé que necesito alejarme de este lugar.
_ Lo sabe, ¿verdad?, lo ha descubierto, te has dejado engañar.
Dejé de doblar mi ropa y lo miré con estupor mientras me acercaba lentamente a él.
_ ¿Qué quieres decir con eso?, ¿qué crees que ha descubierto?, Eduardo, mírame a los ojos.
Mi amigo levantó despacio la cabeza y sus ojos se centraron en los míos, me llevé una mano a la boca cuando descubrí los ojos extraños de otro ser en su mirada.
_ ¡Dios mío!
Caminé despacio hacia atrás hasta chocar contra mi cama, me dejé caer en ella, mis piernas temblaban y mis manos agarraban con fuerza la colcha.
_ ¿Desde cuándo sabías lo mío?
_ Desde casi el principio, quería contártelo Beel, ¡te lo juro!, pero ella no me dejó, no sabes lo mal que lo he pasado ocultándotelo.
_ ¡Espera!, ¿ella?, ¿quién es ella?
_ Ya lo sabes, te hablé de mi ente alguna vez.
_ ¿Esa era tu amiga?, ¿la que consiguió que el chico de la azotea se suicidase?
Me levanté de la cama y empecé a dar vueltas por la habitación mientras Eduardo no dejaba de observar. Recordé las palabras de mi ente. no olvides a tu amiguito el pelirrojo, él también esconde secretos, ¿has descubierto su secreto?.
_ ¡Tú lo sabías!, ¿verdad?
Esta vez se lo había preguntado a mi ente con una voz un poco más alta de lo que tenía planeado, pero estaba demasiado furiosa como para preocuparme ahora por ello.
---- No es culpa mía que no te hayas dado cuenta, intenté que lo averiguases tú sola, yo no podía contártelo.
_ ¿Por qué, que ganabas tú con eso?
El silencio envolvió la habitación durante unos segundos.
_ ¡Oh, dios mío!
Entonces lo comprendí todo, no voy a decir que te apartes de él, de hecho me gusta que estéis juntos, es estimulante, si tienes necesidad de desahogarte con alguien, ¿por qué no lo haces con tu nuevo amiguito?, no pienses, solo déjate llevar.
_ ¡A ella!, ¿verdad?, de alguna manera si yo me acostaba con Eduardo, era como si tú y esa. ¡no!
Corrí hacia la puerta de la entrada, Eduardo intentó pararme pero yo me había escapado de sus brazos y ahora bajaba a toda prisa por las escaleras mientras él gritaba detrás de mí.
_ ¡Espera Beel!, no puedes irte así, necesitamos hablar de todo esto, por favor.
_ ¡No, aléjate de mí!, no quiero volver a verte, ¿no lo entiendes?, confiaba en ti, joder, ¡confiaba en ti!, has roto lo único bueno que había entre nosotros.
Cuando salí a la calle ya no sentí sus pasos tras de mí, las lágrimas salían con ganas y era imposible pararlas, no tenía ni idea a donde ir, no sabía qué hacer.
---- Tenías que haberme escuchado y prestar más atención a mis palabras.
_ ¡Déjame, no quiero volver a escucharte nunca más!
---- Eso no va a ser posible.
A mi mente agotada y casi enloquecida se le vino la imagen de Amelia, no dejes que te atrape o jamás volverás a ser la misma.
_ Empezaba a confiar en ti pero solo has estado utilizándome a tu antojo, no pienso convertirme en tu marioneta.
Me había alejado de la ciudad y ahora estaba en lo alto de unos acantilados, el agua a unos metros bajo mis pies golpeaba las rocas con fuerza.
---- ¿Qué piensas hacer?
_ ¿De verdad que no lo sabes?, ¿quién es el tonto ahora?
---- ¡No lo hagas!
_ ¿Por qué?, ¿qué más te da a ti?, tú no tienes nada que perder en todo esto, encontrarás pronto a otro cuerpo que atormentar.
Mi pie había avanzado un paso más.
---- ¡No quiero otro cuerpo, te quiero a ti!
Mi cuerpo se paró, ¿que estaba diciendo aquel ente estúpido?
---- Si tú te mueres no pienso buscar un nuevo cuerpo, no quiero otro ser en el que vivir, solo te necesito a ti.
_ No pienso dejarme engañar de nuevo, además no me importa lo que tú quieras, tú has convertido mi vida en un tormento, en un infierno, me has convertido en la sombra de lo que era, solamente pretendía vivir feliz, ser como los demás.
Avancé de nuevo un paso más, sentía una presión fuerte empujando mi cuerpo hacia atrás, y mientras mi ente luchaba por alejarme del acantilado yo buscaba la fuerza para seguir adelante.
---- Piensa en esa niña, ha perdido un padre, ¿quieres que también pierda una hermana?, ¿quién la protegerá entonces?
_ No me vas a convencer, saldrá adelante, estoy segura de ello.
Ya estaba al borde del precipicio respirando mis últimas bocanadas de aire.
