Aquella mañana Antonia se había despertado con unos suspiros que le helaban la sangre mucho más de lo que la pesadilla de anoche le había generado. Parecía una premonición, pero había soñado con la boda de su hermana, donde principalmente ella era guiada hacia el altar como si de un muñeco a cuerda se tratase. Antonia pensó que al despertar de aquel mal sueño, todo estaría mejor, pero no fue así. Los suspiros del más allá estaban tan cerca de ella que podía sentir su aliento ahogado y desesperado, el cual comenzó a alejarse lentamente hasta ya no sentir nada. Antonia sabía que debía seguirlo como la primera vez que se apareció ante ella. Otra vez la estaba guiando por los pasillos oscuros del internado hasta llegar a la puerta clausurada, aquella que nadie había abierto en décadas. En esta ocasión estaba preparada para escuchar el mensaje que tanto les había costado entender. Y así comenzaron los golpes y chirridos probados del otro lado. Uno tras otro le fueron dando forma al mensaje que encontró en un terrible pedido de ayuda. Luego de un largo rato, Antonia consiguió decodificar el mensaje, y se le erizó la piel al leer lo que había conseguido descifrar. "Libera nuestras almas, estamos atrapadas ". Antonia entendió que detrás de aquella puerta se escondía un secreto tan macabro que por eso Libertad escondía con tanto recelo. Debía mostrarle el mensaje a la hermana Irene, eso podría servir como prueba ante el clero. Sin embargo , la novicia no estaba en su oficina.
***Irene se había asegurado de que nadie la viera salir. Estaba deseosa de llegar al escondite donde tenía secuestrada a Raquel y poder ver si había logrado invocar al demonio, o de lo contrario, debería terminar la tortura que había empezado el día anterior. Pero para su sorpresa —o su beneficio—, logró divisar a Raquel acercándose a lo lejos, escondida en el bosque cercano. La pobre no se podía sostener sin ayuda de los innumerables árboles, aunque podía reconocer a la maldad acercándose a ella.
—¡¿Qué hacés acá ?! —Le gritó Irene tironeándola del brazo—. ¡¿Cómo escapaste ?!
—¡Suélteme! Todos van a saber la verdad ... usted es un demonio.
—Nadie va a saber nada porque te juro que te mato, pendeja de mierda —Le amenazó tomándola con fuerza de sus pelos—. ¿Qué ibas a hacer, eh? ¿Ibas a contarles a todos lo que te estuve haciendo? Esto te va a costar caro.
—¡Ayuda! ¡Por favor! —Gritó Raquel con todas sus fuerzas hasta que una monja la escuchó y acudió a su rescate.
—¡Raquel! ¡Dios mio! Estás viva la señora.
—Sí, hermana. Por suerte la encontré acá. Está muy malherida, tenemos que llevarla a enfermería oferta Irene fingiendo estar preocupada. La monja parecía haberle creído y aunque Raquel quisiera contar la verdad, Irene la sujetaba con fuerza desde atrás mientras le susurraba—, llegás a contar algo y te juro que no pasás de hoy.
Raquel estaba aterrorizada de volver a poner un pie en aquel sitio. El internado se le hacía extraño después de tanto tiempo estar alejada de él, y más aún al enterarse que la nueva directora era la hermana Irene. Le erizaba la piel saberlo, y ver cómo las demás monjas la trataban con respeto de igual forma que la veían con asombro e incluso horror en sus ojos al verla llegar con la chica desaparecida hacía semanas. Para algunas era todo un milagro, para otras una maldición más que recaía sobre el Estrella del Norte. Para Antonia, era una bendición.
—¿Cómo que Raquel está viva? —Le preguntó a María Victoria con asombro en su mirada.
—Sí, la vi llegar junto a la hermana Irene. Estaba muy lastimada.
—Tengo que verla... tengo que darle un abrazo, no sé, pensé que nunca más iba a aparecer. ¡Esto me pone muy felíz! —confesó con una gran sonrisa.
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Susurros del viento © (Universo Monstruoso # 0.5)
Horror¿Qué serías capaz de hacer para evitar algo marcado por el destino? Josefina tuvo que cambiar su felicidad por la libertad. Manuel le propuso tener un matrimonio a cambio de liberarla de su condena. Él la ve como una muñeca; ella como su próximo jug...