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/16/07/202X\

Los tres amigos se reunieron un día más en la escuela. Como el día anterior, se sentaron juntos, y tenían planeado mantenerse así para el resto de sus clases. Además de que dos de ellos estaban emocionados con las novedades que traían.

Se mantendrían tranquilos en el trascurso de sus actividades recreativas, esperarían pacientemente hasta la llegada del receso para soltar sus noticias.

Por ahora, realizarían juegos guiados por la maestra Iris, cosa que los emocionaba muchísimo. Siempre se la pasaban bien jugando cualquier actividad que se le ocurriera a su instructora.

El trío hizo equipo nuevamente, se sentían cómodos juntos por lo que se facilitaba hacer actividades grupales y en las individuales solamente se acompañaban.

***

Al llegar el tan esperado descanso, los tres pequeños salieron de su aula con sus almuerzos en mano, para dirigirse directamente hacia su lugar especial.

—¡Rápido, Gael! ¡Rápido! —exasperaba la pequeña pelirroja que tenía jaloneando del brazo al pelinegro. Mientras el castaño les seguía por detrás, despreocupado.

—Tranquila, ya estamos aquí—le intentó tranquilizar al llegar justamente a su destino; la parte trasera de los edificios que conformaban los salones de clase.

Los dos niños se sentaron en el lugar de concreto que era parte de la edificación, por otra parte, la niña se mantenía de pie; con su bolsa del almuerzo en sus manos y sus brazos cruzados sobre su pecho. Estaba impaciente. 

—Ya puedes hablar si quieres—le dijo el pequeño de ojos cafés al mismo tiempo que desenvolvía su comida—. De ti voy yo, y sí quieres decir algo Axel puedes después de mí—se dirigió al de cabello oscuro a su lado. Este asintió en silencio mientras imitaba su acción.

—¡Bien! Empezaré yo—habló en un tono alto la de ojos verdes, quería soltar la sopa de una vez.

El par le prestó suma atención.

—Mi papá, ayer mientras estábamos en su trabajo—comenzó a relatar—, me dijo que iba a darme algo para que yo te lo diera a ti—señaló a Gael con su dedo índice.

Él se descolocó.

—¿A mí por que? —cuestionó enarcando una ceja.

—¡Aún no acabo! —chilló la contraria.  

Volkov hizo una expresión de cierre sobre su boca con sus dedos, transmitiendo que guardaría silencio a partir de ahora.

Pérez suspiró, para después continuar:

—Me daría algo para que te lo diera—reanudó—, pero solamente para que tú se lo dieras a tu papá.

El castaño entendió.

—¿Entonces nos están tratando de palomas mensajeras? —dijo pensativo.

—En todo caso YO sería la paloma mensajera—sonrió triunfante la menor.

Axel asintió comprendiendo su metáfora, mientras le pegaba un nuevo mordisco a su emparedado.

—Lamento romper tus ilusiones... —mencionó el de cabello marrón.

—¿Por qué? —se cruzó de brazos la de pelo rojizo.

—Nada, nada—le restó importancia—, termina y te cuento—comió de su Sándwich.

La de irises verdes exhaló y continuó:

—Me lo dio en la mañana, antes de salir de casa; dijo que era una carta, una que solo tu padre puede leer. Me juró que me iba a decir que ponía cuando yo te la diera, así que tengo que cumplir con mi palabra.

🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora