Al despertar esta mañana, sabía que mi vida volvería a cambiar; aunque ni en mis más locos sueños me imaginé que ese primer atisbo de cambio llegaría tan pronto.
Los anillos que siempre llevo en mi mano izquierda están llenos de sangre, mis nudillos rojos y el brazo entero parece punzarme por toda la fuerza que utilicé para asestar ese golpe. Sé perfectamente que con eso bastó para drenarme por completo. Mientras tanto, el rubio al que solo puedo verle la espalda y que golpea al dueño de la sangre parece que podría seguir todo el día sin problema.
Una vez que el desgraciado ese está en el piso, el otro voltea a verme.
—¿Estás bien? —pregunta, viendo mi mano. La estiro y la toco tentativamente para examinarla.
—Me dolerá un buen rato, pero puedo soportarlo —aseguro—. Gracias.
—Fue un buen puñetazo ese que le diste. Yo solo terminé con el trabajo —responde, pateando al grandote—. ¿Es tu hermanito? —pregunta, señalando al niño detrás de mí que ya había olvidado. Lo miro. Afortunadamente llegué antes de que le pasara algo peor que el haber mojado sus pantalones del susto.
—No —respondo, dirigiéndome a él. Me agacho para estar a su altura, ya que sigue tirado en el suelo—. ¿Puedes volver a casa solo? —Él asiente—. Entonces anda. No hagas que se preocupen por ti.
—No hay nadie en casa. Siempre estoy solo y por eso a Senpai le gusta meterse conmigo.
—No creo que Senpai quiera volver a hacerlo después de esto —le aseguro—. Y si lo intenta, dile que Rina-chan vendrá con otro chico que lo dejará peor que hoy. No tienes por qué volver a temerle. —Saco un papelito de mi maleta y escribo mi número ahí para dárselo. Aunque espero que no lo necesite.
—¡Arigato, Nee-san! —Y se va. Un aroma delicioso de algo que no he probado desde hace dos años me hace agua la boca. Vuelvo a voltear hacia el otro.
—¿Puedo invitarte un melonpan? —ofrezco como agradecimiento. Es obvio que se sorprende, pero acepta.
En el camino, saco un pañuelo húmedo para limpiarme y le extiendo otro para hacer lo mismo. No tardamos mucho en el establecimiento, donde compro un par de los panecitos y caminamos mientras comemos.
—¿Qué harás si te llama?
—¿Eh? —articulo, antes de caer en la cuenta de que habla del niño—. Ah, no estaba mintiendo con lo que le dije.
—Lo noqueé en tan solo unos minutos.
—¿No crees que alguien pudiera hacerlo en menos tiempo?
—No pareces ser el tipo de chica que conozca a alguien así. —Doy mi última mordida. Aunque cuando quiero doblar la bolsa, descubro un melonpan más al fondo. Miro al chico—. Puedes tenerlo —ofrece.
—¿Qué te parece si lo compartimos? —propongo, partiéndolo a la mitad. Sonríe mientras acepta.
—¿Por qué dices eso? —pregunto, volviendo al tema.
—Porque entonces no tendrías que mancharte tú las manos. —Me encojo de hombros.
—No siempre hay alguien que pueda pelear por mí. —Me detengo y miro al suelo—. ¿A quién quiero engañar? La verdad es que esta es la primera vez que estoy sola en una situación así. Mis manos siguen temblando —menciono, tomando una de las suyas para probarlo. Él coloca la otra encima, en un claro gesto para intentar calmarme.
—Cualquiera que no sea idiota tiene miedo de pelear..., Rina-san. —Lo miro a los ojos y sonrío.
Muy pocas personas me llaman de esa forma. Nadie, a decir verdad. Ni siquiera cuando soy mayor. Siempre soy Rina-chan. Esto es algo nuevo para mí y debo admitir que me gusta y me honra a la vez. No todos los días me gano el respeto de un desconocido y hoy ya van dos. Qué ironía que fuera por romperle la nariz a un infeliz.
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All along | Tokyo Revengers (OC x Mikey + Baji + Chifuyu + Koko )
Fanfiction¿Qué pasaría si hubiera una chica en ToMan? ¿Una entrometida que siempre se mete donde no la llaman? Rina Mitsuya ha vuelto a Japón luego de dos años. A pesar de que su hermano menor se rehúsa a dejarla entrar en su círculo de amistades por completo...