Capítulo 41 - ... corazón que no siente

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El ambiente en la oficina de Berenstein se había vuelto denso como el humo que salía de su cigarrillo; o como la mirada de extrañeza con que él miraba a aquella enigmática novicia que le venía con la propuesta más insólita que le había hecho jamás. No entendía a qué iba, y qué intenciones tenía aquella monja con algunos mechones rubios asomándose en su frente.

—¿Con qué plata me piensa pagar? —Preguntó curioso.

—Esto va más allá de la plata, Berenstein. Usted está perdiendo el tiempo rezándole al dios equivocado mientras sus enemigos se ríen de usted en su propia cara.

—El único dios al que le rezo es el que me ha cuidado hasta ahora —explicó él mirándola con extrañeza—. No hay dios más poderoso que ese.

—Se equivoca, sí lo hay. Y es a quien los Ferreira le rezan todos los días para tener todo el poder que tienen. ¿Acaso piensa todos enfrentarse a ellos sabiendo los contactos que tienen? ¿Por qué usted se alió en la política con Manuel Ferreira? ¡Por toda la influencia que tiene en la clase política! Para usted es un gane seguro, pero él está haciendo beneficiencia con usted. Lo está llevando de una correa. Y la explicación de todo el éxito que ellos han tenido es porque no le rezan al mismo dios que usted, sino al diablo.

—¿A qué quiere llegar, hermana? —Arturo ya comenzó a molestarse con aquella extraña novicia.

—Verá, yo no llegué al Estrella del Norte cuando era una novicia. Yo me crié en ese lugar, y vi muchas cosas extrañas. Desapariciones, muertes ... corrupción. Desde niña crecí viendo todo eso, ya la familia Ferreira yendo y viniendo. Siendo los principales benefactores mientras su riqueza no hacía más que crecer. Me tocó ser testigo de cómo mandaban a matar a mi mejor amiga ... a Carmen. La mataron poco después de que yo me fuera de ese maldito internado. Al salir de ahí y no tener a nadie, las puertas se me cerraron. Nadie me dió una oportunidad de ser alguien en la vida, mientras seguía viendo a los Ferreira enriquecerse a costa de las vidas de otros. Por lo que no me quedó más remedio que entrar a un convento, y buscar la manera de regresar al internado, esta vez sabiendo bien lo que haría, y cómo lo haría. Fue así que regresé al internado años después, como una joven e inocente monja que estaba haciendo sus prácticas ahí. Pero mi objetivo era otro. Nunca creí en ese maldito dios del que siempre me hablaron, el que suficias que se cometieran tantas injusticias y me dejó desamparada. En cambio, encontré consuelo con él. Y pronto supe que los Ferreira eran devotos al mismo ser en que yo creía. Ellos tienen un pacto con Satanás para obtener todo lo que han obtenido en la vida. Y yo quiero todo eso y más. Sé que le cuesta creer, pero hay alguien más poderoso que Dios, y es él. Él nos puede dar todo lo que queramos si le entregamos vidas a cambio de poder. Y eso es lo que han estado haciendo esa maldita familia a cambio de todo lo que tienen. El internado es su gallina de los huevos de oro, de ahí sacan la materia prima para mantener su poder, por eso para mí era tan importante llegar al cargo de directora en el que estoy, y así poder llegar directamente a los Ferreira, tenerlos acorralados. Usted no se imagina la cantidad de información que tengo de ellos, y por eso me han perdonado la vida, hasta ahora. El único problema que tenemos, es que ellos tienen comprados a las autoridades, por lo que exponerlos no nos convendría. Tenemos que matarlos con su veneno, y apoderarnos del secreto que ellos tienen para tener al diablo bajo sus órdenes. Ellos necesitan jovencitas incautas para ofrecérselas al diablo, y yo tengo lo que ellos precisan. Sin embargo, usted ahora tiene el comodín que nos puede dar el gran secreto para ser tan grandes o más que ellos: Antonia. Ellos la necesitan con vida ya salvo para completar el ritual con la más reciente de sus víctimas: Josefina Ortíz.

—Wow ... es demasiada información oferta Arturo dejándose caer en su asiento—. Yo sabía que Josefina se estaba casando con él para huir de mí.

Susurros del viento © (Universo Monstruoso # 0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora