-¿Sigues ahí voz misteriosa? –susurro

Pero no obtuve contestación.

Mire la ventana y me acerqué indecisa, pero segundo después, alejando cualquier duda decidí abrirla y me acosté en la cama cerrando los ojos.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez –susurro

-Hola Yaiza –dicen en susurro

Abro los ojos y veo a Meritxell.

-¿Qué haces aquí?

-Vengo a darte respuestas

-¿Tú eres la que hablaba en mi mente? –le pregunto confundida

-No exactamente, siguiente pregunta

-¿Vas a lastimarme?

-No

-¿Por qué no debería de gritar y avisarles a mis padres que estás aquí?

-Porque soy la única que va a decirte la verdad –dice con una sonrisa –Tú tienes preguntas y yo respuestas

-¿Es cierto que puedo hacer magia?

-Sí

-¿Y por qué mis padres dicen lo contrario? –le pregunto confundida

-Porque así es más fácil deshacerte de ti, haciéndote creer que eres débil y una simple mortal desprotegida -suspira -No quieren perder el tiempo enseñándote

-¿Puedes darme una demostración de que lo que estás diciendo es verdad?

-Sí, cierra los ojos

La miro con mis reservas no confiando del todo en ella.

-No voy a dañarte, ya te di mi palabra –dice con una sonrisa burlona

Cierro los ojos y siento que se para detrás de mí.

-Ahora da tres respiraciones profundas

Así lo hago.

-Bien, ahora abre las palmas de tus manos, concéntrate en sentir y encapsular la energía que está fluyendo a tu alrededor –susurra cerca de mi oído –Concéntrate, vamos Yaiza sé que puedes hacerlo

Me concentro y comienzo a sentir un cosquilleo en las palmas de las manos, así que las cierro automáticamente formando unos puños asustada por esa extraña sensación.

-¿Lo sentiste?

-Sí -susurro

-Bien, entonces inténtalo de nuevo

Vuelvo a dar tres reparaciones profundas, a concentrarme y a sentir esa energía que cosquillea las palmas de mis manos.

-Abre los ojos –me susurra

El cosquilleo en las palmas de mis manos regresa y entonces abro los ojos. Unos pequeños rayos amarillos salen de mis manos, como si fuera electricidad.

-No puede ser -digo sorprendida y en susurro

-Si puede ser, ahora apunta y dispara –dice Meritxell mientras me muestra una hoja de papel

Lanzo con fuerza los rayos de mis palmas y carbonizan la hoja de papel en cuestión de segundos.

-Bien hecho –dice Meritxell con una sonrisa

-¿De verdad acabo de hacer eso?

-Sí

Meritxell se da media vuelta y se dirige a la ventana.

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora