Limones y Fresas SasuSaku

Un Beso de Regalo de Cumpleaños

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Había planeado por mucho tiempo este día, hasta el punto de no poder dormir en toda la noche. Pues por muchas semanas estuvo buscando el regalo perfecto y algo que nadie más le regalara por qué era bien sabido que en la academia no habría chica que no le llevará algo en su cumpleaños.

Tenía la experiencia de ocasiones pasadas en las que chicas le regalan cosas pero muchas de ellas no le gustaban. Los dulces era uno de ellos, los peluches con corazones enormes tampoco eran su preferencia y no quería cometer ese error. Así que para alguien que mantenía su vida privada en reserva, muy poco se podía predecir de sus gustos. Gracias al cielo estaban en el mismo equipo y cada vez que le gustaba algo había aprendido que en sus ojos aparecía un destello brillante y sonreía muy tenuamente. Un gesto demaciado impredecible para alguien que no lo conociera.

Llegó muy temprano a la academia lista para ser la primera en entregar aquella pequeña caja azul con moño rojo pero para su mala suerte no había sido la única chica con esa brillante idea. Bufo resignada y pensó que buscaría un momento del día para entregárselo más todos se sorprendieron cuando Iruka-sensei pasó lista y Sasuke brillaba por su ausencia.

Los murmullos de la razón de su falta no se hicieron esperar. Desde que " Se echarían a perder los bocadillos" hasta que "Se habían arreglado para la ocasión". Naruto fue el primero en interrumpir sus pensamientos.

—Y yo que le tenía un vale de descuento de oro en Ichiraku,—Suspiro Naruto derrotado al ver que su mejor amigo no había llegado. Un gesto que por supuesto no paso desapercibido para Sakura ya que Naruto no tenía las posibilidades para un regalo pero se había despegado de uno de sus valiosos vales de descuento.

—Tranquilo probablemente mañana si venga a la academia.—aun que también era con lo que se daba consuelo.

Más tarde al salir de la academia fue a almorzar a su casa y luego subió a su habitación a lamentarse por un muy mal día. Saco de su mochila el regalo que ella considero perfecto y abrió la tapa solo para contemplar un Shuriken de diseño exclusivo en el que además se había grabado el símbolo del clan Uchiha. Una Shuriken personalizada que sabía que le encantaría ya que era una de sus herramientas favoritas.

Suspiro agotada dejándose caer en su cama junto al regalo que contempló por largos minutos, quizá mañana tendría suerte y con ese pensamiento se levantó de de su cama y salió a pasear. Quizá una vuelta por los campos de entrenamiento despejaria su mente pero jamás se imaginó que en el camino se tomará con cierto pelinegro.

Ella no se había percatado de su presencia pero Sasuke si.

—¡Sakura!

Sakura se detuvo en seco sintiendo su corazón palpitar muy rápido por esa voz que le calentaba el alma. Se dio vuelta rápidamente.

—¡Sasuke!—Casi grito haciendo que sus mejillas se ruborecieran de vergüenza pero eso no le impidió que siguiera hablando—¿Por qué no llegaste a la academia hoy?

Sasuke huyó de su mirada. ¿Que podía decirle? ¿Que quería evitar a las locas de su clase? ¿Que no quería rechazar regalos por eso prefería no ir? Algo dentro de él le decía que no quería lastimarla y no sabía ni la razón de ello.

Así que cambió de tema.

—Voy a los campos de entrenamiento. ¿Quieres acompañarme?

La sorpresa en el rostro de la pelirosa no se hizo esperar. No era común que ese conjunto de palabras se escaparan de sus labios.

—Yo...Yo también iba para ese lugar—Murmuro y no mentía. Más este día no podía salir mejor tan solo también hubiese traído el regalo.

Caminaron por largos minutos a los campos de entrenamiento, en silencio. Más ese silencio no era incómodo, era reconfortante y alejaba la soledad de los hombros del pelinegro quien ese día solía recordar a su familia y a su venganza. Tener a Sakura caminando con el alejaba esos pensamientos pues de alguna manera los ahuyentaba.