RHYSS BOGDANOV.
Caos es lo que define la situación, llevamos algo de 4 días planificando el ataque gracias a las pistas que descubrió el Coronel, pero se arruinó cuando nos descubrieron.
Aunque más bien, era una emboscada esperando al Coronel.
Ahora los pocos que sobrevivimos estamos ocultos en los alrededores de la mansión de los Volkov, listos para atacar.
En cierto punto, quizá no vuelva a la base ya que nos superan en números y no he superado el trauma de matar a alguien, no puedo hacerlo.
Por eso estuve mucho tiempo dejando pasar los operativos, por eso iba a dejar que Evadne me mate a tener que hacerlo yo o ver qué lo hagan.
Es una mujer excepcional y es lo que me mantiene en pie.
—¡Q.U.F! —La radio empieza a sonar a mi lado, alertando. —¡Solicito ayuda, capitán! ¡Mi capitán Q.U.F!
Utiliza el código Q de radio usado en nuestro régimen, las manos me tiemblan.
—¡Capitán, nos están...! —La radio queda encendida, mis oídos escuchan los balazos que acaban con la vida de mis últimos soldados.
—Lo siento... —Mascullo apretando la radio con fuerza, no creo vivir en cuanto me enfrente a ellos.
Y no tengo la valentía para hacerlo, ese miedo, temor que tengo me hace sentir miserable persiste.
Las constantes presiones de parte del Coronel para manchar mis manos... Y lo logró.
—Informe del dron. —Solicito pegando mi frente contra la radio en mi mano. Nadie responde. —Solicito...
—¡Duplicaron la guardia, capitán! El dron detecta el doble. —Murmura bajito, cierro los ojos intentando pensar bien lo que haré.
No puedo dar por pérdida la misión, he perdido a muchos soldados y sus vidas serían en vano.
—Aborte...
—¡No podemos abortar la misión, Capitán! Murieron la mitad de los nuestros, debemos pelear hasta el final.
—Saldré. —Le hago la seña militar a mis soldados dispersos, la señal de esconderse. —Ustedes se irán y yo daré la cara por los soldados perdidos.
—Mi Capitán...
—Ya di una orden. —Se escuchan más disparos, la sangre de mi frente se secó y mi cabello está de tierra y sangre.
La mayoría de los soldados yacen sin vida dispersos en todo territorio del mafioso Volkov.
—¡Alto al fuego! —Grito logrando que detengan las balas.
—¡Colabore con nosotros, Coronel! —Escucho la voz del mafioso Volkov, mis soldados se niegan a dejarme.
Llevo la pistola y lo largo del carrizo lo pego a mi nariz y parte de mi frente, si tengo que morir... Al menos quiero recordar esos ojos tan peculiares que me envolvieron en interés y atracción como nunca antes.
—Jefe, si salimos vivos de aquí... Debería conseguirse una novia, de nada sirve arriesgarlo todo sin haber vivido momentos felices, nunca se sabe cuándo llega el momento. Es mejor disfrutar la corta estancia con momentos que lo valen.
Sus palabras son como golpes directos al corazón, tiene razón... Me cerré al mundo cuando el Coronel me encontró y obligó a pertenecer a su ejército, quería que me acueste con las mismas prostitutas que habían pasado por la cama de todo el régimen.
No me enamoré... Pocas veces probé el placer y me convencí de que debía pagar mi felicidad por la muerte que provoqué.
Toda mujer que cruza las rejas del régimen, se condenan a ser abusadas y desechadas, intenté que no suceda, hasta que las torturas parecieron no ser inmunes en mi.
ESTÁS LEYENDO
RHYSS. [AKDR #4]. ©
Mystery / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...