Escuché golpes en el salón y al abrir la puerta me encontré a Mar abrazada a un chico, besándose como si no existiese un mañana y tropezando con todo a su alrededor, se encerraron en la habitación después de que aquel chico tatuado me mirase por encima del hombro de mi compañera de piso y me guiñase un ojo. Me dispuse a prepararme algo de cena, necesitaba recuperar energías, mañana tenía clase temprano.
---- ¿Ha sido productiva la visita a Amelia?
El cuchillo se me había caído de la mano y aterrizado en el suelo, lo recogí y lo dejé despacio en el fregadero, dejé escapar entre mis labios aire de mis pulmones, sabía que no podría utilizarlo mientras aquella voz siguiese atormentándome, cogí los cascos y me puse a escuchar música a todo volumen.
----No podrás ignorarme eternamente y lo sabes.
Cantaba a pleno pulmón y bailaba al son de la música, lo necesitaba, tenía que hacer que aquella voz se alejase de mi mente.
---- Me gusta cómo te mueves, es divertido verte intentar hacerme desaparecer o ignorarme pero soy más fuerte que tú, acabarás por aceptarme.
Me había deshecho de todos los espejos de mi habitación pero no podía pedirles a mis compañeras de piso que se deshiciesen de los suyos, el único que me quedaba era uno pequeño en el baño pero intentaba no mirarme en él, a veces me resultaba difícil cuando necesitaba maquillarme, aunque luego aprendí a vivir con ello, simplemente dejé de maquillarme. Vi mi cara reflejada en el cristal del armario de la cocina y unos ojos negros me observaban divertidos.
_ ¡Por favor vete!, ¡déjame en paz!, ¿quién eres, que quieres de mí?
Una sorprendida Ana se encontraba en la puerta mirándome con cara extraña.
_ ¿Te ocurre algo Beel?
_ Yo, yo...
Salí de la cocina a toda prisa y con lágrimas en los ojos me encerré en mi habitación y de nuevo puse la música a todo volumen mientras le gritaba a ese ser que se había introducido en mi cuerpo sin que yo le hubiese dado permiso que me dejase en paz.
_ ¡No!, no pienso dejarme vencer, ¿me oyes?, no dejaré que formes parte de mi vida ni que acabes manipulándome, ¡no lo permitiré!
Esperé durante segundos que aquella voz me respondiese pero ya se había ido, intenté calmarme porque no quería pensar que me estaba volviendo loca, no quería acabar como Amelia. Por la mañana me levanté temprano, había dormido muy poco y tenía un leve dolor de cabeza, me duché, me vestí y de nuevo evité mirarme al espejo mientras me ponía un poco de brillo en los labios. Me acerqué a la cocina y me paré en seco cuando vi al chico de la noche anterior con solo unos calzoncillos cogiendo un vaso de agua del grifo. Le había echado un rápido vistazo, tenía los brazos y el torso tatuado, no tendría más de veintitrés o veinticuatro años y estaba muy musculoso y su cintura era más bien estrecha, me miró.
_ ¿Eras tú la que cantabas la otra noche? , buena voz.
Pasé por su lado y me preparé café.
_ Gracias.
---- No me gusta cómo te mira.
La fruta que tenía en mi mano derecha se me había caído al suelo, aquel chico se había agachado y la había recogido.
_ Toma, por cierto me llamo Marcos.
_ Gracias, yo soy Anabel.
Me sonrió y posó sus ojos en mi figura recorriéndola despacio.
---- ¡Voy a patearle el culo a ese imbécil!
Sonreí y le pregunté a mi intruso interior como pensaba hacerlo, manteníamos una conversación mentalmente mientras aquel chico no dejaba de observarme.
_ Estás ahí dentro, atrapado en el interior de mi cuerpo no puedes hacer nada.
---- Puedo obligarte a hacerle daño si sigues sonriéndole así.
_ No, no puedes, yo soy más fuerte que tú.
Silencio, cogí mi taza de café y empecé a bebérmela.
_ ¿Sois muy amigas tú y Mar?
_ ¿Por qué lo dices?
_ Por curiosidad
Silencio, parece que había dejado desarmado a mi intruso, el chico tatuado había cogido una taza de café y se había sentado a mi lado rozando su muslo contra el mío. Aquel acercamiento me hizo sentir incómoda, me levanté y dejé mi taza en el fregadero con cuidado y cuando me di la vuelta para salir de la cocina aquel chico ya se había levantado y me tenía acorralada entre el mesado, apoyando sus dos brazos a ambos lados de mi cuerpo.
---- ¡No debiste dejar que se acercase a ti, estoy furioso!
_ ¿Y qué piensas hacer?
Cuando el chico tatuado cogió mi cara para mirarme a los ojos me soltó rápidamente y se alejó un par de metros.
_ ¿Qué mierda es eso?, ¿qué ocurre con tus ojos?
Lo aparté con mi mano de mi camino y salí corriendo del piso, escuchaba la risa triunfante de mi intruso.
----Si no haces lo que te ordeno te convertirás en una rata de laboratorio, nadie se acercará a ti si yo no quiero, ¿me has entendido?
Sabía que estaba a punto de soltar unas lágrimas pero luché para no derramarlas, tenía que demostrarle a mi intruso que yo seguía siendo más fuerte que él, necesitaba expulsarlo de mi cuerpo, tendría que hacer algo antes de que fuese demasiado tarde. Aquel día las clases habían sido aburridas pero aunque me disgustaba la idea de tener a ese ser en mi interior me había salvado de contestar mal a dos preguntas que me había hecho uno de los profesores, de todas maneras pasé de darle las gracias, no pensaba ceder, quería que saliese de mi cuerpo, no tenía ni idea de cómo se había apoderado de él. Luego de las clases de la universidad y con apenas un par de horas para regresar a casa y comer me dirigí al piso de abajo para después de otras dos horas de clase con los hijos de mis vecinos regresar agotada al apartamento, esperaba no volver a encontrarme con el chico tatuado y suspiré cuando lo encontré vacío. Durante el resto de la semana intenté ignorar al intruso, no era fácil pasar de sus preguntas o provocaciones. El viernes por la noche me preparé para trabajar en el bar, había encontrado aquel trabajo por casualidad, habían pegado en la pared al lado de la puerta de mi edificio un papel anunciando un puesto en ese local, trabajar en un bar no era una de mis prioridades, tenía en mente otros puestos de trabajo pero después de presentarme a varias entrevistas y no obtener respuesta al final decidí probar con ese. El ambiente era bueno y aunque a veces se producía alguna que otra pelea en el local la situación no llegaba a ser peligrosa, menos mal que mi compañero en la barra era alto, fuerte y sabía defenderse muy bien, ya había echado a más de uno fuera del bar. Con él me sentía más o menos segura, nadie se metía conmigo o me decía frases obscenas si él estaba cerca de mí, esa era una de las razones por las que había aguantado tanto, de lo contrario ya hubiese renunciado. También esa era una de los motivos por el que mi jefe al principio no quería contratarme, en la entrevista me había dicho que solo contrataba chicos, luego cambió de parecer y me llamó dos días después para decirme que el trabajo era mío. Después de largas horas sirviendo bebidas conseguí terminar mi turno en el bar sin ningún contratiempo, estaba cansada y ya tenía mi abrigo y mi bolso en la mano para regresar al apartamento cuando el brazo de Adam agarró mi muñeca y me miró a los ojos, yo inmediatamente bajé mi mirada al suelo, tenía miedo que me ocurriese lo mismo que con el chico tatuado, no quería perder mi trabajo y mucho menos la amistad que empezaba a forjarse entre Adam y yo.
_ Tómate una última copa conmigo Beel.
_ Es tarde Adam, tengo que volver al apartamento.
_ Por favor, luego yo te acompañaré a casa, no me gusta que andes sola por estas calles a estas horas de la madrugada, deberías comprarte un coche.
_ Mi apartamento está solo a dos manzanas de aquí, además no puedo permitirme un coche, ya me cuesta llegar a fin de mes.
_ Pues deberías hablar con el jefe para que te suba el sueldo.
_ ¿Crees que lo haría?
_ No estoy muy seguro, supongo que necesitarás un segundo trabajo.
_ Ya tengo un segundo trabajo.
Me miró a los ojos, no estaba segura de lo que había visto en ellos, ¿admiración o pena?, daba igual, bajé de nuevo la vista al suelo porque tenía miedo de lo que podía ver.
_ No deberías esconder tu mirada, tienes unos hermosos ojos verdes, además Beel si necesitas dinero yo...
_ Gracias Adam pero por ahora puedo arreglármelas sola.
---- ¡No me gusta ese tío y no me gusta que trabajes aquí!
_ Déjame en paz, déjame vivir mi vida y búscate otro cuerpo al que martirizar, ¡sal de mi interior!
Mentalmente le había gritado a mi intruso.
----Ya te lo he dicho, ¿cuántas veces necesitas que te lo repita para que te entre en esa cabecita tuya?, jamás podrás librarte de mí.
_ ¿Te ocurre algo Beel?
_ No Adam, simplemente estoy cansada, creo que debería irme.
_ ¡Espera!, te acompaño.
Salimos a la calle después de cerrar el local, el jefe se había ido toda una semana de vacaciones dejando a Adam a cargo del bar y el camarero que servía en las mesas se había marchado unos minutos antes.
_ ¿Cómo te va la universidad?
_ No es fácil, sobre todo si no tienes mucho tiempo para estudiar.
_ ¿Qué ha pasado con tus padres, sigues sin hablarte con ellos?
_ No quiero hablar de mis padres Adam.
_ Está bien.
Hacía frío y mi cuerpo se estremeció con una helada ráfaga de viento, me envolví más en mi abrigo.
_ ¿Tienes frío?
_ Se está acercando el invierno, debería haber cogido la bufanda.
Adam se acercó a mí y me abrazó para intentar darme algo de calor.
_ ¿Mejor así?
---- ¡Aléjate de él!, ¿tengo que recordarte lo que pasó la última vez que alguien puso sus manos en ti?
En segundos me aparté de Adam y clavé mis ojos en el asfalto.
_ ¿Qué te pasa Beel?
_ Nada, estoy cansada y quiero llegar a casa lo antes posible para meterme en cama y dormir, si nos movemos más rápido llegaremos antes al apartamento, por cierto, ¿dónde dejaste tu coche?, luego tendrás que regresar a por él.
_ No te preocupes, no está muy lejos de aquí.
Cuando llegué a casa las únicas palabras que repetía mi mente estaban llenas de resentimiento.
_ ¡Te odio!, ¡te odio!, ¡déjame en paz!, ¡sal de mi vida antes de que acabes destruyéndome cómo has hecho con Amelia!
Escuché de nuevo su risa sarcástica en mi interior.
---- ¿Crees que he sido yo la que ha destruido la vida de esa escritora?
_ ¡Pues claro!, tú eres el culpable de que ahora ella esté encerrada en ese lugar.
---- No entiendes nada, tú búsqueda por internet y la conversación con Amelia no han sido para nada productivas.
_ ¿Qué quieres decir?
---- ¿De verdad crees que yo soy el único ser de mi especie que habita en el interior de un cuerpo humano?
_ ¿No es así?
---- Claro que no idiota, y has tenido mucha suerte que sea yo tu intruso, si hubiese sido otro el que estuviese en mi lugar te hubiese ido mucho peor, créeme.
_ ¿Peor que esto? , permíteme que lo dude, no hay nada peor que tener un intruso en tu interior que intenta manipularme y que no me deja vivir mi vida.
---- ¿Eso crees? , podría haberte convertido en una asesina en serie o incluso conseguir que te suicidases, podía llevarte ahora mismo hasta la cornisa de este edificio y hacerte saltar al vacío.
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormalBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.