Domingo 01 de septiembre de 2019.
SAGE.
Masajeo mis muñecas, no duele, pero tengo náuseas y un extraño dolor en el vientre que se apodera de mi cuando hago mucho esfuerzo.
El Coronel me está jodiendo la paciencia, quiero arrancarle los ojos, pero sin él Brandon no vendría, le dije de un Coronel y es lo que haré. Le voy a entregar a este Coronel.
—¡A fuera! —ordena el centinela que cuidó mi celda toda la noche.
Salgo mirándolo mal, sé que saben que yo fui de la explosión, pero quiero que piense que tiene la ventaja, quiero que sienta que lo tiene todo bajo su control, en el momento más inesperado se dará cuenta que es al revés.
Me encamino al comedor, es la hora del desayuno y la mayoría come todo sudoroso por los entrenamientos matutinos, de solo entrar siento que se me muero.
Desisto en la idea y busco a Rhyss con la mirada para que como algunos días, comamos juntos en el consultorio.
Pero no lo hallo, ni a él ni a Morris para hacerme compañía, no duelen los azotes de anoche, pero cada que lo pienso me hierve todo, nadie volverá a tocarnos.
El embarazo me tiene con ganas de deprimirme porque Carter no está, y es quien me hace sentir no tan sola.
Me encamino al consultorio, Maxson está entrenando con uno de los reclutas a quien lo tienen de sirviente, ambos pelean y Maxson intenta golpearlo.
Entro al consultorio y me encuentro con un hombre delgado con la bata de Carter, tiene poca barba y sus ojos son castaños.
—¿Necesitas algo? —pregunta manteniendo la vista en las cosas.
No no no.
—¿Y Carter? ¿Quien eres tú? ¿Que haces aquí?
No es posible, ¿No va a volver?
—Tranquila, solo soy su suplente cuando tiene que ver a su mamá. ¿En qué te ayudo? —el aire vuelve a mis pulmones y el alivio.
—Eh... Pensé que ya no volvería, solo quería estar lejos de los soldados, el mismo ambiente me estresa. —y lo hace, verlos seguir la rutina me estresa, no podría vivir como ellos.
Es tan repetitivo.
—Puedes quedarte si quieres, no hay pacientes y agradezco que sea así. No tengo idea de todo lo que sabe Carter. Solo sé poner banditas en las heridas.
—Entiendo, es un poco complicado, ¿Cual es tu nombre?
—Paul Martínez. —extiende su mano. —soy ingresado, pero ya sabes, un soldado peón.
—¿Ocupas el escalón más bajo?
—Si.. hago lo que puedo para ascender. —se encoje de hombros. —¿Y tú eres...? La mujer del Coronel, pero poco sé de ti.
—Evadne Ma..
—¡Martínez! —escucho la voz de Wilson cargada de molestia, el mencionado sale fugazmente.

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RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...