51 | Onizuka y Fujisaki

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La joya brilla a la luz de la luna cuando hablo sin esperar respuesta.

—¿Me estás jodiendo?

Pego un brinco al escuchar la voz de Koko a unos metros de mí. Brinco que hace que tire el anillo. Éste gira en el suelo y se cuela entre el barandal para caer fuera de mi vista.

—¡Carajo, Rii-chan! —exclama él, asomándose hacia abajo. Luego me mira molesto—. ¿Tienes idea de cuánto cuesta eso?

—... Estás aquí —digo, con una sonrisa que no puedo ocultar—. ¡De verdad estás aquí!

—Sí. ¡Y el maldito anillo ya no! —Vuelve a asomarse—. Mierda, alguien viene. ¡Cuida que no lo encuentren primero! —ordena, corriendo hacia las escaleras.

Realmente me cuesta creer que después de todo sí lo volviera a ver y solo quiero seguir sonriendo como estúpida. Aunque hago como me dice y llevo mi silla hasta el barandal. Entre los tubos, miro a la gente pasar sin detenerse. Koko llega y no puedo evitar reír al verlo ponerse a gatas buscando a tientas el anillo. Me había dicho que no tenía buena vista y ahora lo compruebo.

Mucho tiempo después, vuelve con él en la mano. Sus pantalones completamente sucios por arrastrarse en el suelo. Se agacha a mi lado, tomándolo entre sus dedos.

—Esto es oro de dieciocho quilates. Los diamantes son reales también —informa—. Piérdelo y te cobraré cada yen —advierte. Asiento con la cabeza repetidas veces para indicar que me queda claro. Él toma mi mano y me lo coloca. Me encaja perfectamente. Lo admiro un momento. Mas luego lo miro a él y decido que esta vista me gusta más.

Sus ojos pasan de los míos a mis labios. Poco a poco, ambos nos acercamos hasta fundirnos en un beso. Mi respiración se entrecorta casi al instante. Mi pulso se acelera y mis manos lo atraen más a mí. Nuestro contacto se profundiza cada vez más...

Y él se aparta primero.

—Tiempo sin verte, ¿eh? —dice sonriente, mirando detrás de mí. Es entonces cuando me doy cuenta que hay más luz y volteo para ver a quién le habla.

—¡Mitchin! —exclamo con voz de pito.

—... E-E-Estabas tardando demasiado... Ya veo por qué. —Creo que está sorprendido. Mucho.

Siento mis mejillas cada vez más calientes. Es la segunda vez que me atrapan en una situación así, pero la vergüenza sigue siendo igual. Aunque creo que a Koko no le afecta para nada. Al contrario, ríe un poco y entrelaza nuestras manos.

—Volverá adentro en un minuto —promete. Mi hermano simplemente asiente y cierra la puerta otra vez.

Sí, definitivamente está sorprendido. De lo contrario me habría metido a rastras con él en lugar de entrar sin más.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —le pregunto.

—¿Por qué no lo estaría? Besé a su nee-chan, ¿qué hará? ¿Golpearme? —Ríe—. Ya pasamos por eso y pude defenderme bien —me recuerda, jugueteando con mi mano. Me mira a los ojos —. La única de los Mitsuya que puede dejarme en el suelo eres tú. Y no sería precisamente por usar los puños —menciona en tono sugerente.

—Te gusta jugar con fuego.

—Vivo para hacerlo, amor.

Me muerdo los labios al escucharlo llamarme así, pues no quiero que note lo mucho que mueve mis cimientos al hacerlo.

Su mano libre viaja a mi barbilla y su pulgar hace que deje de morderme. A cambio, es él quien utiliza sus dientes para hacerlo mientras vuelve a besarme. La forma juguetona en que lo hace me saca un gemido que él acalla entre sus labios. Al separarnos, lo veo relamérselos con una sonrisa. La cual desaparece con lo que dice después.

All along | Tokyo Revengers (OC x Mikey + Baji + Chifuyu + Koko )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora