XII

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*** Narra Yaiza ***

Me despierto de golpe, sintiendo como si un camión me hubiese atropellado y estuviera despertando de un coma sin anestesia. 

Todo mi cuerpo estaba cubierto de sangre y apenas podía moverme. A lo lejos veo como Meritxell cae de rodillas con una gran rendición en su rostro.

Veo como Jeannette lanza un conjuro sobre ella para que quedé paralizada, pero Meritxell está perdida, no tiene intención de luchar, puedo verlo en su mirada. Es como si se hubiera rendido.

Pero mis padres no, ni mi hermana, eso significa que la van a matar.

Los tres la acorralan y me trato de levantar con gran pesar, al primer paso que doy me caigo de rodillas y maldigo por ser tan débil.

Mi padre toma una daga oscura de doble filo con firmeza sobre su mano, mientras Jeannette sujeta los brazos con la soga invisible a Meritxell. Mi madre se acerca y jala con brusquedad el cabello de Meritxell hacía atrás, exponiendo por completo su cuello. 

-¡No le hagan daño! -les grito con angustia mientras me pongo de pie y corro hacía ellos con todas mis fuerzas

Mis piernas corren veloces por la desesperación, una por delante de la otra. 

Mi padre está a punto de enterrar el cuchillo sobre el cuello de Meritxell para dejarla sin vida. No voy a alcanzar a llegar para detenerlo. 

-¡BASTA! -grito con firmeza y gran estruendo mientras alzo la palma de mi mano lanzando una fuerte ráfaga de viento que provoca que los cuatro salgan volando por los aires 

Tropiezo con una roca y caigo rodando por el piso, sintiendo cada golpe, cada rasguño y herida sobre mi piel. 

Alzo la cabeza en busca de Meritxell y solo por unos segundos veo que me mira con sorpresa, con un verdadero impacto. 

-Vete -susurro apenas audible y me desvanezco, abriendo paso a la inconciencia 

***

Abro los ojos con cuidado, pestañeando con frecuencia para que mis ojos puedan adaptarse a la luz. 

Miro a mi alrededor con cuidado y veo que estoy en mi habitación, por la ventana se asoman unos rayos de sol tan claros que le brindan una calidez a mi cuarto que me hacen sentir en casa.

Por la puerta veo que entra Jeannette que tiene una charola con lo que parece ser mi comida. 

-Hola Yaiza -susurra con una sonrisa sincera y cariñosa 

-Hola -susurro apenas audible -¿Qué fue lo que me pasó?

-Nada de que preocuparse, solo estás cansada y necesitas reposo

-¿Dónde está ella? -pregunto temerosa

-Logró huir 

Y el recuerdo de pronto atormenta mi cabeza, yo corriendo mientras mi padre está a punto de matarla a sangre fría frente a mis ojos.

-Dime la verdad ¿La han matado?

-No, ella huyó antes de que pudiéramos volver a inmovilizarla -suspira -Por un momento creí que podríamos deshacernos de ella, Meritxell estaba derrotada y rendida, pude verlo en su mirada 

-¿Entonces lograron sacarme a Varsha? -susurro con nerviosismo 

 -Sí -dice con una sonrisa llena de felicidad -Por cierto, si preguntan has estado con un fuerte resfriado todos estos días y por eso no has asistido a la escuela ¿De acuerdo?

-Está bien -susurro 

-¿Tienes hambre? He traído algo de pollo, verduras...

-No, llévatelo -la miro -Solo quiero descansar

-De acuerdo -se acerca y me da un beso en la frente -Duerme un poco 

Cuando está por salir de mi habitación le pregunto lo que tanta curiosidad y confusión me ha causado, esa pregunta que me abruma desde que recordé lo último que pasó antes de desvanecerme. 

-Jeannette... 

-¿Sí?

-¿Habían sacado a Varsha de mi cuerpo cuando logré desatar la ráfaga de viento sobre ustedes para que no mataran a Meritxell?

Ella me mira sin expresión en el rostro.

-¿De qué hablas? -me mira confundida 

-Para que no trataran de matar a Meritxell -me reincorporo en la cama abrazándome a mi misma sintiéndome insegura -¿Cómo lo hice si Varsha estaba fuera de mi cuerpo?

-Es que no has sido tú -me mira con seriedad -Ha sido Meritxell quien se ha aprovechado de la situación, ella lo planeó todo para dejarte confundida y en nuestra contra 

-No estoy en su contra -le aseguro 

Ella sonríe. 

-No sabes lo feliz que me hace saber eso -dice aliviada 

-Trataré de dormir -me recuesto en la cama 

Jeannette se va y me deja sola, sintiéndome vacía.

***

Me despierto cuando han pasado cuatro horas desde que desperté la mañana de ese mismo día, así que decidí tomar una ducha para tratar de relajar la tensión de los músculos sobre mi espalda y cuello. 

Cuando termino, me envuelvo en una toalla y voy hasta mi armario para vestirme con unos jeans desgastados y una playera cualquiera. 

Voy hasta mi tocador y comienzo a desenredar mi cabello sin dejar de mirar mi reflejo a través del espejo. 

¿Por qué me sentía tan diferente?

¿A caso me había acostumbrado a la invasión de Varsha en mi cuerpo? ¿En recibir ese aroma a rosas todo el tiempo, a ese cosquilleo sobre las palmas de mis manos, el poder sentirme indestructible y poderosa?

Ahora estaba aquí, sentada frente a mi espejo desenredando los nudos de mi cabello como una simple chica de 17 años, sintiéndose insignificante y utilizada. 

Bajo las escaleras con cuidado de que mi fuerza no se esfume y termine rodando por ellas en picada, cuando lo logro recorro la casa en silencio, al parecer ni mis padres ni mi hermana estaban en ninguna parte. 

Escucho a alguien entrando por la puerta principal y veo a mi padre con su ropa casual y su cabello perfectamente peinado hacia un costado. Al verme ahí parada en medio de la sala se sorprende y sonríe con calidez. 

-Cariño, creí que descansarías más tiempo 

-¿Dónde estabas?

-Estaba reparando el auto -dice mientras me enseña sus manos cubiertas de grasa y suciedad -¿Y tú?

-Solo quería bajar de mi habitación  

-Ya veo ¿Cómo te sientes?

-Mejor -miento -¿Dónde están mi mamá y Jeannette?

-Fueron a traer las compras para la cena y el desayuno de mañana

Me siento en el sillón y libero un suspiro agotador. 

-¿No me estás mintiendo cierto?

-No, no tendría porque hacerlo 

-¿Tú consideras que ocultarle información a una persona y mentirle descaradamente, es lo mismo?

-Yaiza

-Es una simple pregunta sobre tu punto de vista -lo miro -¿Lo es o no?

-No lo sé, nunca me había puesto a pensar en eso 

-Bueno, tenemos toda la tarde, ven a tomar asiento y dame tu respuesta cuando estés listo -palmeo el lado del sofá en el que estoy sentada 

-No considero que sean lo mismo ¿Contenta?

-No, pero gracias por tu sinceridad -le digo mientras me giro y me quedo mirando un punto fijo en la pared

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora