XXXIV

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Un demonio. 

Es un ser supremo, al que se le debe de tener respeto, cuidado y evitar a toda costa hacerlo enfurecer, ya que puede ser mortal el simple hecho de mostrarle frente. 

¿Pero cómo prestarle respeto si te encuentras en una situación en donde es tu vida la que está corriendo riesgo?

El demonio al que me estaba enfrentando, solo estaba cansándome y me estaba permitiendo lastimarlo, para que yo me confiara. 

¿Cuál es el peor enemigo que puedes tener en una batalla?

Tu ego. 

Me creía capaz de destruir sin el más mínimo de los esfuerzos a este demonio llamado Gorkat. Que equivocada estaba.

En uno de los movimientos que sentí que serían letales y le pondrían fin a esta guerra me sujeto de un tobillo con una rama venenosa que envolvió mi tobillo paralizándolo por completo durante unos minutos. No pude evitar no caer de rodillas y así logró evitar que pudiera matarlo, esa maldita escoria me había debilitado en un movimiento sencillo y certero. Pero ese fue mi error, distraerme. 

Me disparó Gorkat cuando estaba distraída y me hizo volar por los aires, estrellándome contra un par de arboles que terminaron partidos a la mitad por los fuertes impactos que recibían con mi cuerpo. 

Cuando traté de ponerme de pie me dio una descarga eléctrica que me hizo gritar en agonía por el dolor que me provocaba, algo tan desgarrador, entumecedor y agónico. 

¿Le bastó eso?

Claro que no. 

Comenzó a arrojarme látigos envueltos por llamas ardientes que liberaban un estruendo en cuanto hacían contacto con mi piel abriéndola abruptamente mientras la sangre salpicaba por todos lados. 

Así que ahora estaba tratando de mantener firme un campo de fuerza que impedía que me tocaran las bolas de plasma que me arrojaba una detrás de la otra sin descansar. Mi cuerpo estaba entumecido, las heridas me ardían y mi mente no estaba lo suficientemente despejada para poder contraatacar. 

El hecho de estar peleando con un demonio, era razón suficiente para que me acobardara como una pequeña niña indefensa, sin esperanza de poder derrotar a algo que es supremo a ella. 

<<Eso es, sigue haciendo esto>> dice una voz en mi cabeza <<No sabes lo ridícula y patética que te vez>>

 -Lárgate de aquí -le digo con desprecio mientras siento como se tambalea el campo de fuerza por una pequeña grieta que comenzó a formarse en el centro 

<<Que asco me das Meritxell, siempre tan distinguida, con porte, con la arrogancia necesaria para imponer respeto>> se burla <<Mírate ahora, un ser insignificante que no puede luchar>>

-Si no me vas a ayudar lárgate Varsha, suficiente tengo con mis propias sombras que cargo en la espalda para que vengas a aumentar la carga 

Mis pies resbalan sobre el césped con brusquedad cuando las bolas de plasma se hacen más grandes y los impactos con el campo se vuelven mucho más bruscas. 

<<Ríndete, pierde esto con honor>>

  -No voy a rendirme -le digo con rabia 

<<Deberías, de todos modos más inservible no puedes ser>>

El coraje me invade, cada una de mis células se llena de rabia y aferrándome a ella, libero un grito generando una fuerza descomunal que se desprende de mi cuerpo arrasando con todo. Las bolas de plasma que ya estaban creadas estallaron en segundos y el demonio que estaba dentro del cuerpo del hombre salió volando por los aires. 

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora