25 | Cambio de curso

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Toso repetidas veces. El agua saliendo tanto de mi boca como de mi nariz. Cuando parece que ya he expulsado toda, respiro hondo. Jamás en mi vida creí alegrarme tanto de hacer algo tan normal como inspirar.

—No estoy muerta —pronuncio, con una voz horrible. Es algo obvio, pero lo creo tan irreal que necesito repetirlo un par de veces más para asimilarlo.

—No lo estás —confirma una voz a mi lado. Parpadeo un par de veces y miro al dueño. Distingo ese cabello negro más bonito que el de modelo de champú incluso mojado. Está recargado en sus brazos boca abajo, respirando al mismo ritmo que yo y llevando puesta solo la ropa interior—. Gomen, Rii-chan, tragaste mucha agua antes de que pudiera sacarte. Estaba muy oscuro, me tarde en...

No lo dejo terminar porque me apresuro a abrazarlo. Una parte de mí reboza de alegría al sentirlo y confirmar que no estoy alucinando, realmente es él. Más agua sale de mi cuerpo, esta vez de mis ojos.

—Kei-kun... —sollozo—. Estás aquí. ¿Cómo...?

—Larga historia. En resumen, sabía que Kisaki vendría a hacer algo aquí. Estaba escondido esperando.

—Me sacaste del agua —repito, asimilándolo—... De no ser por ti, habría muerto. —Un par de segundos después, él también me abraza fuertemente. Ambos estamos temblando dado al frío combinado con mi ropa mojada y su falta de ella. Sin embargo, incluso a esta temperatura sus brazos me parecen lo más cálido y reconfortante que puedo imaginar. Aun cuando acabo de tener otro encuentro cercano a la muerte, mi corazón regocija de alegría al saber que vuelvo a verlo. Creí que eso jamás volvería a pasar.

—Bueno, tú me salvaste primero, ¿no es así? Estamos a mano, enana. —Sonrío aún entre lágrimas.

Es una locura que haya saltado al agua semidesnudo con esta temperatura y un milagro que no se haya congelado. Aunque eso significa que su ropa está seca y ahora mismo eso lo salva de la hipotermia. Los siguientes minutos en que me desahogo hasta tranquilizarme, él los utiliza para volver a vestirse detrás de mí. Su chamarra y bufanda me caen en la cabeza, indicándome que no se abrigará completamente con tal de que yo también pueda entrar en calor un poco.

Las tomo y hago el cambio de prendas rápido.

—Kei-kun, ¿qué pasó contigo? —pregunto, levantándome del suelo y girando para verlo—. Desapareciste hace dos meses, ¿¡dónde has estado?!

—Por aquí y por allá... —responde, sonriendo solo lo suficiente para mostrar sus colmillos.

—¿Tienes idea de cuánto ha llorado tu mamá por tu culpa?

—Rii-chan, acabo de salvarte de morir ahogada. ¿De verdad quieres reclamarme justo ahora? —inquiere, activando un enchufe en mi cabeza que se encarga de recordarme todo lo que está ocurriendo en este momento. Yuzuha, Hakkai, Taiju, mis amigos...

—... Tienes razón, hay cosas más importantes. —Entonces me pongo a tocar mis bolsillos.

—¿Qué haces?

—Busco mi teléfono. Debo llamar a Takemitchi.

—.... Rii-chan...

—Mierda —maldigo por lo bajo. Está muerto. Lo suponía, pero tenía un poco de esperanza.

—Rii-chan...

—Kei-kun, ¿tienes unas monedas? —pregunto. Creo recordar haber visto un teléfono público camino aquí.

—¡Rii-chan, escúchame! —ordena, tomándome por los hombros y agitándome un poco. Me mira a los ojos, los suyos llenos de una emoción extraña en él: desesperación—. No puedes llamarlo. Ni a él ni a nadie.

All along | Tokyo Revengers (OC x Mikey + Baji + Chifuyu + Koko )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora