XIII

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*** Narra Meritxell ***

-Catorce... -susurro apenas audible mientras otro latigazo envuelto en llamas abrazadoras azotaba sobre mi espalda, desprendiendo un dolor que me hacia tiritar cada fibra de mi cuerpo -Quince -digo sin aliento cuando recibo el último latigazo de castigo 

Estoy postrada de rodillas, con quince latigazos sobre mis manos que ahora estaban destrozadas y bañadas en un charco de sangre. Los otros quince latigazos que había recibido como castigo fueron sobre la espalda, la cual me ardía como jamás había sufrido en mi vida. 

-Ni una sola lágrima -escucho la voz de Varsha -Menos mal no eres tan ridícula e inservible 

-¿Puedo... curarme? -pregunto con la voz entrecortada mientras sigo temblando y con los chorros de sangre desbordando por todas mis heridas 

-No -dice firme y sin compasión

Trato de concentrarme en respirar bien y en ser fuerte, recibir mi castigo por perder la oportunidad de que Varsha pudiera apoderarse de un cuerpo humano no es cualquier cosa. 

-Me has decepcionado como nunca nadie lo había hecho, eres una basura inservible -me regaña con esa voz tan firme que me aterra, esa voz a la que he hecho enfadar por mi poca capacidad para defendernos  

Tengo la vista agachada rodeada del charco húmedo de mi sangre, luchando con todas mis fuerzas por no llorar, por no mostrar dolor ni debilidad. 

-¿De qué ha servido tanto esfuerzo? ¿De qué me sirvió salvarte cuando apenas eras una niña? Debí dejar que te mataran, que te torturaran -dice con desprecio 

Siento una opresión en el pecho tan fuerte que siento como si me ahogara, sus palabras siempre duelen más que cualquier golpe físico que pueda recibir de su parte. 

-Eres una niña indefensa, sin talento, que no sirve para nada, que siempre ha tratado de dar lo mejor de ella cuando todos sabemos que no es suficiente 

-Dame otra oportunidad -le digo en susurro, haciendo un esfuerzo inhumano por seguir consciente después de todo el dolor al que estoy siendo sometida desde que la invoqué en mi pequeña casa al salir huyendo del campo de batalla 

-¡TE LARGASTE COMO UNA COBARDE! -ruge llena de ira 

-No podía concentrarme 

-Pretextos, siempre son pretextos contigo Meritxell, solo son palabras que escupes de la boca, debería matarte aquí mismo y usar tu ejemplo para que no vuelva a tener compasión de nadie 

-Yaiza... tiene poderes 

-¿Qué? -me pregunta confundida pero sin dejar de ser delicada, sofisticada y sumamente terrorífica  

-Ella arrojó una ráfaga de viento por si misma cuando sus padres estaban a punto de matarme

-Eso es imposible, mírame a los ojos Meritxell -me ordena 

Siento como el terror se apodera de mi cuerpo al escucharla hablar de esa manera, levanto la mirada y conecto con esos ojos que son unos fuegos ardientes que quitan el aliento y deseas morir antes de pasar un segundo más admirando tanta crueldad, tanto terror, tanto sufrimiento y poder supremo. 

-Yaiza tiene poder -le digo sin inmutarme y demostrándole lo fuerte que puedo llegar a ser para mirarla a la cara -Ella logró derribarnos a los cuatro sin problemas 

-No puede ser posible, solo los primogénitos de las familias de brujos pueden tener poderes, Jeannette es su primogénita

-¿Y si Yaiza no es su hija? 

-¿Qué?

-¿Estás segura de qué ellos iban a matarme cuando terminaron con la vida de mis padres? -la miro con desafío, alzando una de mis cejas y dándole una mirada penetrante -¿Quien te dice que no iban a criarme haciéndose pasar por mis padres biológicos en un futuro? Alejándome de todo este mundo, volviéndome una mortal inservible -la miro con frialdad -¿Quien te dice que no hicieron eso con Yaiza?

Algo cambia en la expresión de Varsha, algo que jamás había visto, no se lo que era pero me sentí realmente bien, sabiendo algo que ella desconocía y que solo por unos segundos fui más inteligente que ella. 

-Tienes que comprobarlo 

-Lo haré -le digo sin dudar ni un solo segundo 

-¿Algo más que decirme?

-Si Yaiza es una primogénita y tiene poderes... puedo hacer el conjuro que mis padres intentaban realizar el día que murieron en manos de esos brujos asquerosos

El brillo en los ojos de Varsha se vuelve más abrazador y terrorífico. Tanto que tuve que agachar la mirada, porque el miedo me cohibió.

-¿Por qué ella haría eso por ti? 

-Porque me deberá un favor -le digo con media sonrisa 

-Será tu oportunidad de redimirte, una falla más y olvídate de todo Meritxell, si fallas lo habrás hecho para siempre 

Asiento con la cabeza.

-No habrá una tercera oportunidad

-No la necesito -le digo con firmeza 

-Bien, lo creeré hasta que lo vea 

La presencia de Varsha se esfuma y es cuando me permito liberar un grito de dolor que estaba conteniendo en lo más profundo de mi ser. 

Las lágrimas cubren mi rostro en cuestión de segundos y me siento tan jodida, tan adolorida, tan destruida y con mi orgullo pisoteado e inservible. 

Comienzo a curarme las heridas de la palmas de mis manos con la magia de sanación y después sigo con las de mi espalda, las cuales me hicieron gritar de dolor cada vez que tocaba una herida del látigo que me había marcado Varsha sin piedad, ella al ser un ser supremo las heridas tardaban más, por lo que el tiempo de sanación se propagaba y ni hablar del dolor que se duplicaba. Además las cicatrices que dejaba eran mucho más notorias y con un ligero ardor.

Cuando terminé me mire en el reflejo del espejo y limpie las lágrimas con rabia de mi rostro. 

-Eres una estúpida cobarde ¿Cómo te atreves a llorar y a gritar de esa manera? -me regaño a mi misma con enojo -Te han perdido el respeto que por años habías mantenido intachable, una bruja amarilla junto con sus padres lograron vencerte, deberías estar decepcionada de ti, has hecho que Varsha se enfurezca contigo, te cree una basura inservible 

Tomo una piedra del suelo y la estrello contra el espejo con todas mis fuerzas, partiéndolo en miles de pedazos. 

-Hora de demostrar que nadie pasa por arriba de ti sin salir ileso, es hora de demostrar de que estás hecha y de que Varsha reconozca que eres lo mejor que le pudo pasar, ella va a reconocer que eres buena y va a sentirse orgullosa de ti 

Tomo una respiración profunda y salgo con decisión hacía el bosque, tenía un largo camino por recorrer y un plan que perfeccionar. 

Si Yaiza era una primogénita todo se volvería más fácil, al menos para mi.  

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora