Epílogo

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Montevideo, 2015

Su abuela le había contado mil y una historias de aquella casa abandonada. Quedaba en el prestigioso barrio Prado. Según lo poco que pudo saber, su bisabuela había vivido hasta los últimos días allí, si es que a eso se le podría llamar vida. Al parecer, su cuerpo nunca había sido encontrado, y la única prueba que quedaba de su existencia eran las extrañas postales que entre ella y su hermana se enviaban. Unas cartas cada vez más extrañas que a su bisabuela de corazón le hicieron sospechar de que algo andaba mal con su hermana en Uruguay. Poco se pudo saber más que su hija fue criada por ella... por doña Antonia Ortíz quien se hizo cargo de ella cuando escapó de las garras de su tirano padre.
Antonia dejó constancia de sus sospechas en unas siniestras cartas que hablaban de magia negra, posesiones de almas e invocación del demonio. Nunca la había conocido, pues murió ya de viejita y con su salud mental muy deteriorada. En parte por la edad, y por otro lado, gracias a perder la cordura al sospechar que su hermana estaba en peligro y la única confirmación que tenía era aquellas cartas y postales extrañas que no podían ser escritas por la bisabuela Josefina.

Durante todo ese tiempo le habían contado poco y nada de su trágica historia familiar. Nadie quería recordar; nadie quería hablar de ello. Era más fácil fingir que nada había pasado, hasta que los sueños comenzaron a hostigarla. Soñar con el mismo lugar, y con aquellos muñecos aterradores le quitaban el sueño día tras día. Lo que en su momento había comenzado como simples pesadillas que se repetían, se volvieron sueños lúcidos que se colaban en la realidad, al punto de ya no distinguir si lo que estaba parado allí en un rincón era solo una pareidolia o algo más que la vigilaba entre las sombras, o desde algún otro plano que se cruzaba con el tangible.
Había una muñeca en especial que se hacía presente frente a ella: el de una señora canosa y vestida de luto, que evidentemente parecía venir de aquella época de su bisabuela. Se aparecía por todos lados: detrás del espejo, en las fotos, en los sueños, y en su lugar favorito... en la oscuridad.
Con el pasar del tiempo, aquella muñeca se fue volviendo más... humana, porque no hallaba otra forma de decirle a aquello. Pero sin dudas que no era humano. Era un monstruo, un demonio en forma de anciana. La figura espectral de una bruja que la perseguía y algo quería de ella, así como de toda su familia que aseguraba haber tenido alguna experiencia con esa vieja espeluznante que para juzgar por sus rostros pálidos al nombrarla, no auguraba nada bueno. Sin embargo, aquel día ella estaba ahí para descifrar el misterio.
Hacía poco que se había venido de Argentina a Uruguay, y al fin recorrer aquella casona de sus pesadillas.

El lugar lucía desolado, con pastizales que llegaban hasta un poco más que las rodillas y justo en frente a la entrada: dos sauces llorones que le hacían reverencia a aquel palacio deteriorado. Había llegado la hora de entrar, y por su propia seguridad, había decidido grabarlo todo.

—Hola a todos, mi nombre es Carol Dennis y estoy acá en la famosa casa de los Ferreira para dejar constancia de todo lo que pueda llegar a ocurrir. Por mi propia seguridad, y por si algo me llegara a pasar, lo voy a filmar todo para que queden las pruebas de todo lo que he venido contándoles en mis redes sociales. Los sueños, las visiones, creo que todo tiene origen acá. —Explicaba mirando a la cámara de su celular—. Acá tengo todas las cartas que mis bisabuelas se mandaron entre ellas y que hasta ahora son la única prueba que tengo de que algo muy malo ocurrió detrás de estas paredes. Así que hoy estoy acá con Gonzalo, un médium que se ofreció a ayudarme con esto. Saludá Gonza.

—Hola —dijo él apenas mirando a la cámara con timidez.

—No es la primera vez que hacés esto, ¿no?

—Desde chico he tenido experiencias con espíritus y otro tipo de entidades. Me costó canalizar el don, y por mucho tiempo intenté ignorar que lo tenía, pero sé que tengo una misión y es el de escuchar a los desencarnados, así como ayudar a los vivos que estén siendo acosados por entidades malignas.

Susurros del viento © (Universo Monstruoso # 0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora