2 PM.
—Maxson, me alegra saber que ya puedes sostener un francotirador. —Murmuro sonriente, él se levanta nervioso.
Decidí no hablar más en el desayuno para no meter la pata, no debo mencionar mi sospecha.
—Era mi primera vez con esas, simplemente fue muy dura. ¿A poco tú puedes?
—¿Crees que no? —Me inclino y levanto el francotirador.
Le doy la espalda y tomo posición de fuerza, dejo la parte de soporte sobre mis manos y el otro lado contra mi hombro, apunto directamente a las botellas nuevas para practicar puntería.
Dejo de respirar para lograr una puntería perfecta, disparo. Tomo aire, contengo y vuelvo a disparar.
Las dos botellas que reciben las balas estallaron frente a los ojos de Maxson, quien es un chico atractivo, tiene el cabello castaño, ojos cafés y un contextura delgada.
Aplaude detrás de mí.
—Pensé que lo que decían era un mito... —Sonríe burlón. —Aparte de hermosa, con buenísima puntería.
—Y es del Coronel, Maxson. —Un soldado camina de largo por detrás de él.
—Tiene razón, soy del Coronel ahora. —Me burlo en cuanto los ojos de Maxson suben por sobre mi cabeza, presiento que no debí decirlo.
—No es adecuado que una recluta esté mezclando trabajo con lo personal. —¿Con indirectas, Rhyss?
—¡Exacto, lo mismo opino! ¿Seguimos, Maxson? —Dejo el francotirador en su lugar y paso rozando su hombro, Maxson se gira a seguirme. —Me gustaría hacer todas esas cosas que ustedes hacen, aunque, las pasaré todas, ya tengo un entrenamiento profesional.
—¿Que tan profesional?
—Armas, técnicas de defensa personal entre otras cosas. —Llegamos al espacio donde entrenan saltando cuerdas como máquinas, también planchas para tonificar el abdomen bajo el sol sin permiso de descanso.
—Las sentadillas es un ejercicio casi primordial que permite fortalecer y tonificar, piernas y glúteos... —Murmura Maxson a mi lado, lo veo detenerse y echar la cabeza para atrás, vuelve a ver mis ojos. —Tú no lo necesitas, ya lo tienes notable y creo que también es por eso que el Coronel solo te quiere para él.
Deja ir una risa burlona, el almuerzo fue un poco incomodo con más de mil hombres repartidos por cada comedor, la mayoría mirándome fijamente al ser la única mujer entre ellos.
Fue muy incomodo.
—¡Capitán! —El Coronel camina en dirección de donde se encuentra Rhyss con sus soldados, unos corren hasta más no poder y otros trotan bajo el sol.
Al parecer Rhyss está de mal humor que no les deja ni respirar.
—Ven aquí. —El Coronel fija sus ojos en mi, hace una seña con sus dedos para que me acerque.
Avanzo hasta ellos, me planto de lado del Coronel, frente a Rhyss.
—¿Si? —Gira media vuelta acortando la distancia conmigo.
—Si, ¿Qué?
—¿Sí, mi Coronel? —muerdo el interior de mi mejilla aguantando las ganas de golpearlo.
Sonríe satisfecho, regresa su vista a su hijo.
—Dígame, Coronel. —Rhyss mantiene su mirada en él. —¿Que necesita?
—Encárgate de la lista mensual, estaré ocupado esta noche.
—Si estarás muy ocupado puedo ayudar al capitán a terminar lo que te corresponde. —Me ofrezco con una sonrisa, Rhyss otra vez aún más confundido fija sus ojos en mi.

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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Misteri / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...