capítulo treinta y seis

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Quería hablar de mi ente, pero recordé lo que había ocurrido con Adam y en cómo estaba ahora nuestra amistad, no podía arriesgarme a perderla a ella también.
_ ¿Sabes?, esas rarezas de las que tú hablas son las que te hacen especial y no deberías dejar que nadie te diga lo contrario.
_  Yo no estoy tan segura, por culpa de mi forma de ser, de actuar, mi mejor amigo se ha alejado de mí, he estropeado una relación de pareja, anoche me he comportado como una niña pequeña con el chico que me gusta, las que creía mis amigas no lo son tanto y siento que me he quedado sola.
_  Ahora puede que lo veas todo oscuro, que estés pasando un mal bache, pero que eso no te impida avanzar, estoy segura de que todo pasará y cuando lo dejes atrás  verás las cosas de otra manera.
_ Yo siento un fuerte dolor en mi pecho, siento como si a nadie le importase, he intentado ser fuerte, hacer las cosas a mi manera, quería ayudar a mi amigo pero mi terquedad creo que fue lo que lo ha alejado de mí, me he enamorado de alguien con el que jamás podré tener un futuro, él juega en una liga diferente a la mía, estamos condenados a ser enemigos,  también he descubierto que mi amigo con el que tuve una relación hace poco y mi compañera de piso tienen un lio y no es el hecho de que estén juntos lo que me duele sino el de no haberme tenido la suficiente confianza para contármelo.  Me siento vacía, me gustaría volver atrás y que nada de esto sucediese, me gustaría no haberlos conocido porque así mi corazón me dolería menos.
_ Cuando se quiere a alguien estás expuesta al dolor, al sufrimiento, pero también a las alegrías  y a los maravillosos momentos compartidos con esas personas, puede que algunas te rompan el corazón, otras te amen intensamente y otros dediquen parte de sus vidas a que hagan que sean inolvidables pero para vivirlas  necesitas dejar entrar en tu vida a esas personas.  Puedes huir de ellas si quieres y no dejar que ninguna se acerquen a ti pero eso no significa que vayas a ser más feliz, lo más conveniente sería arriesgarse, algunas te lastimarán, otras te enamoraran y estoy segura de que muchas de ellas obtendrás amistad permanente, además habrás vivido intensamente, incluso puede que te sorprenda el resultado al final de tu camino.
Nos abrazamos y estuve un buen rato entre sus brazos, después de despedirme de Olga y de mi hermana me marché a casa, mientras caminaba porque no quería coger el autobús ya que necesitaba ese tiempo para calmar a mi mente cogí el móvil y lo encendí, montones de aviso de llamadas y mensajes empezaban a aparecer en la pantalla. Decidí seguir ignorándolas y seguí mi camino, cuando llegué al apartamento me sorprendió ver a mis dos compañeras sentadas en el sofá charlando tranquilamente, tenía la esperanza de no encontrarme con ellas, sobre todo con Ana.
_ Beel te he estado llamando, nos tenías preocupadas.
_ Ya soy mayorcita para ir a donde me dé la gana sin tener que comunicárselo a nadie, ¿no crees?
Ana había agachado la cabeza avergonzada luego de responderle con un poco de agresividad.
_ Yo siento mucho lo que ocurrió, quería decírtelo pero
_ ¿Pero qué?, ¿no encontrabais el momento ideal?, ¿no pensabais que acabaría descubriéndolo?, ¿sabes? lo que me duele no es el hecho de veros besándoos a ti y a Adam, lo que me cabrea, lo que hace que esté enfadada con vosotros es que no me lo dijerais, creí que eras mi amiga y creí que para él yo era importante, todo fue palabrería.
_ ¡Adam y tú!, ¿te has besado con el novio de Beel?
_ Adam y yo lo hemos dejado unos días atrás Mar pero ese no es el caso, no es el momento de hablar contigo Ana, estoy demasiado cansada y furiosa como para razonar, puede que te diga cosas que luego me arrepiente, cuando esté preparada te lo haré saber.
Caminé hacia la habitación pero me giré antes de llegar a ella, Ana se había sentado de nuevo en el sofá mientras Mar nos observaba a las dos.
_ Aunque me siento mal por haberme enterado de lo vuestro de esta manera me alegro de que tú y él estéis juntos, Adam no es como el capullo de tu ex, si estáis enamorados él te hará muy feliz.
Después de aquellas palabras entré en el cuarto y cerré la puerta, estuve sentada en el borde de mi cama durante un buen rato, no pensaba en nada, solo escuchaba el sonido de mi respiración  y el de la lluvia que empezaba a golpear el cristal de mi ventana. Salí de ese estado de aletargamiento cuando mi teléfono empezó a sonar, lo cogí inmediatamente cuando vi el nombre de la persona que me llamaba.
_ ¿Eduardo, dónde estás?, te he llamado unas mil veces.
_ En este momento muy lejos de dónde tú estás.
_ ¿Por qué te has ido así sin avisar?, teníamos un trato, ¿recuerdas?
_ Ya, ¿ qué es eso de qué tienes novedades sobre los entes y que tal vez sepas como deshacerte de ellos?
---- ¡No, no se lo digas!
La voz de mi ente gritaba en mi interior.
_ ¿Sabes Eduardo?, escucho tu voz pero tú no pareces el mismo.
_ ¿Y ahora qué, no confías en mí, es eso Beel?
_ No, solo que
Tenía algo de razón, empezaba a tener serias dudas con respecto a mi amigo, ¿y si mi ente tenía razón?, ¿y si hablarle del libro pondría en peligro la vida de Eduardo y la mía?
_ ¿Beel sigues ahí?, escucha si no quieres hablar lo entiendo, sé que en estos momentos no soy la persona más confiable para ti, pero recuerda que fuiste tú la que me has llamado no yo.
_ Tienes razón perdona, la culpa la tiene mi ente que me hace dudar.
---- ¡No, no se lo digas!
_ Alguien me habló de la existencia de un libro que habla de los secretos de los entes, tenemos que dar con él, estoy segura de que ahí está la solución a nuestros problemas, pero necesito tu ayuda, yo sola no voy a poder.
_ ¿Un libro, qué libro?
_ Te lo contaré todo cuando nos veamos, ¿ dónde estás?
_ Solucionando unos problemas pero esta noche saldré para ahí, ¿por cierto Beel, le has hablado a alguien de esto?
_ Cuando dices a alguien hablas del rastreador ¿verdad?, no, no le conté nada pero ayer le dejé un mensaje un poco raro, tal vez se aparezca aquí antes de lo imprevisto, tendremos que darnos prisa para encontrarlo.
_ ¡Tú no hagas nada!, espera a que regrese para que te ayude, no debemos correr riesgos, y Beel no le hables a nadie de esto, y con nadie me refiero a tú ya sabes quién.
Cuando colgué el teléfono la voz de mi intruso empezó a gritarme acompañados de una serie de insultos.
---- ¡No sabes lo que has hecho, eres idiota, nos has condenado a los dos!
_ ¿Preferirías que se lo contase al rastreador?
---- ¿Crees que alguno de ellos te van a ayudar?, pobre niña ilusa.
_ Me da igual lo que pienses, encontraremos ese libro y Eduardo y yo nos desharemos de vosotros dos, por fin se acabará mi vida de pesadilla.
---- ¿Crees que el atávico dejará que lo encuentres?, ¿por qué eres tan terca?, deberías escucharme aunque fuese solo por esta vez, a lo mejor  tendría que tomar el control de tu cuerpo  y obligarte a hacer lo  que te pido.
_ ¿Crees que voy a dejar que tomes el control de mi vida?, ¡ni lo sueñes!, antes prefiero la muerte.
---- Pues tranquila, si sigues cometiendo tantas estupideces puede que te llegue más pronto de lo que imaginas  y yo no podré evitarlo.
_ ¿Qué pasa?, ¿tienes miedo de no encontrar otro cuerpo al que atormentar?
---- ¿Aún no te has dado cuenta, verdad?
_ ¿Cuenta de qué?
---- ¡De que intento mantenerte con vida porque me importas!
_ ¡Qué!
Después de aquellas palabras un silencio sepulcral recorrió toda la habitación durante unos minutos, aquellas palabras seguían rondándome en la cabeza, ¿ qué había pretendido decir con eso? Él también se había mantenido en silencio, me levanté y caminé por la habitación antes de volver a abrir mi boca.
_  Buen intento, quieres desconcertarme, confundirme para que cese en mi empeño de buscar el libro, ¿es eso no?, te recuerdo que fuiste tú quien me habló de él, y si lo dijiste por Eduardo me da igual todas las mentiras que puedas inventarte, ya te lo he dicho ¡no pienso abandonarlo!, pues eso es lo que hacen los amigos, estar a su lado cuando nos necesiten.
Mi ente no me respondió, esperé a que me hablase, me duché, me preparé algo de comer y mi intruso seguía sin dar señales de vida, por un lado aquello me alegraba pero temía que estuviese ideando algún plan alternativo, ya que sus palabras no habían dado el resultado esperado por él aunque yo seguía haciendo lo que me viniese en gana. Esa noche dormí mucho mejor sabiendo que pronto volvería a ver a mi amigo, ya por la mañana me levanté temprano y me preparé el desayuno, Mar apareció en la cocina cuando estaba a punto de terminar de comer, se sentó en frente de mí y me estuvo observando durante unos minutos antes de preguntar.
_ Así que Ana y tu novi, Adam están juntos, menuda cabronada, ¿ cómo te enteraste?
_ Mar ahora no quiero hablar de eso, mejor pregúntale a tu compañera de piso.
_ Se lo he preguntado ayer pero tampoco quiso hablarme del tema, se marchó para su habitación con una disculpa tonta,  ¿y ahora qué piensas hacer?
_ ¿Con respecto a qué?
_ Bueno ya sabes, vivís juntas, compartís piso, tendréis que veros prácticamente todos los días, puede que incluso invite a Adam a pasar la noche en su habitación, ¿podrás con eso?
_ La verdad es que no lo había pensado pero gracias Mar por haberme fastidiado el día de hoy, yo que me había levantado con buen humor.
_ Lo siento.
Cogí mi taza y luego de lavarla la guardé en el estante, luego crucé mi mirada con la de mi compañera de piso y antes de hablar pensé en Eduardo.
_ Puede que me vaya de viaje por un tiempo o tal vez me mude al apartamento de un amigo, no lo sé, debería pensar en ello pero ahora tengo otras prioridades.
Salí del piso y me dirigí al parque, tenía que correr un poco, puede que el ejercicio físico me aclarase las ideas con respecto al siguiente paso para descubrir donde estaba el libro, me había puesto los cascos y la música la escuchaba en un tono bajo, necesitaba hablar con mi ente sin parecer una loca delante de otros viandantes.
_ Ha sido agradable no tenerte que escuchar esta noche ni en la mañana pero ahora debemos hablar, me prometiste que contestarías a todas mis preguntas.
---- No intentes engañarme que sabes bien que perderás, eso no fue lo que te prometí, dije que contestaría a tus preguntas si no hablabas con tu amigo, ¿y me hiciste caso?, no, pues ahora averígualo por ti misma.
_ Vale, así que era mentira eso de que intentabas ayudarme y que querías protegerme porque yo era importante para ti.
---- ¡Quieta ahí!, no intentes manipularme, sabes que siempre voy a un paso por delante de ti, además aunque quisiese ayudarte no podré contestarte a todo lo que quieras preguntarme, estamos programados por decirlo de alguna manera a no revelar todos nuestros secretos ya que pondría la vida de nuestra especie en peligro.
_ ¡Pero tú me contaste que el ente gris le había contado sus secretos a la escritora!
---- Ellos están a otro nivel, son seres superiores, para que yo llegue a formar parte de su clan debo pasar algunos siglos más en este lugar.
_ Así que solo eres un ente de poca importancia.
 ---- Tal vez sea solo un ente trivial pero el aquí presente te ha salvado el culo más de una vez, cualquier otro ente en mi lugar a estas alturas ya te habría arrojado por un precipicio o puede que incluso por la ventana del  piso más alto de la ciudad. Ahora dime qué quieres saber y elige bien las preguntas porque como te he dicho no puedo contestarte a todas.
_ Está bien empecemos por la más fácil, ¿ cómo te enteraste de la existencia del manuscrito?
---- Vale, esa puedo responderla, me lo dijo el ente gris y sí, sé lo que me dirás a continuación así que voy a responderte antes de que me hagas la pregunta, ese ente está poseyendo a una persona cercana a ti pero no puedo revelar su nombre aunque te confieso que me encantaría, ya  he cometido demasiados errores y no quiero que todos los entes grises se te echen encima. Un día el atávico se acercó a mí y me habló del manuscrito, me preguntó si la escritora te había hablado de él y si lo tenías en tu poder. Le pregunté dos veces de que manuscrito estaba hablando él y luego de pensárselo un tiempo me lo contó todo, sentía verdaderos deseos de torturar a esa escritora y dándole el poder para destruir a cualquier ente ella jamás podría utilizarlo o revelarlo al mundo porque jamás saldría de ese lugar, no paraba de repetir  los estúpidos que eran los humanos, por eso le revelaba algunos secretos que llevaban guardando durante siglos y que podían dar por finalizado la existencia de los entes. La subestimó demasiado pronto y cuando realizó la siguiente visita ella ya había escrito el borrador de su siguiente libro, interrogó al ente que llevaba en su interior, pero ese ente no había visto nada extraño en sus escritos aunque el atávico está seguro que entre esas hojas se muestras los secretos que le ha contado a la escritora. Lo único que logró averiguar mientras la torturaba mentalmente antes de que terminase con su vida era que tenía pensado entregarte a ti el manuscrito para que luego tú lo terminases por ella  y lo publicases desvelándole al mundo las vulnerabilidades, las debilidades e incluso la extinción de los entes, como podíais deshaceros de ellos.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora