La doctora se aparece luego de treinta minutos, se acerca a la enfermera con prisa.
—¿¡Como sucedió, Cecilia!?
—Se levantó con contracciones, está a punto de dar a luz, yo no tengo idea como. —responde ella moviendo las manos en señal de nervios.
—¡Tienen que hacer algo, maldita sea! ¡No pueden nacer aún! —le grito llevando las manos a mi vientre, durante segundos el dolor se disminuye y vuelve a doler.
—Equiparemos la habitación hasta que dilate lo suficiente. —la doctora sale disparada en busca de su equipo necesario para la situación.
Los dolores continúan cada vez más fuertes desde mi vientre hasta la punta de mis pies, es una sensación horrible, pronto las llamadas 'contracciones' duran alrededor de cinco minutos seguidos, soy incapaz de hablar y solo puedo gritar y moverme en la cama como una maldita loca.
La doctora llega corriendo, después de treinta minutos, junto a sus herramientas de trabajo, viene agitada y se ve preocupada, sus ojos tienen un deje de remordimiento y es cuando mi mente empieza a maquinar con rapidez, veo a Cecilia que no tiene ni una puta idea de lo que se debe hacer.
La mujer mayor de aspecto sospechoso llamada la matrona intenta tomar mi mano y detener mis movimientos de dolor.
—Respira, respira. Tienes que dilatar lo suficiente. —consigue tomar mi mano, me mantengo boca arriba y ella mide mi temperatura. —Fiebre. No pujes, aún no.
Me siento cansada y tengo el cuerpo ardiendo, el dolor llega a un punto donde me pesan los párpados y me pierdo en la oscuridad donde dejo de sentir dolor.
—Es un embarazo múltiple, no va a resistir, debía ser una cesaría, ¡La vida de los cuatro está en riesgo! —la voz de la matrona me despierta levemente.
—Me dicen que no hay tiempo para eso. Según Marcela es posible el nacimiento debido al tamaño de los bebés. —se mueve por la habitación, cree que sigo inconciente.
Cecilia mantiene un dedo en su oído, intercomunicador. Mantengo los ojos levemente entreabiertos observando hasta que nuevamente los dolores me atacan e intento no pujar pero mi cuerpo no me lo permite.
—¿Está listo? —murmura ella ahora por la ventana. Mira a la matrona con un asentimiento.
—Lleva cuatro horas desmayada, el sedante no la dejó sentir dos horas de dilatación. Los dolores no son normales, esto parece un parto induci...
—¿Por qué no mejor la despierta para que puje? ¿Es la matrona, no?
Hija de puta.
Vas a desear no haberte metido conmigo.
—Por lo menos necesita anestesia. —sentencia la matrona y me es imposible seguir conteniendo los fuertes dolores junto a más líquido invadir mis piernas.
Un grito desgarrador abandona mis labios alertando a las tres mujeres en la habitación, todo está listo, una gran máquina mide mis signos y una corta manta blanca cubre desde mi vientre hasta casi las rodillas.
Las lágrimas vienen junto a los dolores, abrazo mi vientre y me muevo nuevamente por la cama, el catéter en mi vena se mueve provocándome dolor y la sangre sale de mi vena hincada por el movimiento brusco.
Y sin querer, pujo. Luego de segundos siento alivio al igual que el final de mis gritos de dolor, con las manos temblorosas las deslizo por la tela blanca y retiro lentamente de donde ahora veo la pequeña cabeza de mi bebé y en solo segundos vuelvo a sentir las contracciones con más fuerza.

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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...