*** Narra Meritxell ***
Frustración.
Enojo.
Rabia.
Miedo.
Sé perfectamente por todo lo que está pasando Yaiza, pero ella a diferencia de mi, no va a recibir latigazos cubiertos de fuego sobre su espalda o sobre las palmas de sus manos, tampoco pienso amenazarla con matarla o con herir a alguien que es importante para ella.
Sé que necesito que Yaiza tome ciertas habilidades para que el conjuro pueda funcionar, pero no voy a terminar con su alma convirtiéndola en alguien despiadada que sirve ciegamente a un demonio porque yo mejor que nadie sabe lo que eso significa, las consecuencias que pagas.
Ella no es mi rival, no me alcanzaría en habilidad jamás. Solo necesito que aprenda a disparar rayos a un objetivo especifico, que haga crecer rosas y que no salga corriendo del peligro, o que se ponga a llorar como una cobarde.
Ambas estábamos sentadas en el comedor mientras degustábamos el pay de queso que hice mientras daba su batalla sin frutos favorables.
-Meritxell... -susurra mi nombre con nerviosismo
La miro esperando su innecesaria e infantil pregunta.
-¿Cómo fue tu entrenamiento cuando eras pequeña?
-No querrás saberlo
-Sí quiero
-No quieres, créeme
-Es que tengo curiosidad
-¿Y cuando no? -le digo con ironía
Ella sonríe dejando escapar una risita.
-Siempre -dice apenada
Nos quedamos en silencio un rato y de verdad lo agradezco infinitamente. Pero mi placer por no escuchar su voz no dura mucho.
-¿Enserio fue tan malo?
-¿No lo dejarás por la paz? -le pregunto irritada
Ella niega con la cabeza sin dejar de mirarme a los ojos.
-Dame la mano
Ella extiende su mano y la tomo con firmeza, entro a su mente sin despegar sus ojos de los míos y proyecto uno de los recuerdos menos dolorosos de mi entrenamiento cuando apenas era una niña de cuatro años y medio.
*** Flashback ***
Estoy sentada con mis piernas dobladas hacía atrás, raspándome las rodillas por la culpa de las pequeñas piedras que se entierran y lastiman debajo de mi.
Las lágrimas gruesas caen rodando por mis mejillas con lentitud.
Mi cabeza está punzando fuertemente y mis manos están agotadas de lanzar tantos rayos blancos sobre un árbol que ahora está completamente destruido y está ardiendo en llamas blancas como el color de las nubes del cielo, como la espuma que hace el jabón cuando me lavo mis manos o como la luna cuando sale por las noches y puedo verla a través de mi ventana.
-Has tardado cinco horas intentando destruir ese árbol -dice Varsha a mis espaldas
Y siento como empiezo a temblar de miedo, hay algo en su voz que no suena feliz ni satisfecha con mi desempeño.
-¿Acaso eres una tonta Meritxell?
Niego con mi cabeza y siento un dolor desgarrador cuando en mi brazo comienza a aparecer un rasguño profundo que me hace gritar por el ardor y de miedo por ver tanta sangre saliendo de mi cuerpo.
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El demonio de pétalos de rosa
FantasyYaiza es la segunda hija de un matrimonio, una chica normal hasta que es poseída por un demonio, pero no uno cualquiera, sino aquel que le dará poderes y la hará sentirse poderosa e indestructible. Ella descubre que su familia viene de un linaje de...