Me despierto algo aturdida y con la vista cegada por el fuerte resplandor de los rayos de sol que azotaban en mi cara. 

Logro sentarme y miro a mi alrededor, estoy rodeada de arboles y existe un ligero aroma a rosas. 

-Ya despertaste -dice Meritxell a mis espaldas

Me pongo de pie con algo de dificultad y trato de controlar mi equilibrio que se ve sacudido por un extraño impulso. 

-¿Dónde estamos?

-Esperaba algo mejor de ti -dice aburrida -Apostaba por tu primera pregunta a que fuera un poco más satisfactoria de responder, que lastima -dice suspirando largamente 

-No has respondido a mi pregunta 

-Estamos en el bosque 

-¿Cómo llegué aquí?

-Ahí va otra pregunta desperdiciada -dice con enfado y cansancio - Llegaste aquí por tu cuenta

Veo como se tira en el pasto, extendiendo sus brazos y piernas completamente relajada, con su respiración regular y semblante sereno.

-Lo último que recuerdo... es que me desmaye... después de...

-¿De qué? -pregunta sin moverse de la misma posición 

-Después de que atacara a mi familia -digo horrorizada en cuanto recuerdo como los arroje por los aires a todos ellos, como prendí fuego a la antigua iglesia 

Me quedó en un trance, hasta que la pregunta cruza por mi mente, pero me da miedo pronunciarla en voz alta. 

-Dilo -me dice Meritxell en susurro

-¿Maté a mis padres, a mi hermana y a mi tía? -pregunto mientras un nudo en la garganta se forma y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas por la desesperación 

Meritxell se sienta complacida y sonríe, pero tal y como siempre, esa sonrisa es siniestra y me provoca un escalofrío por todo el cuerpo. 

-No, no los mataste, aunque si me lo preguntas debiste de hacerlo, se lo tenían bien merecido -se levanta y empieza a caminar en sentido contrario a donde nos encontramos

 -¿A dónde vamos? -le pregunto mientras la sigo de cerca

-Te están cazando -dice tranquilamente -Les tardará encontrarte menos de 24 horas si nos quedamos ahí sentadas 

-¿Me están cazando? ¿Así como si fuera una presa y ellos unos depredadores hambrientos con ganas de matarme?

-Sí, es exactamente lo que harán contigo si te encuentran -dice tranquilamente mientras sigue caminando 

-¿Por qué?

-Porque eres más poderosa que antes -dice con una sonrisa mientras se gira para darme la cara y seguir caminando de espaldas 

-No hagas eso, vas a tropezarte 

-¿Apostamos? -dice con un brillo de diversión especial en los ojos

-No, no me gusta apostar 

-Aburrida -me saca la lengua y se gira para caminar normal 

-¿A dónde iremos?

-Tenemos que encontrar algo 

-¿Qué cosa?

-Algo que estoy buscando

-¿Y qué es?

-Una cueva donde te mataré -dice mientras se gira para mirarme con seriedad 

Me quedo clavada en el pasto por el impacto de la gran significancia de sus palabras. Ver que su mirada tiene cierta diversión y la combinación de terror que su presencia me provoca cuando dice ese tipo de cosas son una combinación que me hace temblar de miedo y querer salir corriendo lo más lejos de ella.

Pero Meritxell empieza a reír a carcajas y cae al piso muerta de la risa.

-¡No tienes ni idea de la cara que has puesto! -dice sin dejar de reírse -Es lo mejor de lo mejor -dice revolcándose de la risa  

-Basta, eso no es gracioso

-¿Quién dice que no? -pregunta divertida mientras se sienta con las piernas cruzadas y sonriendo ampliamente con esa sonrisa de maldad 

-Yo 

-No me importa tu opinión de lo que es gracioso y lo que no lo es -dice mientras cierra sus ojos con tranquilidad y da dos respiraciones profundas 

De la nada comienzo a escuchar a una serpiente de cascabel, con ese sonajeo en su cola tan característico. 

-Meritxell -digo con la voz temblorosa 

-Está detrás de ti -dice con los ojos cerrados y sin inmutarse

-¿Qué? -pregunto aterrada

-No hagas movimientos bruscos, gira lentamente, deja que la energía de tus manos entren a su cuerpo y roben la suya, déjala sin vida -dice tranquilamente 

-¿Cómo puedes pedirme algo así? -le pregunto molesta 

-Está detectando tu enojo y va a atacarte, si no te das prisa ella te matará primero

-Ayúdame -le suplico desesperada

-Puedes hacerlo, incendiaste una iglesia abandonada y prácticamente dejaste a cuatro brujos inconscientes, una serpiente no representa el mayor de tus desafíos

-No lo haré

-Bien, tienes dos minutos, la serpiente se está molestando con nuestra presencia

En cuanto termina de hablar el serpenteo de su cola se vuelve más fuerte.

-No puedo hacerlo

-¿Entonces para tu funeral prefieres las margaritas o las rosas? -pregunta con tranquilidad 

-Maldita sea -maldigo entre dientes al ver que no conseguiré la menor de su ayuda 

Me giro lentamente con el corazón desbocado sobre mi pecho, haciendo que respire con dificultad y que mis manos estén temblando. 

El alma se me cae hasta los pies, cuando veo el tamaño de la serpiente, es enorme, quizá haya sufrido de una mutación porque esa cosa horrorosa es monstruosa.  

Veo a Meritxell una última vez por encima del hombro y veo que sigue en la misma posición, como si estuviera meditando, justo ahora, cuando más la necesito. 

Planto mis pies con firmeza uno detrás del otro y tomo una respiración, pero se me corta a media inhalación cuando veo que la serpiente comienza a levantarse, con su mirada penetrante sobre la mía, comienza a levantarse más y más hasta que rebasa mi estatura.

-¿Meritxell?

 -Ataca antes de que te mate -dice tranquilamente 

-Tengo miedo 

-Lo sé, lo sabes y tu enemigo también está consiente de ello, aquí lo verdaderamente importante es... ¿Qué harás al respecto?

Tomo mi primera respiración sin cerrar los ojos, porque tengo miedo de que me taque en cuanto lo haga. Tomo mi segunda respiración y comienzo a concentrarme en ese cosquilleo en las palmas de mis manos. A la tercera respiración hago énfasis en concentrar esa energía, dejándola fluir, no me cuesta el más mínimo esfuerzo que los rayos amarillos comiencen a salir y a conectarse entre ellos, como una perfecta tormenta de rayos. 

Apunto hacía el cuerpo de la serpiente y la dejo fluir en un golpe certero, que provoca que la serpiente libere un aullido extraño, como si fuese otra especie, comienza a revolcase y a levantarse dispuesta a atacar. 

Libero otra carga de rayos amarillos, pero está vez permanezco lanzándolos continuamente. 

-Vas a cansarte -escucho la voz tranquila de Meritxell -Tienes que robarle su energía, tienes que dejarla muerta no tostada 

-¿Cómo hago eso? -pregunto mientras suelto otra ráfaga de rayos amarillos saliendo con estruendo de las palmas de mis manos, impactando contra el cuerpo tan imponente de la serpiente sin compasión  

-Concéntrate para formar un látigo de rayos, apunta con él hacia los ojos de la serpiente, siente su energía y consúmela atrayéndola hacía ti 

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora