🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AU

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Subía y bajaba su pierna derecha frenéticamente, esta incluso topaba con la mesa que se encontraba cubriendo la parte baja de su cuerpo. Su torso se mantenía inclinado levemente hacia la superficie, donde allí se hallaban algunos papeles, bolígrafos y cada cosa que recolectó hace un rato.

Estaba analizando todo, números, nombres, información, cada cosa que ahí se hallaba. Se encontraba realizando un pequeño reporte, uno en el que narraba los sucesos que vivió el día de ayer y de hoy.

Al no tener una computadora disponible, no le quedó de otra que escribirlo de su puño y letra. Usando una hoja de su block de notas y un simple lápiz, para que las cosas no se le olvidaran y llevara una base de su informe final.

Ya lo reharía después, cuando llegue a casa y esté tranquilo.

Leyó nuevamente el párrafo que le estaba causando problemas; uno en el que expresaba la actitud de los sujetos en cuestión, Anya y José, pero no encontraba las palabras exactas. Ya había puesto que eran asquerosos, recalcando que la mujer lo era aún más, sin embargo tenía conocimiento que aquellos léxicos en particular no era lo más ético cómo para poner. Dado que aquel informe acabaría en manos de Conway, por lo que tenía que buscar en la biblioteca de su mente un poco más de términos para aquel escrito. 

No le venía nada a la mente. Tal vez era porque se encontraba agotado mentalmente por aquel encuentro, tanto que su mente estaba hostigada y agotada.

Suspiró cansado. 

Soltó su cuerpo, dejándose caer sobre la mesa que estaba usando como escritorio, recostando parte de su torso en ella. Pegó su cara a la superficie, chocando con algunos objetos que allí se posaban.

Cerró sus ojos por completo.

Estaba agotado, y eso que apenas comenzaba el día.

Sus ánimos habían caído en picada desde aquella reunión con los sujetos a los que investigaba actualmente. Y es que a veces era tan difícil de hacerlo que no sé terminaba de acostumbrar al ritmo que su vida llevaba. 

Mentiras, era lo que la mayoría de las veces salía por su boca. Era un mentiroso de lo peor, y lo aceptaba, no iba a negarlo tampoco...

En eso se basaba su vida hoy por hoy, decir falsedades para sobrevivir, engañando a la gente para obtener un botín por sus cabezas. 

Sí, tenía presente que era para cazar a los malos, usando su labia para obtener lo que quiere de ellos, para así entregar sus cabezas en bandeja de plata... no tenía remordimiento por ellos. Sin embargo, hay personas a las que les ha mentido que no son para nada malas personas, sus empleados son prueba de esto, sus amigos policías, hasta su propia hija...

¿Vale la pena hacer todo esto? No... en ocasiones no.

Por aquella astilla en su vida, las mentiras que tanto usa para permanecer, dejó de mentirles a algunos allegados... bueno, no del todo. A medias se podría considerar, puesto que pocos de sus seres cercanos saben su verdadera historia, son contadas de hecho...

Solo sus verdaderos amigos tienen conocimiento de algunos sucesos de su vida, únicamente los estrictamente importantes; su vida laboral, un poco de la familiar y algo de la social.

En fin, no tiene por qué recordar aquello y tampoco debía frustrarse.

Abrió sus ojos, se ubicó nuevamente, había perdido la noción del tiempo y porque estaba allí.

Se levantó y miró a su alrededor, seguía en la bodega principal de la florería. Intentó destensarse, respiró profundamente para después exhalar, expulsando el aire por sus labios lentamente.