---- He cambiado de parecer, si acabas con tu vida puede que yo busque introducirme en el cuerpo de tu hermana, será lo más parecido a ti.
Dejé de moverme y retrocedí un paso.
_ ¡No te atreverás!
---- Si te tiras por ese acantilado jamás lo sabrás.
_ No puedes chantajearme de esa manera.
---- Claro que sí.
_ ¡Te odio, te odio con todo mi ser, y no pienso dejar que arruines también la vida de esa niña!
Regresé sobre mis pasos a la ciudad y después de caminar durante bastante tiempo golpeé la única puerta en la que creía que me sentiría segura. Cuando abrió la puerta me miró un poco sorprendida y luego me dejó entrar.
_ ¿Puedo quedarme esta noche aquí?
_ Por supuesto, ¿quieres hablar?
Negué con la cabeza, mis ojos aún estaban rojos de tanto que había llorado, se sentó a mi lado y durante un buen rato permanecimos calladas, solo roto por el silencio de nuestras respiraciones.
_ ¿Te puedo abrazar?
Me encogí de hombros, seguía sintiéndome una extraña en ese apartamento y abrazada a esa mujer que apenas conocía.
_ Como dijo una vez el poeta Gibran Khalil Gibran , del sufrimiento han emergido las almas más fuertes, los caracteres más fuertes se forjan a base de cicatrices, de enfrentar retos. No sé lo que te ha ocurrido pero te recuperarás y serás más valiente y más fuerte para enfrentarte de nuevo a los que te han herido pero mientras esperas a que emerjas puedes refugiarte aquí, yo estaré para lo que necesites al igual que tú estarás aquí para lo que mi hija necesite.
Me quedé dormida entre sus brazos, cuando desperté me encontraba tapada con una manta en el sofá, olía a café recién hecho, observé la estancia, estaba decorado con muebles sencillos pero todo coordinaba a la perfección, podía ver varias fotos mías a distintas edades. Me dirigí a la cocina, tampoco era muy grande, los muebles eran blancos aunque se sentía uno a gusto en ese lugar.
_ Buenos días Olga, gracias por dejarme dormir en tu apartamento, no tenía a donde ir.
_ No te preocupes, ésta siempre será tu casa, ¿cómo te encuentras?
_ Mejor, gracias.
_ Tienes café, tortitas y fruta, sírvete tú misma, sé que no me tienes confianza suficiente pero si necesitas hablar puedes contar conmigo, a tu padre no le gustaría verte así. De hecho saldría por la puerta para golpear a quien le ha hecho daño a su hija.
_ Hubiera sido un buen padre con tu hija.
_ Estoy segura de ello.
Después de agradecerle nuevamente su apoyo me fui, esperaba no encontrarme a Eduardo en mi apartamento, ahora lo que menos necesitaba era enfrentarme a él, mi ente también me había dejado en paz, aunque no estaba segura de cuánto duraría esa tregua. Coloqué otra vez todas mis cosas en su sitio, no pensaba irme, si el rastreador quería matarme que lo hiciese, tal vez esa era la mejor opción, si mi ente era cazado por él ya no sería un problema para mi hermana si mi intruso realmente hablaba en serio. Cogí el móvil que había dejado en la habitación antes de mi precipitada huida y vi que tenía varios mensajes y llamadas de Eduardo, me daba lo mismo, no pensaba contestarle, además puse sobre aviso a mis compañeras de piso, bajo ninguna circunstancia lo dejasen entrar, estaba muy enfadada con él por haberme engañado de esa manera. Me preparé para trabajar en el bar, intentaría concentrarme en el trabajo y olvidarme de todos los hombres que de una forma u otra me habían herido, ¡ya estaba bien de ser siempre yo la victima! Esa noche Adam estaba detrás de la barra, no se le veía asustado, ni indiferente hacia mi persona, puede que fuese cierto que el sábado anterior tuviese asuntos que arreglar, aunque también tenía que preguntarme porque no tenía llamadas ni mensajes de mi amigo el barman desde que vio esos ojos extraños en mi mirada. Le saludé para luego irme a la otra habitación y cambiarme, una vez terminado me puse a su lado, casi no había clientes a esa hora por lo que pude hablarle.
_ ¿Va todo bien Adam?
_ Si, ¿por qué lo dices?
_ No has venido a trabajar el sábado.
_ No, bueno tenía asuntos que resolver.
_ Sí, eso me dijo Marcos, espero que los hayas solucionado.
_ No te vi muy preocupada por mis problemas Beel, no he recibido ninguna llamada tuya preguntándome como estaba.
_ Tampoco tú me has llamado, pensé que tenía que darte tiempo para asimilar todo lo que sabías de mí.
_ Ya, supongo.
_ ¿Y ahora qué?, ¿cómo debo tratarte Adam?, como un amigo, como un extraño, no sé cómo comportarme contigo, no sé lo que quieres o esperas de mí.
_ Tienes razón, necesito más tiempo.
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormalBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.