II

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Mi papá baja las escaleras junto con mi mamá tomados de la mano mientras ríen por algo que le acaba de susurrar mi papá al oído. Los cuatro nos sentamos alrededor del comedor para poder comer en silencio.

-Mamá, papá –dice Jeannette provocando que ambos la miren con atención -Estoy muy preocupada por mi hermana, ayer se quedó pasmada sin hacer ni decir nada y hoy creyó tener una charla con una chica, pero solo era una alucinación

Ambos me miran de una forma extraña así que no puedo evitar sentirme como un bicho raro.

-¿Qué fue exactamente lo que pasó? -me pregunta mi papá

Les cuento absolutamente todo, como la punzada de dolor fue empeorando, después la alucinación con la sombra y como esta mañana platique con Meritxell.

-Tendré que llevarte a ver un psicólogo -dice mi madre tan relajada y como si no fuera importante 

-No necesito ir a contarle nada a nadie para que me mire como un bicho raro, con ustedes tengo suficiente

Me levanto de la mesa y voy a mi cuarto a recogerlo con algo de coraje, pero eso me ayuda a ser más eficiente porque así no tengo distracciones.

Cuando se hace la hora para marcharme a la escuela me cambio con mi uniforme. Tomo mi mochila y me voy sin esperar a Jeannette, necesito estar a solas y poner en orden mi cabeza, así como bajar el coraje que traigo porque si le contó a mis padres lo que pasó cuando le pedí que no lo hiciera.

-¿Por qué tan sola? ¿En dónde dejaste a tu hermana?

Me giro para poder ver a Nina, mi vecina y amiga desde la infancia porque somos de la misma edad, por lo tanto, siempre hemos estado en el mismo salón de clases desde el preescolar.

-Tuve cierto problema con ella

-¿Algo grave?

-Para nada

-Bueno en ese caso, vamonos juntas –entrelaza nuestros brazos y caminamos en sincronía

Al llegar a nuestro destino lo primero que mis ojos visualizan es a Meritxell, tan solitaria y tan distinguida como siempre. Con su chaqueta negra por encima del uniforme y con una cadena de plata que cuelga en el costado derecho de su falda del uniforme en forma de "U". 

Ella me mira a los ojos y me es imposible apartar la vista, es como si yo fuera un metal siendo atraído por un imán.

No sé como pero mis piernas caminan por sí solas hasta donde está Meritxell, que no aparta ni un solo segundo su vista de la mía.

-Si hablamos en el bosque ¿No? -es lo primero que pregunto al estar delante de ella

-Sí ¿Por qué?

Su seriedad y profundidad en los ojos cada vez era más misteriosa e intrigante.

-Porque mi hermana no te vio

-Debería de checarse con un oculista, no ver a una persona que está pasando por su lado es grave 

Se da media vuelta y se va, dejándome ahí plantada en medio del pasillo.

Las clases pasaron con normalidad y con mucha calma a mi alrededor, todo siendo de lo más ordinario, pero algo dentro de mi se sentía diferente. 

***

Estaba saliendo de la escuela luego de que terminaran todas mis clases a paso seguro cuando veo a Meritxell internándose en el bosque. Así que comienzo a seguirla, una parte de mi gritaba que me fuera de ahí, que no la siguiera porque podía ser peligroso, pero mi otra parte moría de curiosidad, no era la primera vez que iba al bosque sola y yo sinceramente no podía estar más que intrigada, además no tenía a mi hermana rondando a mi alrededor y ese lujo no me lo puedo dar todos los días.

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora