—¿Y tú eres? —me pregunta la mujer de cabello negro y rasgos similares a los de...
—Rhyss Maksimov. —contesto y su mirada solo sigue en mi, no se fija en Carter ni en Morris. Pero los tres parecemos sospechar...
—Para ustedes soy Perla —nos señala y solo observo los alrededores. —Para los demás, soy Sage Bronova.
Se nos descuelga la mandíbula a los tres, ella se gira a ver a uno de los hombres a su lado derecho. Viste de oro.
—Emir... padre —corrige mirándome de pies a cabeza y regresa la mirada a él. —¿Es él?
—Si, es él.
Su señal basta para ponernos alerta, Carter desenfunda el arma al igual que Morris, pero yo estaba adelante como la cabecilla de equipo, solo pude dispararle al hombre de dorado antes de ser arrollado por otro cuerpo.
Carter con Morris le disparan a la seguridad y no los atrapan como a mí.
Yo soy el objetivo.
Les indico que escapen ya que ellos pueden antes de sentir un pinchazo en el cuello.
—∆∆∆—
SAGE.
Empuño la pistola y me acerco sin ningún miedo, empujo la puerta luego de abrirla y veo a una mujer de espaldas a mi, tiene mi arma pero no se gira.
—Manos arriba, perra infeliz. —se ríe y no soy de dar tantas vueltas, le disparo a las piernas justo bajo las rodillas y cae. No me interesa hacer larga la situación.
Por último disparo a la mano que tiene el arma y tranquilamente camino con una mano en mi vientre.
—¿Quien te mandó? —la sangre ensucia el piso pero ella no grita y el mínimo sonido de las balas no es problema.
Observo la comida que trae en el carro.
—¿Quien te pagó para envenenarme?
—Aún... no me pagan..
—Ni lo harán. —tomo uno de los tubos de látex guardados en los cajones de la habitación y dejo la pistola, con las dos manos llevo el tuvo por delante de ella y lo aferro a su cuello con mi fuerza, le doy vuelta al tubo entre mis manos como una soga.
—Embarazada o no, tengo la misma capacidad para aniquilar. —murmuro con seguridad.
Mi vientre es mi punto débil, es lo que debo proteger a toda costa, por ello pongo mi distancia. Intenta soltarse con más necesidad con cada minuto que pasa.
Antes de que muera dejo de hacer fuerza, se ve aturdida, aprovecho para retirar sin compasión el látex de su cuello y atar sus manos con rapidez. Intentar tomarse el cuello pero solo puede toser.
—Si crees que te dejaré morir tan fácilmente estás equivocada. —tomo su rostro con fuerza, siento unas terribles ansias de destrozar cada parte suya por querer matarme o a mis bebés con su mierda de veneno.
Busco en su ropa algún tipo de arma blanca y encuentro un frasco de vidrio en la vestimenta falsa de enfermera.
—Veamos que sucede cuando tomes una cucharada de tu propia medicina. —me levanto y traigo el plato no se nota que esté envenenado.
Lo que más me harta es que se queda callada, no dice quién es el hijo de perra que me quiere joder. Quien de todos.
—Ya no... —jadea mirándome. — tiene protectores.
—Es lo que les hice creer. —ve como me coloco unos guantes quirúrgicos, tomo su barbilla con fuerza y aprieto sus mejillas hasta sentir los dientes. —Abre la boca, querida.

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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...