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Horacio fue a una cafetería cercana a su trabajo, ya había asignado a sus empleados para que se encarguen del trabajo, por lo que podía mantenerse fuera y que ellos se quedarán a cargo de todo.

Allí ordenó un café frio, pagó como era debido y subió a la planta de arriba del recinto para tomarlo tranquilamente. Se sentó en una silla, dejó el envase de plástico en la mesa y sacó su teléfono celular del bolsillo de su pantalón oscuro.

Fue rápidamente a sus contactos, ahí observó el número telefónico del padre de Gael, no pudo evitar meterse a la conversación por mensaje de texto del día anterior. Debía de hacer algo, y de hecho tenía una idea en mente, sin embargo no se veía capacitado para realizarla al cien por ciento.

Sólo eran paranoias suyas. 

Le dio un sorbo a su café, intentando apaciguar los nervios que empezaban a inundarle, inquietud que aumentó cada vez más y más. Precisaba de ayuda, requería de alguien que le acompañara a dar el siguiente paso, puesto que por sí solo no podría darlo, o al menos no en su condición actual.

Con ello en mente, fue rápidamente al área de sus números agendados en su móvil y llamó a su mejor amiga Athenea. Tan solo bastaron un par de tonos para que ella respondiera:

─Hola, buenos día. ¿Qué tal estas querida? ─saludó con su típico tono de voz, tan suave y tranquilo como siempre.

─Hola... estoy bien, ¿y tú? ─respondió de vuelta para hacer un poco de conversación.

─Todo bien, querido─dijo en un suspiró─. ¿Y eso que me llamas? Es raro viniendo de ti─mencionó con una cantarina voz.

─Oh, pues... sólo... ─titubeó.

─¿Sólo...? ─inquirió la pelinaranja.

─Digamos que necesito tu ayuda... ─musitó avergonzado.

La contraria rió levemente.

─Vaya, vaya, ¿más problemas en el paraíso? ─expresó divertida.

─La verdad es que no─contestó seco─. Eso ya lo resolveré luego... Esto es otra cosa, y es urgente de hecho... ─murmuró.

─Bien, pues ¿A dónde voy? ─preguntó decidida.

─¿Si puedes? ¿No tienes trabajo? ─cuestionó a la vez que tomaba su vaso de café.

─No, voy a ir a dejar a los niños con la niñera, y luego iré a trabajar. Pero primero lo primero, el chismecito, así que manda ubicación y voy para allá.

─Mhmm, okay, te mando ubi.

─¡Bien! Ahora nos vemos, adiós─se despidió con su tono alegre.

─Hasta ahora─colgó la llamada.

Se dejó caer sobre la silla, soltando un suspiro y casi al instante dándole un nuevo sorbo a su café. Quería algo más fuerte, una cerveza estaría bien para su crisis, pero no podía beber, se mantendría sobrio hasta que lograra su cometido.

Empezó a revisar algunos mensajes; estos del pedido pendiente de los Gambino, debía de ir moviendo sus contactos y hacer el encargo lo más pronto posible. Por lo tanto se puso a ello, mandando rápidamente un mensaje a su sonriente trabajador para ponerse al tanto de la situación, esperaba que haya hecho algún avance.

***

El contenido de su vaso se acabó hace ya unos minutos, el estrés del trabajo lo consumió y ante esto su desestresante fue su bebida.

🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora