[🦋/🍩|🥃/⚡]

689 64 6
                                    

🦋 ♡ ◇ ♡ ◇ ♡ ◇ ♡ 🥃

*

Estaba oscureciendo cada vez más, los colores anaranjados comenzaban a disiparse en el cielo y la llegada de la luna era inminente. La oscuridad comenzaba a arribar y la brisa nocturna se hacía cada vez más constante; comenzaba tener frío.

La ventana frente a él no ayudaba, ya que el aire se colaba por las rendijas del marco, y por ende, la frialdad lo alcanzaba. Además, no era de ayuda el hecho de tener las manos húmedas, pero ya faltaba poco para terminar.

Justo ahora, Horacio, se encontraba en la cocina frente al fregadero, lavaba algunos de los trastes que se usaron en el almuerzo de esa tarde y otros que había por ahí acumulados. Llevaba algunas horas con aquella tarea, y no era por la cantidad de trastos, sino por la forma lenta y pausada en la que lo hacía. 

Enjabonaba despacio cada cuenco, para seguidamente enjuagarlo de la misma forma; esto con cada uno.

Tal vez era poco Eco Friendly de su parte, pero de esa forma lograba distraerse, y con ello, podía evitar ese mar de pensamientos al que no quería caer. 

No estaba para agobiarse, no ahora que estaba en su refugio; en su lugar feliz. Por ahora solo intentaría pensar en su plan para los siguientes días, serían días duros por lo cual debe mantenerse al margen y no echarse más problemas a la espalda. 

Mañana tiene trabajo, y por consecuente los demás días, todo tenía que salir bien.

Reaccionó al no poder tomar otro plato del fregadero, miró hacia abajo y comprobó aquello; había acabado su labor.

Terminó por cerrar la llave del agua, se secó las manos con un pañuelo y lo dejó en su posición anterior. 

Dió media vuelta, caminó hasta la barra que se encontraba a unos pasos frente a él y de ahí tomó su teléfono celular. Lo encendió y revisó, tan solo habían algunos mensajes de sus trabajadores y de Athenea; decidió contestarlos al instante.

Posteriormente, metió su aparato en el bolsillo de su ligero pijama blanco, y marchó fuera de la cocina. Fue a su lado derecho, yendo directamente hacia el comedor contiguo a la cocina.

Se acercó a la mesa, allí se hallaba Pamela con algunos cuadernos y mochila sobre el mesón; estaba haciendo tarea, seguramente.

Terminó sentándose junto a ella, con sus manos inquietas tomó uno de los cuadernos que se encontraban en la superficie de madera, revisando casualmente el contenido de la hoja. 

─¿Terminaste? ─cuestionó a la vez que dejaba la libreta en su lugar.

─Sip, terminé─respondió la ojiverde, regalándole una sonrisa a su padre. 

Ante el gesto, Horacio sonrió igualmente y llevó su mano derecha hacia la cabellera rojiza de la contraria. Acarició su pelo con suavidad, logrando que la pequeña respondiera acurrucándose a su extensión; imagen que derritió su corazón.

─Te quiero mucho, Pam─declaró el de cresta, manteniendo un tono suave y calmado.

─Yo también te quiero, mamá. 

Sintió sus ojos picar, probablemente lloraría al escuchar las cinco palabras que lo hacían morir de amor, pero no era momento para eso; no quería llorar frente a su niña. Volteó hacia arriba al instante, viendo el techo de su complejo y parpadeando rápidamente, evitándolo. 

Logró calmarse, retiró la mano de su cabello y la colocó en la mesa. Se levantó de su silla, la puso debidamente en su lugar y exclamó:

─Vámonos, anda, que te dolerá la espalda si te quedas ahí mucho tiempo─comenzó a guardar los útiles escolares de la pelirroja en su mochila.

🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora