🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AU

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Horacio cerró la puerta de su lado del coche, haciendo sonar un fuerte portazo alrededor de las cuatro paredes de hojalata que los cubrían. Volkov, por su parte, también descendió del vehículo y, de igual forma, cerró el acceso de su asiento.

Pérez se dirigió a la parte trasera de su automóvil, abrió el maletero y empezó a buscar un par de objetos que allí yacían.

—Volkov—llamó al comisario mientras trataba de acomodar todo el lío que tenía ahí dentro.

Víktor se acercó a la posición del pelinegro, y, gracias a una pequeña rendija —de aquella bodega metálica—, pudo tener más visibilidad de todo lo que había en ese pequeño espacio. Dentro, había mucho más de lo que imaginó, en especial aquellas 5 armas que se posaban en su visión, y como no, un montón de munición de cada una.

Así es, cada arma era diferente.

—Puede escoger la que guste... —ofreció Horacio con una sonrisa—A excepción de ésta, es mi favorita—tomó una de las pistolas, ésta en un tono oscuro y con una palabra grabada, o eso parecía.

Volkov afirmó con un asentimiento. Observó con detenimiento todo lo que estaba a su disposición y con precisión escogió; tomó una de sus opciones, deliberó el peso y tamaño del cartucho. Al final, se decidió por esa. 

—Tal vez no sea a lo que está acostumbrado, pero, le servirá para lo mismo... —expresó el menor con una sonrisa socarrona—Las armas de los policías son difíciles de conseguir, como comprenderá, así que solo dispongo de esta mierda que dispara balas—se mofa de sus propias palabras.

Víktor acabó de recoger la munición y, al instante, el de cresta cerró el maletero con un estruendo de por medio. 

—Iré a vestirme en la tienda de ropa—avisó al mismo tiempo que caminaba por el pequeño espacio entre las paredes de metal y su coche—. Después iremos a dar una vuelta por ahí mientras esperamos la reunión.

—Está bien—aceptó el soviético a la vez que salía del angosto lugar—. Haré un poco de perímetro por la zona—notificó igualmente—, trataré de mantenerme por la parte trasera del establecimiento, no me iré muy lejos.

Horacio afirmó en silencio, salió completamente del pequeño garaje y caminó en dirección a la tienda de ropa.  

Volkov, por su parte, realizó lo que tenía planeado. Se posicionó en la parte trasera del recinto donde se hallaba su acompañante y se mantuvo ahí vigilando, tentando en la idea de probar su nueva arma, pero, descartó a esa posibilidad pues, recordaba que podía meterse en problemas por ello.

Al cabo de un rato, el de cresta se acercó hasta su posición, luciendo su traje táctico un tanto... provocativo; pantalones azul marino con un par de pistoleras por los lados y, éstas mismas, enredaban sus muslos con varias cintas y broches muy ajustados, una camisa lisa color negro y botas de este mismo matiz. Como accesorios, portaba gorra del mismo tono de los pantalones y lentes oscuros, además de una bandana que, por ahora, reposaba bajo su cuello; solo era cuestión de alzarla para cubrir la mitad de su rostro.

—¿Quieres ir a cambiarte o te quedarás así? —preguntó H, despertando a Víktor de su pequeño trance; se había quedado observando al pelinegro por unos largos segundos. Simple curiosidad, quiso convencerse.

—E-Eh... no... —respondió rápidamente, subiendo su mirada en el acto para ver los cristales negros que cubrían los irises del más bajo—O, no lo sé, ¿es necesario que me cambie? —cuestionó con inseguridad.