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Ahora más que nunca debo tener en la palma de mi mano al Coronel, tiene una oficina donde trae el tipo de cosas que necesito para ejecutar mi plan.

¿El Coronel no quiere ir conmigo? De acuerdo, hagamos que Brandon venga a mi.

Rhyss será el arma contra su padre y mi escudo, el Coronel la ficha que atraerá y me va a defender de lo que venga, con todo su ejército lo hará, de eso no hay duda.

Aún no puedo darle lo planeado, aún no, una vez que lo haga empezará a tratarme como su maldita propiedad pero tendré que ganarme su confianza para entrar a su oficina y así atraer a Brandon Yeagger.

Entro a la celda, Rhyss está del otro lado de las barras metálicas, estoy segura que escuchó cuando mencioné lo decepcionante que es.

—Hey..

Lo ignoro, solo será utilizado, no pienso meterme a fondo con él, después de ver que puso primero a su padre, sabe que él muere por obligarme a estar a su lado, solo para sentirse mejor y demostrar que todo lo tiene.

Debo crear tiempo. Tiempo que usaré para atraer a Brandon, luego huir de aquí en algún auto y así cuando venga a buscarme se enfrenten entre ellos, claro eso es.

—Estoy cansada. ¿Puedes irte? —Me recuesto en la cama de metal de colchón de paja, coloco mi antebrazo sobre mis ojos.

Escucho pasos.

—¿Que hace aquí, soldado? —No pierde su tono tranquilo.

—Capitán, vengo a hacer guardia.

—No es necesario. —Le contesta manteniendo su posición.

—Si es necesario, así que retírese y deje que otro más, también siga las órdenes que no deben ser negadas por nadie. —Hablo entre dientes.

Se retira.

10 AM.

Despierto bajo el potente grito del primer piso, casi me voy de bruces por el movimiento brusco.

—¡Te di una maldita orden! ¡Es una jodida recluta, tenías que despertarla a las 5 am! —Su pésimo humor no pasa desapercibido.

No logro entender las palabras en respuesta a ese grito, veo por la ventana perfectamente protegida por metales, hay muchos hombres corriendo y haciendo ejercicios atroces que hacen los militares.

El soldado que mantenía la guardia anoche se encuentra inconciente sobre la silla, su cabeza cuelga y sus manos también, tiene el sueño más pesado, con el grito del Coronel debió abrir los ojos.

Mi estómago ruge, siento náuseas.

—Estas despierta. —El Coronel se hace presente. —¿Durmió bien? ¿No quiere un café y baño de espuma? ¡Aquí nadie se levanta a estas horas!

—Baje su tono, Coronel, que no soy uno de sus soldados, yo no tengo el deber ni obligación de obedecerle. —Me levanto casi perdiendo el control por la rapidez. —¿Ya vinieron por mi? Espero que quién venga si me alimente.

—Hace dos horas desayunaron todos mis soldados, no es un jodido hotel donde deben traerle el desayuno cuando lo pide.

Rhyss aparece detrás de él, sus ojos viajan del Coronel a mi, desvió la mirada, no sé porqué siento molestia, debe ser por esperar algo de él.

—Coronel, le traigo los avances de los reclutas, llamó el secretario de la FEME por el motivo del piloto de la avioneta.

Aparecen tres soldados junto a Rhyss, el Coronel me mira analizando mi rostro.

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora