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—¿Sucede algo? —frunzo las cejas ante su reacción.

—No, nada... Solo... los nombres se me hacen conocidos.

—Oh —tose evitando el tema. —Puedes contactarlos por tu acceso, lejos de mí no vas a correr peligro al entrar al foro. Tienes que contactarlos.

—Sage... Yo creo que Dust está muerto...

—No lo está, créeme, puedes comunicarte con ellos sin mencionar mi nombre a menos que sea lejos de aparatos donde la OMC pueda intervenir.

—De acuerdo, será fácil entonces. ¿Cual será el punto de encuentro?

—Cuando salgamos te diré en donde, por ahora descansemos, la doctora debe llegar en unas horas y debemos irnos.

Asiente e impulsa la silla de ruedas a la otra camilla de esta misma habitación, se sube y se cubre dándome la espalda. Me acuesto con suavidad y cierro los ojos.

Estoy exhausta, no he dormido bien pero su alimentado para mis bebés, cierro los ojos intentando dormirme.

Siento levemente mi vientre endurecido, pero el dolor de mis extremidades por hacer fuerza no me deja darle importancia.

Recuerdo cuando el edificio explotó, había matado a toda la cúpula y estaba feliz por eso, más por la explosión del edificio. Evoco los momentos del edificio, cuando matamos a todos los farsantes y...

Recuerdo cuando estaba torturando a Ana, quería meterse con Dyer y le dije... ¡Delante de Brandon le dije que era Evadne!

¡El sabe que soy Evadne!

Abro los ojos de golpe. O sabe y me quiere dar ventaja para que lo busque o no se acuerda de lo que dije. ¡Maldición! ¿Como se me pudo pasar ese dato tan importante?

Durante toda la noche intento dormir de nuevo con el dolor en mis brazos y bajo mi vientre, al día siguiente Niel sigue dormido ahora boca arriba, sus rizos ocultan la mitad de su rostro.

Me levanto, me ducho aprovechando el tiempo, hoy sí o si debo irme de aquí. Me visto en el mismo baño y salgo peinando mi cabello, Niel está comiendo y mi desayuno me espera.

Nos tardamos un rato comiendo en silencio, no somos de hablar mucho pero no es silencio incómodo. Finalmente la enfermera  llega con las vitaminas, solo que más pastillas de otros colores.

—¿Llegó la doctora? —le pregunto observando las pastillas.

—Si. —me sonríe. —tiene otras pastillas vitamínicas ya que al parecer hoy le dan de alta.

—Yo las tomaré —el chico de rizos extiende la mano. —Puede tomar otras del mismo frasco o que ella lo haga.

Entiendo su desconfianza, siento lo mismo, ella no duda en ningún momento, le entrega el vasito con las pastillas y de su bolsillo retira las botellitas de pastillas con los nombres vitamínicos de siempre, me los he memorizado.

Hasta ahora la doctora y Carmen no han fallado en su trabajo y la doctora está comprada. ¿Tengo que confiar?

—Tengo que extraerle sangre, la doctora lo necesita para determinar su estado, posible anemia o enfermedades que se necesiten tratar por el bien de sus bebés. Un embarazo múltiple es riesgoso.

Reviso los frascos cuando me los da, son los mismos colores que siempre solo que los otros son de forma de gomitas, mi mente debate entre sí tomarlas o no. Niel lo hace primero y durante los próximos 5 minutos no muestra ninguna molestia ni efectos negativos.

Accedo a tomar las cápsulas de vitaminas, lo de extraer sangre debe ser normal... Para pruebas como esas se requiere la sangre.

—De acuerdo. Hágalo.

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora