Viernes 30 de agosto de 2019.
Base militar, Athastone.
—¿Carter? Necesito que me hagas un favor.
Suficiente espera, suficiente de conseguir la confianza de ciertos soldados que pueden ayudarme aquí dentro.
Ya se van a cumplir dos meses en este lugar en cautiverio bajo órdenes absurdas.
—Para ti todo lo que quieras, tengo que agradecerte el cumplir ya casi un mes con Morris. —sonríe metiendo unas cuantas cosas en una mochila. —Pero no estaré fuera por mucho tiempo, lo sabes. ¿Que necesitas?
—Solo necesito que vayas al lugar donde se estrelló la avioneta hace dos meses. —asiente.
—¿Que quieres encontrar ahí?
—Una inyección. —asiente dudoso. —Tú conoces en donde fue, por eso te pido a ti, aparte de que eres de mi confianza.
Carter tiene el fin de semana libre para ver a su madre que enfermó. Él va a traer mi arma más poderosa. No le conté a Rhyss detalles de la primera vez con el Coronel, pero si le dije que había sido demasiado bruto a la hora de hablarme y que en cualquier momento podría matarme.
No puedo soportar torturas por mi estado pero estoy incrementando la influencia que tengo en el Coronel por el uso de mi belleza destacando los impulsos de Evadne, es riesgoso perder al bebé en este lugar, podría morirme y todo se iría a la mierda. Por lo tanto, tengo que seguir con el estúpido papel aunque no me dejo, lo golpeé y seguiré golpeándolo las veces que se me antoje.
—Ya tengo que irme, muñequita, no te alejes de Rhyss, vuelvo en dos días. —asiento, deja un beso en mi frente y se va.
Aunque está con Morris, Carter suele tener "bajones" donde se le da por encerrarse con Maxson en su consultorio.
Actúo como la mujer del Coronel para que nadie se pase de listo, ayudo a Carter en sus labores casi todos los días para no volverme loca con el encierro, y sirve porque he forjado lazos con algunos soldados como Carter y Morris. Todo esto sirve de algo y es que con los conocimientos de Carter voy a conseguir elaborar un veneno que le haga sentirse impotente cuando vea que planeo arrancarle a su hijo.
Rhyss y yo seguimos manteniendo una especie de relación, cercana y privada donde nadie sospecha. El Coronel suele irse a sus operativos y volver a torturar al chico llamado Niel, de paso querer meterse entre mis piernas, lo cual no lo ha hecho, es extraño pero no cruza los límites de mi intimidad, solo me toma como su perra por detrás y me murmura lo complaciente que le soy.
No me da ni un puto orgasmo, solo él se satisface conmigo y gracias a mi actitud no es siempre, lo que no me da él me lo duplica su hijo y con buenos tratos.
No duermo con el Coronel desde antes del operativo de ayer, decidí que es mejor la celda a que compartir cama con ese pedazo de incompetente, aunque en las madrugadas viene, se sienta y me observa, duda si tocarme, y algunas veces se pajea a mi lado con solo mirarme.
Es como una patada en el hígado fingir que duermo solo para espiar cuando suelta la boca pensando que no lo escucho.
Aún no consigo entrar a la oficina, golpeé tantas veces al Coronel que no me ha dejado ni pasar cuando se encuentra por ahí.

ESTÁS LEYENDO
RHYSS. [AKDR #4]. ©
Misteri / ThrillerSage se ve forzada a convivir varios meses con el desquiciado Coronel, este se queda encantado con ella al ser la única mujer entre ellos y la encierra en su batallón militar aislado de todo. Dos meses después, cuando por fin logra escapar, envenena...