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El Sargento de retira casi tropezando, Rhyss solo cuando llega al nivel alto de molestia es capaz de soltar su enojo.

Sin embargo, delante de su padre parece un gatito frente a un león, porque le debe respeto, el Coronel utiliza su posición para mandarlo y sabe que como Capitán no le puede ordenar nada ni refutar las decisiones.

—¿Realmente piensas ser su esclava? —Pregunta entre dientes fingiendo mover algunas cajas dentro del almacén.

—Para sobrevivir aquí, sí. —Escribo más cosas en el papel. —¿Puedo pedir mariscos? Muero por eso. —Levanto la vista solo para atraparlo mirándome, se gira a continuar con lo suyo.

—Si puedes, pero aquí nadie sabe cocinar, se come nada más qué enlatados, panes y huevos hervidos.

—Pésimo, no pienso cocinarle a nadie más que no sea Carter.

—¿También te gusta? —Se burla.

—No seas estúpido, él es... —Ah, es cierto. Si supieran y llega a oídos del Coronel lo trataría pésimo, por eso se ve a escondidas con Maxson. —Es mi amigo, alguien que me recibió agradablemente.

—¿Sabías que el piloto escapó? —El aire abandona mis pulmones, intento que no lo note. —Esta mañana, la central de la FEME llamó al Coronel para darle aviso, fue el motivo por el que estuve presente cuando dejaste de ser la loca que lo desafía para aparentar ser la víctima sumisa.

—¿Y en qué te molesta? No me sorprende que se haya ido. —Me encojo de hombros.

Al menos, Darwin estará bien. Ya no tendré ese constante temor de que lo lastimen para obligarme a seguir órdenes de este superior.

—Me molesta que tú, especialmente tú, que eres la única, entre las tantas que han caído en esta base, que se atreve a desafiarlo sin importar qué, termine como las prostitutas del pueblo vecino, siendo de su propiedad.

Vuelvo a respirar y niego con la cabeza lentamente.

—Ya te dije mis motivos.

—¿Sabes lo que hará contigo? Ahora es agradable, pero en cuanto pases por su cama te vas a convertir en algo así. —Deja un mínimo espacio entre su índice y pulgar frente a mi. —Para él no tendrás derechos a menos que estés frente a nosotros, frente a mi.

—¿Por qué? ¿Sabe que te intereso?

—Sabe que dejaría que escapes si tuviera oportunidad, sabe que te ayudaría a escapar aunque no tengas posibilidad.

—¿Y lo harías, aún así?

—Si.

—No, Rhyss. —Bufo. —No lo harías, tus problemas con tu padre no dejarían que lo hagas, si él te ordena algo, como tú Coronel, lo obedecerías.

—No es eso, yo quiero ayudarte, pero me interesas y mucho, tal vez es por eso que aún no te ayudo a huir.

Me pongo de pie, luego de escribir una prueba de embarazo y varios preservativos tanto como para el Coronel como para mí.

—Tenemos algo pendiente. —Cambio de tema. —Si no te decides en lo que quieres, luego no te quejes que tú Coronel se te adelante.

Le sonrío ladina.

—Me busca si necesita algo, Capitán.

Salgo del lugar luego de entregar la lista, espero que no se les ocurra sacar la prueba o hacérsela saber al Coronel, aún no.

De lo contrario tendría que dejar que Carter me revise, de hecho, debí preguntarle.

Apresuro mi paso en dirección al consultorio de Carter, extrañamente la puerta está cerrada, golpeó la puerta con los nudillos esperando a que me abra.

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora