🦋/🍩PADRES⚡/🥃 - VOLKACIO AU

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Bajo del auto casi en silencio, su pequeño se encontraba en la parte de atrás durmiendo, lo saco de su asiento cargándolo en brazos y tomo la pañalera de ese mismo lugar colgándosela en el hombro izquierdo. Cerro el auto con el mando para después encaminarse hacia su edificio.

Antes de cruzar la puerta de cristal echó un vistazo hacia el local que se encontraba frente a la construcción; un bar llamado Bahamas. Alguna vez había ido ahí y sabia el tipo de ambiente que tenía, así que no le sorprendía que la música de la taberna se escuchara hasta su campo auditivo.

Se adentro en la edificación, paso por recepción y subió al elevador. En el pasillo de su piso, caminó hasta su vivienda, abrió la puerta y en silencio el ruso se adentró en su hogar.

Con Gael en brazos y el cansancio sobre sus hombros, marchó hasta el sofá donde dejo al menor recostado sobre este y se acurruco contra sí mismo. Víktor tan sólo le miro y soltó una pequeña sonrisa.

Se dirigió hacia el piso de abajo, fue hasta su habitación y dejo la pañalera en un lugar donde pudiera tomarla fácilmente. Regreso al piso de arriba, se acercó hasta el sillón y tomo al pequeño en brazos, haciendo que este se despertara un poco.

—¿Llegó la hora de dormir? —pregunto un tanto adormilado el castaño.

El de cabello gris sonrió ante aquello, para después contestar:

—Sí, ya es hora...

—Mhmm—hizo un tierno ruido con sus labios—, dije que iba a cenar cuando estuviéramos en casa y no lo hice...

No importa. Mañana desayunaremos algo rico, no te preocupes—contesto con un tono suave el ruso.

—Gracias, papá... —dijo en un susurro Gael.

Volkov presionó al pequeño con sí, para de alguna forma contestar con un "Gracias a ti, hijo", palabras que siempre se escuchaban en su cabeza, tenía la leve espina de soltarlas, pero nunca salían completamente.

Su niño sabía que él le quería y mucho, pero igualmente estaba enterado de que le costaba mostrar sus sentimientos, cosa que con su retoño no se ve reflejada al cien por ciento. Tan sólo es frio con personas externas a su círculo social; es recto, serio y muy profesional en su trabajo, cosa que le dejaba como un "Hombre de hielo" o "Sin sentimientos".

Le tachaban de insensible, cuando la verdadera razón por la que no se apega mucho a las personas es por qué estas siempre terminan dañadas o incluso muertas.

Así paso con su familia que, aunque tuvo complicaciones desde el principio, esta termino por desmoronarse. Paso igual con Ivanov, uno de sus compañeros y amigos del cuerpo policial por el cual derramó lágrimas a más no poder.

¿Era una maldición? Tal vez sí.

Solamente por esta culpa fue que decidió poner esa barrera de hielo en su corazón, donde sus sentimientos se quedaban en un lugar muy, muy dentro de su ser.

Claro esto cambio con la llegada de Gael en su vida, en el que pudo experimentar algunos sentimientos que jamás había sentido y algunos otros que más de una vez sintió. Entre ellos: ira, confusión, culpa, tristeza, inseguridad y seguridad al mismo tiempo, odio contra sí mismo, además de que dio amor y recibió del mismo.

Se podría decir que su hijo era el único que le conocía a la perfección y así quería que siguiera.

Aunque también tenia conocimiento de que esa etapa de padre soltero no iba a ser para siempre. Así como el destino fue tan hijo de puta con él en el pasado, en el presente le había traído cosas buenas, no se fiaba de todas formas, después de todo lo malo llegan las recompensas. Por lo que tenía un poco de fe en eso.

Dejo a su hijo en su cama, lo arropo correctamente y se aseguró de encender su lampara de noche, ya que su pequeño la precisaba cada oscuridad.

Se acomodo en el colchón junto a Gael, comenzó a acariciar sus cabellos marrones con cuidado. Le miraba fijamente, dormía plácidamente, como si no lo hubiera hecho en días, sabía que le gustaba dormir por lo que siempre le dejaba tener muchas horas de sueño.

Miro el reloj que se posaba sobre la mesa de noche de lado derecho de la cama del menor; 7: 35 p.m.

«Es temprano aun» pensó Volkov.

Quitó su mirada del aparato digital y la llevo alrededor de la habitación del niño; donde se podían observar algunas sencillas decoraciones que su retoño ponía por las paredes de su cuarto, todo esto en sutiles tonos como lo eran el amarillo, azul y verde.

Todo estaba perfectamente ordenado, desde los juguetes, zapatos y su pequeño escritorio de trabajo. Se sentía orgulloso por eso, ya que su hijo era muy ordenado en ese aspecto, le gustaba el orden por lo que aplicaba ese habito en cualquier parte de la casa.

Gael era un amor, y lo sabía; era super bueno, gracioso, responsable, aplicado ordenado y amoroso. Y quien dijera lo contrario se las tenía que ver con él.

Le daba mucho de lo que jamás creyó merecer, recibir amor de otra persona era una de las cosas que nunca había experimentado, en la vida se había sentido de esa manera, tan cómodo, tan acompañado, tan familiar, tan... feliz...

Porque era feliz con su niño, lo es.

Y aun no podía demostrar lo agradecido que estaba con él, por acompañarlo a lo largo de estos meses, por reconocerlo como su papá, por aceptarlo tal y como es.

Lo quería demasiado, y amaba esa nueva vida que había adoptado junto con Gael, no se arrepentía de hacerlo, ya que ahora era de lo más normal para él. Justo hora era una de las mejores épocas que ha vivido, y todo por su pequeño hijo.

***

Se acomodo junto al menor, acaricio sus marrones cabellos con parsimonia, sintiendo los suaves que estos eran al ser removidos por sus dedos.

Relajándose enseguida se mantuvo a lado de su pequeño, con esa seguridad y fuerzas que su retoño le transmitía, con aquel cariño que nadie le había dado.

Amor que esperaba conservar para siempre, ya quequería ser padre el resto de su vida.

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