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Aparcó coche en el pequeño estacionamiento de aquel local, apago el automóvil y tomo las llaves del contacto. Bajo del vehículo y procedió a sacar a Gael del auto, cargándolo en brazos para después cerrar la puerta trasera.

Giro su cabeza levemente viendo el gran cartel del local de comida rápida que tenía como nombre: Burguer Shot.

Lugar al que jamás había asistido previamente.

A lado del deportivo del ruso, se bajaba de su transporte Greco, que a diferencia de Volkov ya portaba su ropa de civil, se giró hacia padre e hijo y exclamo:

—Vamos dentro—comenzó a caminar hacia el establecimiento.

Acción que imitó Viktor mientras apagaba el carro con el mando.

Ambos comisarios se adentraron al local, siendo recibidos por la incandescente luz que desprendía el recinto, además de las tonalidades rojizas y blancas que estaban por todas partes.

Las miradas de varios comensales de la hamburguesería se fijaron en la figura de ambos hombres, los cuales caminaban firmemente hacia la mesa más cercana, y algo que varios notaron fue la presencia de un niño con ellos.

Caminaron a mano izquierda, tomando lugar a una mesa de cuatro plazas y esta se encontraba a un comedor de distancia de la puerta del recinto.

Los tres se sentaron, ambos hombres en cada extremo de la mesa y el ruso sentó a su pequeño a su lado derecho.

—¿Qué vas a pedir? —cuestiono el de barba a la vez que tomaba un menú que se encontraba en la superficie de metal—Recuerda que pago yo, así que ordena lo que quieras... cualquier cosa menor de 100 pavos, que me quedo pobre si no.

Volkov enarco una ceja, dudoso, tomo el menú para después darle un breve vistazo, Gael se acercó al mayor para alcanzar a leer igualmente.

—¿Qué quieres comer? —pregunto el de cabello gris para el castaño.

—Mhmm, no se... No tengo tanta hambre, la verdad—respondió el menor.

—Vaya por dios, yo que quería dejar en bancarrota a Greco, ahora no voy a poder—dijo Volkov a la vez que continuaba mirando la carta del restaurante de comida rápida.

—¡Eh! Bobo, que para la próxima tu invitas y el que se queda pobre es otro, eh—respondió Rodríguez.

—Si, como sea... —entrecerró sus ojos levemente el ruso, para de alguna manera enfocar las diminutas letras del menú.

—Papá—llamo el niño que tiraban de la camisa beige del comisario para tener su atención.

—¿Sí? —dijo el mayor, quitó su mirada del menú y la poso sobre su pequeño.

—¿Puedo comer solo papas fritas? No tengo mucha hambre y creo que comeré hasta llegar a casa—explicó mientras que mantenía aún el contacto con la prenda de su padre, sosteniéndola con su manito.

—Si, no hay problema—aceptó, con una leve sonrisa posada en sus labios, y llevo su mano derecha hacía la cabellera del menor y la removió levemente.

—Gracias, papá—contesto su hijo con una sonrisa.

El comisario detuvo su acción y sostuvo nuevamente el menú con ambas manos.

—De nada—respondió el ruso.

Greco no perdió detalle de aquella situación, era increíble como su amigo y compañero había adoptado aquella forma de ser desde la llegada de Gael a su vida. Cosa que en parte le alegraba ya que él solo quería verlo feliz y le deseaba lo mejor en su vida como padre. Aunque sabía que Volkov no estaba completo, a pesar de tener al niño a su lado, necesitaba algo más.

🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora