Raramente la mujer del Coronel está aquí, no siento pesar por ella, ya que con solo verlo se puede deducir que es un hijo de perra malnacido.
Pero según Carter viene una vez cada mes, pero el mes pasado no vino, lo que me hace pensar que vino sin avisar y... La vez pasada el Coronel se lo prohibió, es lo más probable.
—¿Es su esposa, coronel?
—Ese tema está prohibido para ti. —aprieta sus dedos alrededor de mi muñeca y me suelta.
—¿Está casado y con una hija? —inquiero haciéndome la que no sé.
—¡Te dije que ese tema está prohibido! —ruge furioso, no le gusta que le lleven la contraria y es lo que su mujer hizo. —No te incumbe, ahora lárgate y no te aparezcas.
Sonrío de lado.
—Claro, mi coronel. —me alejo para no ser captada por la esposa, voy del lado contrario a donde se encuentra.
En mi camino se cruza el Capitán Wilson con una sonrisa socarrona.
—¿Que pasó reinita, creíste que mi Coronel estaba solterito? —se burla soltando el humo del cigarro. —Está felizmente casado y con una hija muy hermosa. ¿Usted creyó que sería la oficial o qué? Solo un polvo más aquí en la base, reina.
Aún no aprende conmigo, le suelto un rodillazo directo a sus bajos, al tomarlo desprevenido se retuerce cayendo de rodillas.
Le tomo del cabello mientras mi otra mano encuentra sigilosamente lo que necesito.
—Por ahora tiene esposa. Me aseguraré de que ya no la tenga al finalizar el día. —esto último lo hace mirarme como si estuviese loca.
Me alejo a grandes zancadas en dirección a donde tienen en cautiverio a Niel Murphy.
Él me sirve, con tal de salir será capaz de lamerme las botas.
No tardo en llegar frente a la puerta en mal estado, la abro y un olor repugnante me hace querer vomitar pero me obligo a contenerme.
El ambiente es repugnante, sucio y asqueroso, el cuerpo del chico yace colgado por las muñecas con la camiseta abierta mostrando más heridas.
El espacio es pequeño todo pared de concreto del tamaño de una ducha pública, sus muñecas sangran bajo el fuerte agarre de las cuerdas.
—¿A que debo su presencia en este repugnante lugar? —murmura con acento británico, fija sus ojos en mi.
—Buen día, Niel Murphy. —mantengo mi distancia con el ambiente asqueroso no digno de mi.
Su ropa tiene sangre seca y olores desagradables, un estado deplorable.
—Tengo una propuesta para ti. —empiezo llevándome la mano a la marca de nacimiento que tengo siendo cubierta por mi cabello. —Te ofrezco tu libertad, a cambio de lealtad a tu líder. —le muestro la marca que llevamos los Thyssen líderes.
No es que vaya a confiar mucho en él, pero estoy segura de la desición que tomará.
—Larga vida para los líderes. —murmura mostrando una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes. —Desde que la vi, anhelaba este momento, mi señora.
Muestro la navaja que traía Wilson, la escondí en la manga de mi abrigo.
—Libérate, toma un baño, vístete como ellos para no levantar sospechas, consigue armamento, nos iremos en poco tiempo. —le acerco la navaja sin respirar y me aparto rápidamente por el terrible olor. —¿En qué eres bueno?
—Botánica, Toxinología y Farmacología. —responde ejerciendo fuerza para cortar las gruesas cuerdas que lo inmovilizan. —Tambien el uso de armas, en mi familia somos sicarios.
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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...