La fiesta de máscaras seguía su curso, y la de Josefina era la más brillante entre tantas mentiras y engaños. Su sonrisa le dolía de tanto fingir, al igual que sus piernas en el momento en que tuvo que bailar el vals junto a su esposo, a quien intentaba desviar su mirada apacible mientras todos los veían y fotografiaban como la pareja más hermosa del año. Todo era un vil engaño que tal vez disimulaban bailando al unísono de una mentira bien orquestada, aunque para Josefina ambos bailaban para lados distintos. Sus pasos no se encontraban, así como sus ojos no querían encontrar a los de él. Ni a quienes la llevaron por todo este camino rocoso, empezando por el que empezó a desgraciar su camino, quien sonreía y festejaba con una copa de champán junto a los demás invitados. Parecía que festejara más por él que por alguien más considerando su personalidad donde no era capaz de ver más allá de sus narices. ¿Por qué estaría tan contento si ya se le reducían las chances de tenerla? Jamás iba a imaginar que detrás de sus risas extravagantes se escondía una siniestra intención, la cual no tardó mucho tiempo en averiguar.
—Que linda fiesta, ¿no? —Le dijo Arturo casi gritándole—. Yo me lo estoy pasando bomba, ¿vos te lo estás bomba también? ¿Estás contenta?
—Déjeme en paz, Arturo.
—Ah bueh, por lo que veo no estás muy animada. Lástima porque quería aprovechar tu celebración para darte una noticia... viste que en la vida hay que balancear, ¿no? Bueno y malo. Vos me entendés.
—¿Qué quiere? —Josefina ya se estaba poniendo de mal humor.
—Decirte que tu hermanita te manda sus felicitaciones y que está muy contenta por los novios.
Al oír eso Josefina sintió un súbito golpe que le oprimió el pecho, su semblante era pálido, como si hubiera visto a un fantasma. Temía lo peor.
—¿Qué carajos me está diciendo?
—Eso, que tu hermanita me mandó a darte sus felicitaciones —Le respondió él mientras tomaba un trago de su champán.
—Le dije que no se acercara a ella —La voz de Josefina comenzaba a quebrarse de tanta impotencia—. Espero que no le haya hecho nada porque le juro que...
—¿Que, qué? ¿Qué me jurás? Esa no es manera de hablarle a quien te dió de comer durante tanto tiempo, eh. Es más, deberías agradecerme porque tu hermana está felíz de que al fin la saqué del chiquero ese al que la enviaste. Ahora está como una reina conmigo.
—¡¿Qué?! Usted no hizo eso... ella está en el internado, la directora me lo dijo —Josefina no podía creer lo que aquel monstruo le decía.
—Te habrá mentido, porque fui generoso y la rescaté. Mirá qué tan mal la estaba pasando en ese lugar que intentó fugarse en la noche. Menos mal que mis hombres la vieron corriendo desesperada en la noche y como buen padre me la traje a casa, no es bueno que una nena como ella ande sola por ahí y se pierda. Deberías agradecerme, mi florecita. Ella lo está.
—Déjela salir Arturo, se lo pido por favor —Josefina estaba al borde de la desesperación.
—Y... no va a ser sencillo. Tendría que sumarle los cuidados de tu hermana, los hombres que puse a custodiar el internado para que nada le pase... fácil unas veinte lucas. Pero tranqui, que puedo arreglar esto con el banana de tu marido. Vos no te preocupes.
—¡No! Déjeme a mí. Yo... yo... voy a ver qué hago.
Su mirada estaba perdida, ahogada en tristeza. Sentía que su mundo se venía abajo y no podría hacer más que sentarse a ver cómo el huracán arrasaba con todo a su paso. De igual forma en que ella tuvo que ausentarse de la fiesta huyendo despavorida entre los invitados y ante el rostro consternado de su esposo, quien sentía miedo de que Josefina se hubiera arrepentido y dejado abandonado justo después de haberse casado. Intentó seguirle el paso pero la perdió, aunque comenzaba a sospechar que en realidad nunca la tuvo. Sin embargo, no se daría por vencido. Dándole la orden a Alí, se fueron de regreso a la casona donde finalmente la encontró llorando con su vestido tendido entre las escaleras.
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Susurros del viento © (Universo Monstruoso # 0.5)
Horror¿Qué serías capaz de hacer para evitar algo marcado por el destino? Josefina tuvo que cambiar su felicidad por la libertad. Manuel le propuso tener un matrimonio a cambio de liberarla de su condena. Él la ve como una muñeca; ella como su próximo jug...