35 | San Valentín

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Conseguí trabajo de medio tiempo en una tienda de chocolates... Debí saber que lo odiaría para cuando llegara esta fecha.

Catorce de febrero, día de San Valentín. Además de haber estado trabajando horas extras los días anteriores, hoy no he tenido ni cinco minutos de descanso para ir al baño. Las filas de chicas queriendo comprar son interminables y, por si fuera poco, falta personal. Mi garganta ya está seca de tantos "Bienvenida" y "Gracias por su compra. ¡Vuelva pronto!". En otras circunstancias, estar tan ocupada me ayudaría a no pensar. Sin embargo, eso no funciona cuando escucho historias de amor aquí y allá mientras todas sonríen y se van ansiosas. Para el momento en que soy libre, juro que ya quiero renunciar.

—Te ves horrible —se burla Yuzuha. ¿Había mencionado que trabajamos juntas? Aunque ella no lo necesita, dice que le gusta estar aquí conmigo. El vestido rosa con blanco del uniforme le luce estupendo, además.

—Me siento horrible —concuerdo, frotando mi cara—. Siento mis músculos entumecidos de tanto sonreír.

—Ya todo terminó, ganbatte~ —Se recarga a mi lado en el mostrador—. Vaciaron completamente la tienda.

—Lo hicieron —confirmo, dando un vistazo al lugar. Es algo que nos concierne ya que nuestra jefa aseguró que podríamos quedarnos con los chocolates que sobraran como compensación. Seguro sabía que eso no iba a suceder. Casí puedo escucharla burlarse de nosotras por haberle creído.

—Supongo que solo queda cambiarnos e irnos.

—¿Cambiarnos? —Río y niego—. Ni hablar. Si permanezco cinco minutos más aquí adentro, juro que me sofocaré.

—Sate, sate... Vámonos entonces.

Ambas tomamos nuestras chamarras y nos los ponemos para salir con nuestras cosas en mano. Estamos justo en la puerta cuando ella me detiene abruptamente.

—¡Oh! ¡Ahí hay unos! —Señala un lugar alto al que no podemos llegar. Probablemente ninguna pudo hacerlo y es por eso que dos cajas enteras siguen ahí.

Segundos después, mi amiga usa sus manos como escalón para levantarme y alcanzarlas. Las tomo y bajo de un brinco. Las dos abrimos los ojos al ver que son de los chocolates más caros que había en el inventario.

—Ara... De pronto siento que todo el trabajo ha valido la pena —considero. Ella ríe y por fin salimos del local—. ¿A quién vas a dárselos?

—¿Hmm? Etto... Le di unos a Hakkai esta mañana, así que... —Me los estira—. ¿Podrías dárselos a Mitsuya de mi parte?

—¿Eh? Digo... Claro. —Los acepto y los guardo en la mochila.

—¿Qué hay de ti? ¿Quién será el afortunado? ¿Mikey-kun? ¿Baji-kun? ¿Chifuyu? —Niego con la cabeza.

—Mikey prefiere los dulces tradicionales, así que preparé unos dorayakis para él. A Kei-kun le horneé unos pastelillos y para Chifuyu moldeé unos chocolates en forma de gatitos. Todo lo traigo aquí —digo, alzando la mochila que en otra ocasión contendría libros. Sé que dije que he estado odiando este día con ganas, pero no pude evitar preparar algo para cada uno. Puede que eso mismo sea lo que me haya tenido de tan mal humor, el hecho de que me siento frustrada al no poder discernir mis sentimientos. Yuzuha me lanza una mirada de impresión.

—Sí que te esforzaste. Realmente los quieres, ¿eh?

—Cada uno a su manera —confirmo.

—Podrías repartirlos para los demás —propone.

—También tengo eso cubierto —digo, mostrándole un par de las barritas que tengo para los demás chicos.

—Entonces cometelos tú —se rinde. Levanta la mano y la agita para decirme adiós al separarnos—. Te veo mañana.

All along | Tokyo Revengers (OC x Mikey + Baji + Chifuyu + Koko )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora