Tengo poco tiempo, dejo el cuerpo del chico de cabello blanco junto al árbol descansando lo más que pueda que pronto será un fugitivo, me apresuro al consultorio de Carter para buscar el veneno que dijo Niel.
En el camino me encuentro con la esposa del coronel, observa todo el campo y a estas alturas ya no me interesa ocultarme, al contrario; le abriré los ojos.
—Señora... —pongo mi mejor cara de víctima. —¿La mujer del coronel, verdad? ¿Señora Bogdanov?
Ella asiente con la ceja levantada, observa como voy vestida, como un soldado más.
—¿Y tú eres? —le indica a su hija que siga lejos de nosotras. —Tengo entendido que no es una base de mujeres.
—Debió venir más temprano, cuando el coronel despedía a las dos prostitutas que vinieron anoche como todos los fines de semana. —hago una mueca de tristeza. —Los fines de semana son lo peor aquí.
Su rostro se deforma queriendo esconder su decepción, me abro el abrigo enseñándole mi vientre abultado y las costillas que tienen un rastro violáceo.
—No es de ahora... —abanico mi rostro. —Llevo retenida dos meses, sufriendo abuso sexual y físico de parte del coronel. No soy la primera... Me utiliza para satisfacerse y...
Una lágrima se desliza por mi mejilla, la mujer me mira con dolor.
—Tambien sé que el coronel tiene contacto con criminales, escondió droga en casa, porque sabe que nadie iría a buscar ahí ya que casi nunca se presenta. —cierro el abrigo luego de que ve lo suficiente. —Salga de aquí, vaya a su casa y compruébelo, pero ahora no es buen momento, ponga a salvo a su hija que... Ellos ya están aquí.
Se ve perdida, probablemente en shock por mis palabras, se toma el rostro con una sola mano y empieza a sollozar haciéndome sentir mal, no está bien. Pero no permitiré que esa niña inocente pague por su padre.
—Este lugar es peligroso para ella, debe irse lo antes posible.
Sin esperar respuesta suya, tomo sus manos y veo a su hija.
—Merecen algo mejor, créame. —me alejo ya que no responde, está ida durante unos minutos, me alejo a grandes pasos en dirección al consultorio.
Antes de cruzar la puerta la veo tomar a su hija y empezar a correr como si su vida dependiera de ello. Y lo es, depende de que tan rápido corra.
Carter no está, busco entre las gavetas de medicamentos, pastillas e inyecciones.
Encuentro un frasco refundido y es el que mencionó Niel, lo guardo en el bolsillo de mi abrigo, hace tres semanas le quité un poco de veneno a una de las serpientes que tienen en la zona de tortura que me recibió en mis primeros días aquí.
Se merece morir en vida, perderlo todo y luego morir a manos de su creación.
Carter lo escondió bien, no le dije el motivo de tener el veneno pero supo esconderlo, rebusco en su pequeña heladera hay un vino por la mitad y es lo que utilizaré, escondo ambos frascos pequeños y salgo en dirección a buscar a Carter con la botella en la mano.
Pero algo más atrae mi atención, Rhyss está despierto, caminando en mi dirección, no me ve directamente, está retirando la tierra de su ropa.
Si qué el proceso fue rápido, manipular el subconsciente es mucho más "fácil" si sabes cómo hablar; para ellos debes conocer a la persona, un mínimo fallo y sería un fracaso.
Empiezo a caminar en su dirección ahora es lo único que debe importarme de esta base.
Tiene otro semblante y en parte es porque habló conmigo sobre su trauma, sobre los cigarros en su piel en cada momento, los insultos de su padre y la insistencia de que dispare.
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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...