Apuesto y Quizás

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Estaba frente a mi Sasuke, no la había visto desde que lo sorprendimos en el escondite de Orochimaru y Sai se nos había unido. Estaba diferente, ahora sí mi mente no me fallaba cumpliría 16 años muy pronto.

—¡Sasuke Kun!

Los dos estábamos lejos. Yo de la aldea y el lejos de Orochimaru. Pero cual era el propósito por el cual el destino nos había juntado. Yo no lo sabía.

—Sakura

Nuestras miradas se encontraron y yo rápidamente desvíe la mirada. A pesar del tiempo y a pesar de sus ojos fríos yo lo seguía amando. Cuando reuní el valor suficiente para mirarlo de nuevo el ya se había dado la vuelta y se había alejado lo suficiente como para que no lo alcanzará.

—¡Espera!—grite con todas mis fuerzas y corrí

Sus pasos no se detuvieron ni tampoco aceleraron. Quizá esperaba que yo tomara la decisión. No lo pensé dos veces y llegué a su lado.

—Lo mejor que puedes hacer es dejarme ir

Dijo en un tono calmado

—¿Porque debería hacerlo?

Le conteste. En este lugar no había nadie que se interpusiera entre nosotros. Sólo éramos dos viejos conocidos en un lugar desconocido.

—Por tu bien

Yo reí, no era extraño que viniera una advertencia pero ya están cansada. Estaba cansada de estos años de soledad y mis ojos ya se estaban secando de tanto llorar.

—¿Me has estado siguiendo?

Me reí

—Fue un golpe de suerte nada más. Decidiste aparecer exactamente en el lugar donde hay una especulación de una gripe extraña.

Sus labios se curvaron por un momento.

—Te equivocas al decir que fue un golpe de suerte. La suerte fue mía.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente y espere paciente una respuesta.

—Sabes a que vine a este pueblo tan lejano.

Su mirada busco un lugar con la vista y camino hacia la entrada de una posada.

—Me imagino que a buscar algún pobre ingenuo para víctima de Orochimaru.

El me miro de pies a cabeza pero su mirada seguía siendo fría.

—No

—¿Entonces que?

El me miro y extendió una cantidad de monedas al del mostrador.

—Vine tan lejos para buscar algo de compañía y satisfacer mis deseos.

No entendí hasta que vi su mano extenderse hacia mi.

—No estarás pensando que yo te serviré como prostituta.

Mi sangre hirvió. No me imaginaba a otra mujer acariciándolo.

—No encontré a nadie digno pero tu llégaste hasta mi. Dime si nunca has pensado en como se sentiría dejar de ser niña y convertirte en una mujer.

Mis mejías me traicionaron y se ruborizaron. Pero aunque muy en el fondo tuviera razón no dejaría que mis propios deseos me traicionaran.

—Te equivocas, en ese sentido ya soy una mujer.

—¡Mientes!

Sus ojos cambiaron de negro a rojo carmesí y podía sentir su aura purpura...

Me dolía la cabeza y me sentía exhausta. No tenía ni la menor idea que había pasado conmigo. Abrí los ojos y pude ver que el sol de la mañana. Me encontraba en una cama y  totalmente desnuda

Limones y Fresas SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora