XXXVI

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Eran las once de la noche y estábamos por fin llegando al famoso castillo abandonado, mejor conocido como La Rosa. 

No podía mentir, el aspecto era completamente siniestro, perturbador y solitario. Pero también tenía cierto misterio y encanto, el aire abandonó mis pulmones cuando contemple su majestuosidad en todo su esplendor. Era una estructura tipo gótica, con enormes gárgolas demoniacas hechas de piedra negra cuidando todo el lugar desde los tejados. 

El aire golpeaba con gran fuerza y estruendo desde está altura y una ligera niebla se empezaba a abrir paso a nuestro alrededor. El bosque que lo rodeaba por la parte del frente tenía los arboles más grandes y sus troncos eran mucho más gruesos de los que solíamos ver en casa. 

Tal como me dijo Meritxell, el castillo estaba justo en la orilla de un risco y justo del otro lado estaban las feroces y mortales olas del mar que golpeaban y se movían con espero como si estuvieran luchando contra ellas mismas en una guerra sin fin. 

La luna llena estaba en su punto más alto resplandeciendo, llevándose todo el protagonismo de aquella vista. 

-Bien comencemos entonces a preparar la barrera 

-¿Barrera?

-Recuerda que a partir de ahora tienes que hacer cualquier cosa que te diga, sin cuestionarme y sin permitir que tu curiosidad te gane 

-De acuerdo 

-Ven a mi lado 

Hago lo que me pide sin perder un segundo. 

-Voy a levantar una barrera invisible más fuerte de derribar que a las que te has enfrentado tú, cuando te lo ordene tu cubrirás con rayos una capa protectora sobre él ¿De acuerdo?

-Sí -le digo mientras trato de ocultar que la voz me está temblando 

Meritxell balbucea unas cosas en un tono más bajo que un susurro y comienza a mover sus manos de un lado hacia otro con gran destreza, después empieza a jalar sus manos hacia arriba y la tierra empieza a temblar por debajo de nuestros pies. 

Una barrera azul empieza a surgir de la nada en dirección al cielo. 

-Ahora -me dice con la voz firme sin dejar de concentrarse para que la barrera siguiera creciendo cada vez más 

Tomo mis tres respiraciones y el cosquilleo pronto se convierten en rayos blancos que salen con fuerza de mis manos, apunto y disparo, haciendo que los rayos cubran la barrera, veo como se mueven por todos lados y como se esparcen sin la menor de las dificultades 

-Sigue -me ordena Meritxell

Y yo continuo desprendiendo rayos que cada vez cubren más la barrera. 

-Detente 

Así lo hago y veo como la enorme barrera está cubierta y en su punto máximo, completamente indestructible e impenetrable.

-Nadie va a poder atravesar esto -le digo sin aliento 

-Esa es la idea -me mira con seriedad y profundidad -Vamos dentro que empezará la verdadera emoción 

La sigo de cerca y ambas entramos a los abandonados pasillos del majestuoso castillo. Subimos las enormes e imponentes escaleras con el paso firme haciendo un eco que chocaba contra las paredes y que avisaba que estábamos aquí y que cualquier soledad que hubiera existido se había esfumado con nuestra presencia. 

Llegamos hasta la habitación más grande y la más alta de todo este lugar. El lugar estaba completamente despejado y el cambio de temperatura fue demasiado notorio. 

-Ve a repartir las semillas que harás crecer al mismo tiempo como si fueras a formar cada hora de un reloj enorme que abarque casi toda la habitación -me dice Meritxell mientras me da una bolsa llena de semillas

La tomo y voy a colocarlas perfectamente alineadas y una vez que termino puedo ver que Meritxell está formando un escrito con jeroglíficos al centro del circulo, además a colocado una vela negra gruesa y grande al centro. 

-¿Listo?

Asiento con la cabeza y se pone de pie. 

-Bien, hazlas crecer al mismo tiempo -me mira con severidad -Solo tienes una oportunidad Yaiza, no puedes equivocarte porque si lo haces es mejor que te olvides de todo 

Tomo mis respiraciones y me hinco sobre mi rodilla. 

Coloco con decisión las palmas de mis manos sobre el piso, abro mis ojos con la llama encendida en ellos con gran determinación y siento la conexión con las doce rosas. Dejo fluir mi energía hasta ellas y les ordeno que crezcan. 

Siento como este lugar me vuelve mucho más fuerte, la llama de mi mirada es más abrazadora y las rosas empiezan a crecer grandes, poderosas, hermosas y peligrosas por esas afiladas espinas que cubren sus tallos. 

 Meritxell se coloca detrás de mi y comienza a disparar llamas azules a las rosas.

-No te detengas -me ordena 

Continuo con mi labor, mientras ella envuelve las rosas con fuego azul salvaje que arde en todo su esplendor, que lo sorprendente es que las rosas no se quemaban, sino que ardían con el fuego formando una vista jodidamente perfecta. 

El fuego empezó a crecer para extenderse uniendo la distancia entre una rosa y la otra, formando un perfecto y abrazador circulo envuelto en llamas, con rosas ardientes. 

Las rosas alcanzan el tamaño máximo y me pongo de pie, mientras mi mirada regresa a la normalidad pero sin ser capaz de admirar como algo tan imposible puede ser realidad. 

-Bien ahora préstame atención Yaiza 

Me giro y la miro.

-Vas a envolver en llamas la esfera de plasma con rayos azules que voy a formar ¿Me entendiste?

-Sí 

Veo que sin la menor de las dificultades comienzan a salir rayos azules que rugen en estruendo cuando se golpean unos con otros. Meritxell comienza a mover sus manos para amoldar y crear una esfera llena de poder, con rayos chispeantes y sumamente adictivos para admirar. 

-Dispara 

Formo llamas blancas en las palmas de mis manos, apunto y disparo a la esfera, que en cuestión de segundos se volvió mortal, no quiero ni pensar en el poder que esta conteniendo y todas las consecuencias que podría causar si no se maneja y controla tal como Meritxell lo hace. 

Ella contiene el poder de la esfera y mientras libera un grito la arroja con fuerza hacía el techo del castillo, el cual genera un golpe estruendoroso que me obliga a cubrir mis oídos, pero veo como destruye el tejado dejando paso un agujero perfectamente delimitado que dejaba ver la mitad de la luna llena que se movía cada segundo para centrarse.

-Yaiza, aquí 

La miro y ella toma una navaja entre sus dedos. 

-Hora de derramar nuestra sangre 

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora