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Volkov al escuchar el molesto ruido de su alarma ser emitido se removió sobre su colchón un poco adormilado, estiró su brazo hasta el reloj y apagó su despertador. Sin si quiera abrir los ojos se incorporó sobre la cama, recargándose en la cabecera para tratar de espabilarse poco a poco. Perezosamente, levanto sus parpados y dirigió su vista hacia la izquierda observando la hora que marcaba el reloj digital que se encargó de despertarlo. 

6:01 a.m.

Rápidamente, alejando su sueño de encima, comenzó a patalear para quitarse la cubierta que le arropó durante la noche. Al estar descubierto, llevó sus pies fuera de la cama y salió de ésta completamente, pisando la oscura alfombra que cubría el área de su cuarto. 

Como todas las mañanas, se estiró un poco con la intención de aflojar su rígido cuerpo después de horas de total desconexión, provocando que varios de sus huesos crujieran en el acto. Seguidamente, caminó fuera de su habitación pasando el portal y arribando en el pasillo, mismo que llevaba a las dos habitaciones del departamento y a la planta superior, con la intención de entra a la cómoda de su hijo. 

Con cautela, entró al cuarto del menor siendo recibido por un enorme silencio y un poco de oscuridad, puesto que el cuarto se encontraba iluminado por una lámpara de noche con la que el niño siempre solía dormir. Dio un par de pasos largos hasta llegar a la cama donde yacía dormido plácidamente su hijo, cuidadosamente se sentó sobre el colchón y se volteó en dirección al menor. Seguidamente, comenzó a remover a Gael con suavidad buscando que el castaño despertara, cosa que era una lucha constante todas y cada una de sus mañanas.

—Gael... —llamó en un tono suave— ya es hora, levántate o se hará tarde.

Volkov, continuó con los movimientos que, poco a poco, lograban despertar al niño, no obstante, sólo se detuvo cuando un ligero gruñido salió de los labios del menor, indicándole que había logrado su cometido.

—Sí, lo sé, así que ya vamos—alentó Víktor, quien se posicionó junto a la cama dónde se encontraba un pequeño castaño con la cara hinchada y los ojos entrecerrados.

No pudo evitar sonreír ante esa adorable imagen.

Gael esa mañana, y como todas las anteriores, se veía tierno, y a Volkov le encantaba verlo de esa forma.

—Anda, ve a arreglarte—llevó su mano hasta la cabellera de su hijo y frotó sus hebras con delicadeza—. Te espero arriba, no tardes—alejó su extensión y se dispuso a salir de la habitación. 

—¿Prepararas mi desayuno favorito? —inquirió Gael a la vez que salía de la cama para ir en dirección al baño de su habitación—. Porque después de la cena de ayer... creo que me lo merezco.

—¿Estás diciendo que no te gustó la cena que hice? ¿No te gustaron los platillos de mi país natal que preparé? —Volkov se detuvo abruptamente y se quejó de las palabras de su hijo en un tono exagerado.

—Mhm... tal vez... —respondió el pequeño al mismo tiempo que cerró la puerta del sanitario justo detrás de él.

Víktor negó divertido, manteniendo una ligera sonrisa en sus labios. Aun le sorprendía que tuviera un hijo que no tuviera miedo de enfrentarlo, a pesar de que la mayoría de sus "discusiones" fueran parte de un juego, él nunca se imaginaria tener una relación así con su padre.

Aunque... para eso tuvo que haber tenido un padre que estuviera presente.

Alejando ese pensamiento de su mente, situó su mirada en la desordenada cama del castaño, misma que no dudó en reacomodar y ordenar debidamente. Tal y como acostumbraba hacerlo, comenzó a preparar las cosas del pequeño, desde la ropa que usaba como uniforme hasta algunos útiles escolares que metió dentro de la mochila del niño.

🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora