LXIII

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Torturo a Varsha más tiempo con el fuego que quema su piel, hasta que hago que miles de rosas se levanten de la tierra, ordenándoles que crezcan alrededor de Varsha para que la dejen inmóvil, asegurándome de que las espinas se entierren y dejen escurrir su sangre. 

-¿Es lo mejor que tienes? -me dice llena de ira 

-No, aún no -le digo mientras camino con las chicas a mis lados sin soltarme de los hombros por miedo a perder está conexión que nos está haciendo indestructibles contra Varsha  

-Únete a mi Meritxell, juntas podemos ser invencibles y lo sabes -dice ese demonio que hasta hace poco me tenía rendida a sus pies 

-Deje de estar interesada desde el momento en que me arrebataste todo, mi poder, mis ganas de vivir, mi orgullo y dignidad, ahora tu eres quien suplica 

-No vas a matarme porque me quieres como a una madre -dice con la risa diabólica 

-No, tú no eres mi madre, jamás lo fuiste y jamás lo serás -le digo con el tono de voz severo 

Varsha libera un grito y comienza a llenar a las rosas que la sujetan con flamas azules, así que me hinco con las chicas permaneciendo a mi lado en todo momento siguiendo cada uno de mis movimientos. 

Enciendo las llamas verdes y poderosas en las palmas de mis manos y las conecto con la tierra, que no tarda en avanzar con rapidez hacía las ataduras de Varsha, las cuales son consumidas por el fuego abrazador verde, consumiendo y extinguiendo por completo las flamas azules de Varsha. 

Ella libera un grito ensordecedor cuando empiezan a quemarla en vida, sufriendo y sintiendo cada quemadura. 

Me pongo de pie, empiezo a formar un látigo de rayos verdes que chispea y resuena con cada movimiento, me aferro sujetándolo con fiereza. 

-¿Tus últimas palabras? -le digo con rabia 

-Jamás podrás escapar del monstruo en el que te has convertido, no importa cuanto trates de ocultarlo tras las sombras, siempre saldrá a la luz, tú eres destrucción  

Envuelvo el látigo en su garganta ejerciendo fuerza para que no pueda respirar, ella se empieza a ahogar pero mantiene la vista fija sobre la mía, sé que jamás podré olvidar sus ojos, jamás. Y los veré todas las noches en mis pesadillas. 

Dirijo la punta del látigo y a su ojo y con decisión le arranco la vida para siempre. 

Ella libera un grito que nos hace tambalear pero no cortamos la conexión en ningun momento. La vida de Varsha es arrebatada y su cuerpo se desintegra en una sustancia negra espesa que comienza a desintegrarse. 

Caigo de rodillas completamente agotada, mientras que Yaiza y Jeannette hacen exactamente lo mismo. 

-¿Eso fue todo? -dice Yaiza apenas audible 

-Parece que si -dice Jeannette agotada y sin energía 

La tierra y todo el lugar empieza a temblar a nuestro alrededor, las paredes comienzan a agrietarse y se escucha como empiezan a derrumbarse los pisos superiores del castillo. 

-Tenemos que salir de aquí -les digo sin aliento -Vayan por su padre, yo iré por su madre 

Me levanto haciendo un esfuerzo sobrehumano para ponerme de pie, pero caigo de rodillas completamente agotada y sin energía. 

-Vamos piernas inservibles -las regaño furiosa -No pueden fallar ahora 

Me pongo de pie y voy hasta el cadáver de la bruja que mató a mis padres cuando yo era apenas era una niña, a la que estuve a punto de matar en múltiples ocasiones, la que me escuchó cuando me derrumbé por completo, con la que hice un pacto de sangre, la que contribuyó a que me recuperara después de lo miserable que me dejó Varsha, la que me dio el poder de herencia de mis padres, aquella que aceptó todo y mostraba cierta preocupación por mi hasta que se dio cuenta de que no valía la pena porque estaba todo perdido conmigo ya que no había rastro de humanidad en mi ser. La tomo de la mano y la arrastro conmigo con muchísimo esfuerzo.

Ambas traen al padre que está muerto y es el doble de pesado también arrastrando pues nuestros cuerpos están completamente agotados. 

Corto la palma de mi mano, derramo la sangre sobre el piso, digo el juramento y tomo la mano de Yaiza y con la otra la mano de su madre. Todos terminamos tomados de la mano y siento como somos arrastrados por un aire poderoso que nos envuelve y nos teletransporta fuera de este lugar que se derrumbaba sobre nosotros.

Salimos del castillo de la Rosa que se derrumba y se consume a si mismo metros bajo la tierra, y somos llevados hasta mi pequeña cabaña en el bosque. Mi lugar seguro, mi refugio y donde me siento yo misma, donde encuentro toda la tranquilidad que necesito. 

Todos terminamos en el piso de mi sala agotados sin poder recuperarnos del cansancio. Miro a las chicas. 

-Lamento la muerte de sus padres

Yaiza empieza a llorar desconsoladamente y Jeannette se le une, ambas lloran con tanta profundidad y sentimiento que mi alma se parte en dos. 

-¿Por qué no los salvaste? -me reclama Jeannette 

-Quise hacerlo -digo sincera -Trate, pero no lo logré -digo arrepentida 

-Somos unas huérfanas por tu culpa 

-No es su culpa -dice Yaiza -Cada uno de nosotros decidió entrar ahí y enfrentar a Varsha, incluso Meritxell dijo que no nos salvaría, pero aún así lo intentó 

Jeannette llora más fuerte y me mira.

-Lo siento Meritxell, lo siento de verdad, es que me duele demasiado pensar que no están más aquí  

-No te disculpes, estás sufriendo y necesitas encontrar a un culpable 

-Pues ya está muerta quien lo provocó -dice Yaiza -Y jamás volverá 

-¿Qué era ese poder verde que despendía de nuestras manos? -pregunta Jeannette mientras limpia sus ojos y me da una mirada de suplica para cambiar el tema 

-No tengo ni la menor idea -le digo sincera -El poder supremo es el rango azul, no hay nada acerca del verde, jamás escuche hablar de él  

-Pues funcionó -dice Yaiza -Es lo importante 

Levanto mi mano con dificultad y enciendo una llama sobre mi palma. 

Es azul.

-¿De qué color es su llama? -les pregunto 

Ambas levantan sus manos y unas llamas moradas las iluminan con resplandor. 

-¿Subimos de rango? -pregunta atónita Jeannette 

-Eso es lo que parece 

-Pero el tuyo sigue siendo azul -dice Yaiza confundida 

-Es el rango superior, no se puede hacer nada para superarlo 

Las tres permanecemos en silencio, miro el cadáver de Fairuz y mis ojos se llenan de lágrimas sin poder evitarlo o contenerlo. 

-¿Qué ocurre? -dice Yaiza con preocupación 

-Lamento haberlas dejado huérfanas -les digo con la voz quebrada 

Me derrumbo en un llanto desconsolado. Yaiza corre a abrazarme con fuerza. 

-No es tu culpa

-Perdóname Yaiza... hice que perdieras a tus segundos padres...

-No lo hiciste, mírame Meritxell 

La miro y ella limpia mis lágrimas. 

-Tu hiciste todo por salvarlos, no te culpes por algo de lo que no tenías ni control ni responsabilidad 

-Sé que toda mi vida deseé matarlos... porque realmente los odiaba... pero no quería que esto pasara, no así 

-Shh, ya tranquila

-No quería dejarlas solas y desprotegidas... 

Jeannette se acerca y también me abraza, siento sus lágrimas escurriendo por sus mejillas. 

-Gracias por terminar con ese demonio -dice sin soltar su agarre a mi alrededor junto con Yaiza -Gracias por no rendirte y por sacarnos con vida de ahí 

Las tres lloramos en silencio por horas. 

No estoy segura de que me estaba pasando, estaba muy sentimental, el hecho de haber sobrevivido a lo que yo creía que sería mi muerte segura era mucho más de lo que esperaba, en todos los sentidos, esta situación me superaba. 

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora