Limones y Fresas SasuSaku

Sugardaddy #3

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El ruido del elevador me distrajo un momento de la colera que había pasado en la oficina, ya habíamos llegado a mi departamento. Sakura me compaña muy de cerca pero con cautela, llevaba consigo un pequeña maleta de ruedas de color rosa.

-¡Esto es increible!

Dijo Sakura deslizándose por toda la sala con una gran sonrisa en sus labios que si no fuera porque estaba enojado estaría babeando. Mi hogar si es que asi se le podia llamar era un apartamento de soltero con lo suficiente para vivir cómodamente y con todos los lujos que me podía permitir. Pero... habían un gran problema, solo había una cama.

-Lo es.

Dije satisfecho por que cada cosa que había colocado en este lugar no venía de la fortuna que había heredado, si no de todo lo que la había echo crecer. Me senté en el sofá de mi sala a esperar que Sakura volviera de darle una inspección a mi departamento.

-¿Tio Sasuke? Sólo hay un cama

Suspire y me pare utilizando mis rodillas para impulsarme.

-Tu dormirás en mi habitación y yo dormiré en mi sofá. Como sabrás es un apartamento de soltero.

Sakura levantó la cabeza y dio la vuelta al sillón. Su expresión no era la que esperaba.

-¡Ni creas que dormiré allí!

-¿Porque?

Le pregunté tranquilamente

-No dormiré en un lugar donde traes a tantas fulanas.

Tenía un punto, pero no sabía que yo tampoco podría dormir en una cama así. Tenía principios, pero la haría sufrir.

-¡Dormire en el sofá!

Dijo sentándose y probando la comodidad del mismo. Pero de cómodo no tenía nada.

-¡Oh! Tienes razón pero créeme que el sofá también tiene historia. Es preferible que duermas comoda.

Sakura me fulminó con la mirada y me saco la lengua como la adolescente malcriada que era. Se levanto, tomo su mochila y se encaminó a mi habitación la cual cero de un portazo.

-Hay Sakura, eres tan divertida.

Me dije mordiéndome la lengua para no estallar en risas pero me di cuenta que tenía un nuevo problema "El almuerzo".
Sabía cocinar pero como casi no comía en casa estaba seguro que no tenía nada en la despensa. La mejor solución era pedir algo a domicilio.

-¿Quieres almorzar pizza? O ¿Deseas algo en especial?

Sakura no contesto y me preocupe que estuviera en tremendo berrinche. Me acerqué a la puerta y toque un parde veces.

-¿Sakura?

Volví a repetir pero esta vez la puerta se abrió. Sakura estaba ante mi vestida con unos pantalones negros rasgados y una blusa rosa que dejaba más que el nacimiento de sus pechos a la vista.

-No te preocupes tío, ya voy de salida

¿¡Que cojones!?