LIII

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*** Narra Meritxell ***

Me despierto después de haber dormido tres horas en la casa de mis papás, mi cabeza está llena de cosas horrorosas y ni siquiera estas horas de sueño fueron capaces de despejar mi mente. 

El recordatorio de que era un traidora seguía doliéndome en la espalda, lo peor de todo es que no sabia con certeza si era dolor físico o psicológico y emocional. 

Edurne se sacrificó por mi, ella me odiaba desde que era una niña porque supuestamente tenía privilegios que Varsha jamás concedía a nadie, claro que yo no lo veía así precisamente. 

Me levanto y me cambio con ropa de batalla que mi madre tenía guardado en una especie de santuario. Tome la daga de doble filo con puñal en forma de serpiente de mi padre metiéndola en la funda y colgándola sobre mi cinturón. Me puse mis botas y peine mi cabello. 

Me mire al espejo y pude ver un ser vacío, sin nadie a su lado, un alma dispuesta a ir a enfrentar a un demonio que la convirtió en alguien miserable para después romperla en miles de fragmentos y que no tuviera la oportunidad de volver a levantarse. 

El hecho de pensar en todo lo que había pasado ayer hacían que quisiera enterrarme bajo tierra varios metros, todos me escucharon gritando, me vieron retorciéndome de dolor, le suplique y rogué a la persona que mató a mis padres piedad. Debo de estar completamente hecha una basura para llegar a semejante magnitud, semejante humillación. 

Una corazonada en mi pecho empieza a crecer y me miro al espejo. 

-Ya no sé que está bien, no sé que está mal, no sé que hacer o a quien seguir, no tengo un propósito, estoy llena de coraje y rabia porque Varsha ha otorgado dones a brujos leales a ella pero ni siquiera me tuvo entre sus opciones, fui la que hizo posible todo esto y a la que más caro le costó -las lágrimas se acumulan en mis ojos -No sé que hacer, me siento cansada de luchar por cosas, que la vida me siga pateando como le plazca

Me abrazo a mi misma pero mi relejo en el espejo no imita mis movimientos, sino que permanece firme en su lugar con la mirada sobre la mía. 

-¿Pero que...?

-¿Ya dejaste de quejarte de lo asquerosa que es nuestra vida?

Y entonces un recuerdo invade mi mente, cuando era apenas una niña, cuando me sentía derrotada completamente sola, adolorida por los golpes de Edurne, o por los castigos aterradores de Varsha, siempre me refugiaba en una esquina de la choza con un pedazo de espejo, para poder hablar con mi reflejo. Mi mente jugaba conmigo haciendo que mi reflejo a pesar de que se viera igual que yo, actuara de forma distinta, para sentir que no estaba sola, que había alguien más acompañándome y dándome fuerza para levantarme y seguir adelante. Dándome la compañía que tanto necesitaba y anhelaba. 

-Tenía mucho tiempo sin verte -le digo con tristeza 

-Lo sé ridícula, pero no te habías derrumbado tanto como ahora, es justo ahora que me necesitas

Me siento sin dejar de ver mi reflejo ni un solo segundo porque tengo miedo de que también desaparezca y me deje sola. 

-¿Cómo te sientes? -me pregunta 

-Sin un propósito en concreto

-Creí que destruir a Varsha era uno 

-Sigo sin querer hacerlo del todo 

-¿Aún le tienes miedo?

-Sí, incluso más después de lo que me hizo ayer, ni siquiera estaba ahí solo era una conexión y envió parte de su energía a labrar la palabra que ahora me acompañara por el resto de mi vida sobre la espalda -la miro con tristeza -¿De qué no va a ser capaz cuando esté enfrente de ella?

-Necesitas tu poder azul 

-Ella lo tiene 

-¿Puedes escalar rangos con el poder del hechizo de herencia de tus padres?

-No, tengo que conformarme con este rango

-Entonces te propongo algo

-¿Qué?

-Ve, enfrenta a Varsha con toda esa bola de inservibles brujos, para recuperar lo que te pertenece, tu poder azul, luchaste contra el demonio de Gorkat para ganarlo, estuviste por rendirte ante su poder pero no lo hiciste, demostraste lo talentosa que eres

-Varsha no lo cree así 

-Al carajo Varsha, ella y todo su estúpido daño psicológico que arrastras desde que eras una bebé, la respetaste y no te sirvió para nada, solo le dejaste en bandeja de plata el poder destruirte 

-Es que ella es...

-¡ELLA NO ES TU MADRE! -me dice con crueldad, firmeza y una sinceridad que me dejan sin aliento 

Ese golpe me deja sin aire en los pulmones. Esa verdad que callaba dentro de mi ser. 

-No necesitas su aprobación porque ella no es tu madre, es un ser que te utilizó para sus bienes, se deshizo de ti en cuanto dejó de necesitarte, no te protegió, no te cuidó jamás, solo fuiste su marioneta 

-Ella... necesito su aprobación 

-No, no la necesitas porque ella no es nada ni nadie en tu vida ahora, solo fue tu torturador todos estos años, hizo que le tuvieras miedo porque si te revelabas contra ella lograrías acabarla como lo hiciste con Gorkat

-Gorkat era un demonio de rango inferior 

-No lo era, te convenciste de que así era, pero no es así Meritxell

Los ojos se me llenan de lágrimas y se escurren con lentitud sobre mis mejillas. 

-Ya basta de que te controle tanto ¿No? 

-Sí 

-¿Y qué harás al respecto?

-Acabar con ella 

Su sonrisa se vuelve grande, resplandeciendo en todo su rostro. 

-¿Cómo la harás?

-Recuperando mi poder azul, manteniendo a salvo a Yaiza y a su familia

-¿Qué? -pregunta confundida 

-Debes saberlo mejor que yo, Yaiza se ha convertido en un punto débil para mi, y su familia me da absolutamente igual si muere o vive, pero su sufrimiento empieza a afectarme también 

-¿Y no es mejor deshacerte de los puntos débiles?

-No, porque aparte de ti es lo único que me queda, no quiero perder su amistad, aunque es insoportable, tonta, berrinchuda, terca, patética y sea un asco como bruja, siempre está ahí para mi

-Entonces no pierdas tiempo, necesitas ir al último combate presentarte con el alma restaurada y mostrarles quien manda 

La oscuridad resplandece de nuevo en mi mirada, me pongo derecha tomando mi postura sofisticada, sonrío y puedo volver a verme como esa Meritxell que me gusta ser. 

No hay duda, me he encontrado nuevamente y tengo establecido un nuevo propósito en la vida.

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora