All along | Tokyo Revengers (OC x Mikey + Baji + Chifuyu + Koko )

26 | Familia

Despierto poco a poco, escuchando atisbos de la pelea. Unos golpes constantes. El sonido de un cuerpo cayéndose y levantándose repetidas veces. Logro abrir los ojos, descubriendo que me colocaron al lado de Yuzuha, y me levanto poco a poco para ver a mi alrededor. Chifuyu está tirado cerca de Inui, Mitchin a un par de metros más acá y Kokonoi es quien tengo más cerca. Ambos Black Dragons se ven golpeados, pero no parecen agotados para nada. Su comandante es quien lastima a Takemitchi. Al mirarlo a él y ver lo mal que luce me entra un pánico enorme.

Ya que Yuzuha se delató desde antes, mi plan consistía simplemente en venir y ayudar a los chicos a hacer tiempo mientras nos enfrentábamos a Taiju. En ningún momento consideré que los Black Dragons aparecieran y mucho menos que me desmayaría por otro estúpido golpe en la cabeza. Ya es muy tarde para contarle a los chicos lo que debía, pues decir que están dispersos es un eufemismo dado a sus condiciones actuales.

Plan B: Más improvisación. Mi cabeza sigue punzando y mi oído zumbando. No estoy en condiciones de relevarlo como hace un mes así que la única opción es que él ceda. Me pongo de pie y me dirijo hacia él con urgencia con la intención de alejarlo. Sin embargo, no llego, pues Kokonoi me lo impide. Me toma de ambos brazos y no me suelta a pesar de que le doy de codazos y patadas. Grito su nombre desgarrando un poco mis cuerdas vocales que tampoco se han salvado de joderse el día de hoy. Lo están lastimando demasiado. Si las cosas siguen así, a la mierda mi plan A, para ese momento mi amigo habrá muerto.

—¿Cuántas veces tengo que golpearte para que estés satisfecho? —dice Taiju jadeando. Takemitchi ya se tambalea, pero aún no quiere darse por vencido.

—No voy a perder —murmura. Puedo ver su cara cuando la levanta y quiero llorar al instante. Sigo forcejeando con Kokonoi en vano.

—¿Por... ¿Por qué no te rindes? —pregunta Hakkai—. ¡Estás demasiado débil para esto! ¡¡Ya hiciste suficiente así qué solo detente!!

—Takemitchi... —Chifuyu se escucha un poco más allá, aún en el suelo—. Es suficiente, diste lo mejor de ti. Esta vez, perdimos. —Eso es lo último que me faltaba para dejar que mis lágrimas salieran.

"Diste lo mejor de ti". Carajo, realmente lo ha hecho y es la primera vez que hay alguien que lo reconozca que no sea yo. Le pide que pare, sabiendo que el peso sobre sus hombros puede provocar que lo maten ahora. Detesto la idea de que podamos perder, pero el tiempo está en nuestra contra.

—¡Takemitchi, basta! —grito en acuerdo—. ¡De nada servirá todo si te matan! ¡Por favor...! —No. No parece escucharnos.

Veo que sostiene algo colgado de su cuello en la mano mientras sangre sale de su boca. La forma en que lo hace me da la pista de que es muy valioso. Algo que lo ayuda a no venirse abajo de nuevo porque dice:

—Taiju, voy a derrotarte... ¡Y tomaré el control de los Black Dragons! —expresa, bajando su puño—. Taiju, si yo gano, ¡los Black Dragons son míos! —El collar, ahora suelto en su lugar capta la luz y brilla, llamando la atención. Al verlo, poco a poco dejo de forcejear.

Definitivamente es su amuleto de la suerte. No solo por el hecho de que es un trébol de cuatro hojas, sino porque he visto uno igual en el cuello de Hina. Es por eso que lo lleva puesto y sigue de pie. Así de grande y atemporal es su amor por ella. Lo ha demostrado incontables veces sin que nadie esté consciente y ésta no es la excepción. Todo porque ella pueda vivir y ser feliz. ¿Qué es lo que estoy haciendo entonces? Pidiendo que haga algo que no hará ni en sus más locos sueños... Lo sé perfectamente porque yo actuaría de la misma forma. Esa obstinación que ha presentado desde que lo conocí es de la misma talla que la que tengo desde siempre. La que me orilló a cambiar mi seguridad por la oportunidad de hacer algo esta noche que salve a quienes me importan. Si él en tales condiciones puede hallar el impulso necesario en la persona que ama, ¿por qué no estoy haciendo lo mismo?