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Abandoned Airport, Noruega.

Ni idea de en qué país hemos aterrizado, con ayuda de Morris el piloto supo evadir el campo de vista de los policías, aunque tarde o temprano debíamos cambiar por un avión.

Un helicóptero no tiene la misma potencia y no llegaríamos muy lejos. Los policías ya saben que estamos aquí, no pasaríamos desapercibidos por tanto tiempo, estamos en una zona de aterrizaje, al menos el piloto sabe que haciendo esto puede que su vida esté en menos peligro.

Baja primero el piloto con Rhyss detrás de él, está alerta por la señal que le dí.

Morris es el primero en bajar, se queda de pie fuera del helicóptero vigilando al piloto, por último abandono los asientos del helicóptero. Tan rápido como estamos fuera de la aeronave, Morris y yo levantamos las pistolas apuntando a la cabeza del piloto.

Palidece y nos mantenemos así.

—¿A quien intentabas contactar?

—A mi familia...

—Mientes.

Ambos cañones de pistolas se pegan más contra su cabeza.

—¿Para quien trabajas? —insisto, tiene algo que no me agrada.

—El Higher... Cuervo, me mandó a la pista abandonada, al no verla por ningún lado en la base sabía que estaría por huir por un lugar como ese. —suelta todo entregándome el aparato que tiene un mensaje escrito sin enviar.

Todo listo jefe. Aterrizamos en Australia.

—Lo siento, señora. ¡Piedad! ¡Le ruego piedad a la líder! —lo golpean por detrás de las rodillas y este cae frente a mi, con la cabeza inclinada.

—¿Piedad? —niego. —¿Quieres piedad? ¡Ibas a entregarme al infeliz que tiene a tu rey! No mereces piedad.

Lo golpeo con la pistola y se mantiene en su posición.

—Mátalo. —el novio de Carter asiente y no duda en clavarle la pistola en la nuca, la suya tiene silenciador no queremos llamar la atención.

El aparato electrónico tiene señal así que decido hacerle una llamada al dueño del otro lado. Suena unos segundos y contesta.

—¿Novedades?

Un leve grito se escucha y seguida la bala que le perfora la garganta convirtiéndolo en un manojo de sangre.

—Si, tienes un seguidor menos. —escucho la sonrisa que forma al otro lado. —Lo maté. Bueno, lo matamos.

—Oh... ¿Por qué no me sorprende? —su respiración se deja oír durante segundos. —Buena chica.

—Te ofrezco un trato razonable. —me alejo de los chicos para evitar que me escuchen. —Deja libre a Dage. Tú Rey, si quieres piedad de mi parte.

—¿Dedos o lengua, princesa?

Se ríe amargamente ante mi silencio.

—No me malinterpretes, me refiero a los pedazos de tu hermano. ¿Qué prefieres?

—Prefiero seguir mirando como te alejas del coronel inservible. —murmura helando mis huesos. —Eso es, princesa.

Retrocedo unos pasos y observo todo mi alrededor, no encuentro nada en el aire y solo se me ocurre a quien le acaban de disparar.

—Noruega. —el cuervo llama mi atención. —Un buen lugar para aterrizar. ¿Sabes que a esta distancia puedo verte?

La ira recorre mis venas, no va a jugar conmigo, no otra vez. Niel se percata de que veo a todos lados, se acerca sin atraer la atención de Rhyss.

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora