12

1.3K 158 37
                                        

7:30 PM.

Veo fijamente la zona en donde pasé una de mis primeras torturas aquí, hay un soldado colgado y parece muerto, desmayado ahora que ya no hay sol se mueve sutilmente.

—¡Evadne! —Veo a Rhyss venir en mi dirección, finjo no haberlo visto y empiezo a caminar en otra dirección.

Ruego interiormente que no haya visto lo que puse a la lista, aunque creo que sí lo hizo.

No tarda ni dos minutos en llegar a mi y tomarme del brazo deteniendo mi paso.

—Ah, Rhyss. ¿Que sucede? —Sigo fingiendo.

—Ya me habías visto. —Me lleva con él, sosteniendo con suavidad mi brazo, él es todo lo contrario a Darrik.

Y solo en personalidad, porque el cuerpo lo tiene bien puesto, pero a lo que voy es que es la caballerosidad en persona, suave, tierno y tímido en algunos aspectos, aunque su trabajo le exige fingir ser como su padre pero no le sale del todo.

No pienso cambiar lo que es, aunque está por convertirse en un demonio, MI demonio.

Y queda en él cambiar lo que desee cambiar.

—Oye, sueltame, puedo caminar sola. —Está vestido con un pantalón de camuflaje del mismo tono que el mío, una camiseta gris, sus brazos dejan ver sus venas y sus músculos no tan exagerados.

Llegamos de nuevo al almacén, al entrar me suelta y cierra la puerta detrás de sí, me cruzo de brazos ojeando mi pierna herida, aún tengo la venta y la basta del pantalón subida.

La ropa que llevo tiene impregnado el olor de Rhyss, tanto la camiseta beige como el abrigo de camuflaje que me dejó antes de irse anoche.

—¿Que es eso de una prueba de embarazo? —El aire se me va. —¿Ya...?

—No es asunto tuyo.

—¿No? —Acerca sus pasos. —¿Por qué una prueba de embarazo? ¿El Coronel y tú...?

—¡No! Dios me libre. —Niego rápidamente. —Es precaución para después, si tu padre se niega a utilizar protección tendré que hacerlo yo, esas cosas no siempre son efectivas y si en algún momento falla, tendré eso para avisarle al Coronel y evitarlo. —Me creé un cuento creíble.

—Entonces, ¿Aún quieres continuar con eso?

—Si.

—¿Por qué?

—Ya lo hablamos, ahora ven conmigo. —Paso por su lado y salgo sin darle tiempo a detenerme, segundos después lo escucho seguirme.

Sus dedos rozan los míos cuando llega a mi altura pero me veo obligada a rechazarlo en cuanto veo al hombre que se gira en nuestra dirección.

—Mi Coronel. —Sonrío falsamente, los soldados a su lado se retiran.

—Recluta Maksiem... —Me come con la mirada. Al percatarse de la presencia a mi lado, su mirada cae sobre su hijo. —Capitán, justo lo estaba buscando, ¿Planea saltarse sus deberes o qué? —Le pone mala cara. —Tenemos activa la misión Murphy.

—¿Ahora?

—No se preocupe, que gracias a su incompetencia en el tema lo sacaron de la misión. —Le gruñe sarcástico. —La misión de los Volkov es suya, salgo para la Central, queda a cargo de los Sargentos y que mi régimen siga su orden sin mi que no tardaré. ¿Si puede hacer eso? Es tan incompetente qué...

—Lo hará, estoy segura. Es su hijo, debería tenerle más fe. —Intervengo luego de notar que Rhyss aprieta su mandíbula a más no poder.

—Es un bastardo, mi deber no es tenerle fe, si no lograr que deje de ser lo que es y se comprometa con esta mierda. ¿Ya te quieres convertir en hombrecito, Rhyss? ¡Empieza a ponerle las jodidas ganas a las misiones!

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora