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Darwin Greet.

El pelinegro solo parece una máquina destructora sin cuidados. Si fuera su guardaespaldas ¡Renunciaría!

Después de dos décadas dentro de casi dos meses buscando y analizando mientras recordaba la serie de coordenadas que seguí antes. Estamos aquí, donde nos tiraron la avioneta.

—¿Y, que vienen buscando? —nos pregunta el pelirojo en la zona donde nos cayeron los militares y derribaron la avioneta.

—Uh, solo venimos de muy lejos para comentar una... —intento no sonar tan obvio pero Kyler pretende acercársele como un león hambriento.

—La base militar. —su voz no sale nada amable. —¿Donde?

—Si, eh —lo tomo de la chaqueta y lo hago retroceder, tomo su lugar. —Darwin. —me presento. — Buscamos al Coronel por motivos muy confidenciales...

—Sullivan Carter, oficial médico. —nos ve dudoso. —¿Para qué quieren dar con la base?

—No te imp... —lo hago retroceder de nuevo.

—Solo es sobre una investigación, venimos de Canadá. Es una investigación personal pero involucra al Coronel por...

—La base está a unos kilómetros. Hay dos rutas. Están con los carteles invertidos, tienen que encontrarlas y es lo único que puedo decirles. —lleva algo en la mano que mete a la mochila pero nos ve precavido.

Se sube a una moto, la enciende y Kyler ya quiere arrancarle la cabeza.

—Quieto, animal salvaje. —le murmuro en espera a que se desaparezca el extraño.

Nos ve por el hombro pero más a Kyler como si fuera algo divino. Sus ojos echan rayos y sonríe chispas.

—Hey tú. —le habla. —Te pareces a la descripción que me dió una amiga. —me analiza y habla extraño tanto que me quedo quieto junto a Kyler.

¿Que hace alguien a esta hora por aquí? ¡Está por amanecer!

Avanza varios pasos junto a la moto y luego se ríe como un demente. ¿Que diablos?

—¡Se lo contaré a Evadne! —aquello me hace codear con fuerza a mi compañero.

Intento correr detrás del hombre pero a quien le tiré un codazo me hace rodar por la tierra sucia y mojada.

—¡Que te pasa, animal! —me levanto sacudiendo mi conjunto. —¿No lo escuchaste?

Me ve como si estuviese loco.

—¿De que diablos me estás hablando? ¿La muerte te afectó? —me gruñe.

—No entiendo cómo Sage se enamoró de ti. —gruño entre dientes. —Yo no lo haría. ¿Quién puede hacerlo? ¡Joder! Eres una patada en los huevos.

Le doy un zape.

—Evadne es Sage, pedazo de... —y se va. —¡No me dejes hablando solo, Kyler Josefo!

Jeje, odia que le diga otro nombre.

—Vuelve a decirme así y te hago pelón. —me amenaza devolviéndose.

Solo empiezo a correr porque viene detrás de mi, ahora su semblante es diferente.

—Me voy a cagar en la madre del Coronel. —me comenta tranquilamente. —Si tiene un hijo haré que le abran las entrañas, si se atrevió a tocarla.

—Si, si, Josefo. Tú eres como Barbie, sé lo que quieras y haz lo que quieras. —echo a correr más rápido en dirección a donde se fue el sujeto. —¿Si te das cuenta que nos metemos a la boca del lobo? ¡Tiene miles de hombres!

RHYSS. [AKDR #4]. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora